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Las sospechas sobre Aguirre y Cifuentes tensan la relación entre PP y Ciudadanos a unos días de la investidura

Isabel Díaz Ayuso e Ignacio Aguado en la Asamblea de Madrid. / Ricardo Rubio / Europa Press

Sofía Pérez Mendoza

Iba a ser uno de los grandes días para PP y Ciudadanos. Este martes se oficializaban los apoyos a la investidura de Isabel Díaz Ayuso tras la ronda de contactos y tanto ella como Ignacio Aguado, el futuro vicepresidente, salían sonrientes a sendas ruedas de prensa. Pero el pacto ha quedado en un segundo plano. La corrupción del PP, Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes han sido los protagonistas del día. La solicitud de la Fiscalía de imputar a las dos expresidentas ha estropeado la fiesta a los dos socios de Gobierno y ha hecho aflorar la desconfianza entre ellos a pocos días de la investidura. 

Antes de empezar a funcionar en conjunto, el líder madrileño de Ciudadanos ya ha mostrado veladamente su desconfianza hacia el PP. Aguado ha prometido “fiscalizar” su actividad desde dentro del Gobierno y no solo “desde la oposición” como hasta ahora. Un argumento que ya ha utilizado más veces Ciudadanos para intentar hacer compatible el discurso de la “regeneración” que enarbola con su respaldo a la continuidad del PP cercado por la corrupción en Madrid. “No hay mayor garantía de que la corrupción no se extienda como que entre Ciudadanos a cogobernar las instituciones”, ha apuntado este martes. 

El PP ha respondido de inmediato a Aguado. “Al Gobierno, tanto a los consejeros como al señor Aguado y a la señora Ayuso, quien les fiscaliza es la Asamblea de Madrid. No entre nosotros”, ha señalado el portavoz adjunto del grupo parlamentario popular, Alfonso Serrano, que con sus declaraciones ha manifestado nuevas tiranteces con la formación de Rivera. El primer encontronazo ya sucedió la semana pasada, cuando el Gobierno regional –del PP– nombró a dos altos cargos de Transportes sin esperar a la investidura y sin contar con Ciudadanos, que dirigirá esa Consejería según el reparto acordado en el pacto. 

El candidato socialista Ángel Gabilondo advertía de los recelos entre los tres partidos que votarán lo mismo en la investidura y avanzaba una legislatura complicada. “Yo no veo mucha confianza en esta alianza. Si uno va [Vox] va a hacer férreo marcaje desde la oposición y el otro [Ciudadanos] desde dentro del Gobierno, el clima de colaboración para hacer proyectos es complicado”, ha señalado tras comunicar al presidente de la Asamblea de Madrid que no apoyará a la candidata Isabel Díaz Ayuso en el pleno que se celebrará los próximos 13 y 14 de agosto.

Para Gabilondo, hay un debate sobre cuál es la “mejor manera de luchar contra alguien”. “Nosotros tenemos la idea de que lo que hay que hacer es enfrentar porque lo otro, aliarse con él para desde dentro lograr que cambie, lo que hace más bien es apuntalar, sostener y colaborar”, ha criticado en referencia a la declaración de intenciones de Ciudadanos de controlar al PP desde dentro del Ejecutivo. Por su parte, Iñigo Errejón invitaba el lunes a Ignacio Aguado a que pusiera “la mano en el fuego” porque en los próximos cuatro años no habrá ningún caso más de corrupción en el PP.

De “tenerlas cerca” a un “nexo como cualquiera”

Las sospechas de la Fiscalía sobre los gobiernos de la Comunidad de Madrid también han impactado en la próxima presidenta, que se ha desmarcado por primera vez de sus antecesoras en el cargo. Poco después de ser nombrada candidata, en enero, Isabel Díaz Ayuso aseguraba que Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes eran “un valor” dentro del partido y que le gustaría “tenerlas cerca” para contar con su “consejo”. 

Ahora, tras el señalamiento del Ministerio Público, la líder madrileña ha reducido su “nexo” con ellas al “del cualquier militante o afiliado” del PP, aunque trabajó para ambas. Fue asesora de Aguirre y la ideóloga y responsable de la cuenta de Pecas, el perro de la expresidenta. Con Cifuentes ocupó el puesto de viceconsejera de Presidencia durante algunos meses y se mostró como firme defensora de su inocencia en el caso Máster. 

Las investigaciones de las distintas tramas de corrupción llevaban años persiguiendo a Esperanza Aguirre, pero hasta el momento la histórica presidenta y líder del PP de Madrid había salido indemne y asistido desde la barrera del confort –ya apartada de la vida política– a las imputaciones y encarcelaciones de sus colaboradores más estrechos. Pero el paso de la Fiscalía ha dejado la puerta abierta a un giro de guion.

El Ministerio Público ha pedido su imputación tras considerar unos informes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil que la sitúan por primera vez en una de las reuniones de la trama de la financiación irregular del partido. Han pasado cinco desde el estallido de la trama Púnica. En la misma pieza que la UCO inserta a la expresidenta, la número nueve de un total de 11, estaría también Cristina Cifuentes, la líder más reciente y más mediática del PP de Madrid. Esta pieza aglutina los “hechos concernientes al desvío de fondos para pago de gastos del Partido Popular de la Comunidad de Madrid”. 

“No sé si hay alguien interesado en enturbiar el inicio de la legislatura”, ha sugerido Alfonso Serrano, portavoz adjunto del PP en la Asamblea de Madrid. “Pero estamos ilusiones y centrados en este proyecto político y queremos que la justicia actúe cuanto antes”, ha añadido en una entrevista en Telemadrid. Serrano asegura que quienes tienen “compañeros de partido” involucrados en casos de corrupción, quieren que “se resuelva cuanto antes”. 

Díaz Ayuso rechaza los vínculos con el PP de otras etapas y se presenta como “otra persona” con un “nuevo perfil” que no es “portavoz” de nadie. “Yo no reniego de nadie pero tampoco tengo que reivindicar nada. No tengo ese mandato ni esa obligación”, ha dicho. Y Aguado resta importancia al cerco del Ministerio Público sobre las expresidentas porque, en el caso de que finalmente las imputaran, “no forman parte” del nuevo Gobierno. El juez Manuel García Castellón ya valora la petición, que está sobre su mesa desde el pasado viernes y ha alterado la calma del PP y sus socios en Madrid tras desbloquear el acuerdo. 

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