Tiene tarea por delante Ricardo Alonso, nuevo decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid. Lo más básico: el edificio se cae a pedazos. Literalmente. Resuelto lo urgente, lo importante pasa por revitalizar una facultad de la que han salido buena parte de los principales juristas del país y que hoy está “moribunda” en lo académico –solo tiene 7.500 alumnos de los 20.000 que tuvo en su día– y atacar los conflictos ideológicos que persiguen al centro –agresiones, boicots de actos– considerado por muchos un bastión de la derecha muy a la derecha. “Los fachas o antisistema no tienen cabida aquí”, aseguraba un día antes de tomar posesión en el cargo el pasado martes.
¿Cúal es su proyecto al frente de la Facultad de Derecho?
La Facultad de Derecho en particular, la Complutense en general, y la universidad más en general, anda en un periodo de languidez, está medio moribunda, triste. Los alumnos no vienen a las clases, los profesores, tampoco. Yo llevo aquí 36 años desde que entré como estudiante y he visto la decadencia. Para empezar, del espacio físico: se están cayendo los pilares. Y esto tiene su reflejo en el deterioro espiritual, anímico... Hace 30 años no llegabas a la barra del bar de la cola que había. Ahora no hay nadie. Algo hemos hecho mal, yo incluido.
¿Cómo pretende hacer esta revitalización?
Hay que hacer esto más agradable. Por lo pronto hay que adecentar físicamente el edificio. Al gimnasio da asco entrar. Luego está el tema cultural. Tenemos un piano de cola precioso. Sería muy agradable tenerlo en la entrada principal con alguien, por ejemplo del conservatorio, tocando, o abrirlo a los alumnos... Tenemos una sala de cine cerrada hace 20 años con un espacio mejor que el 90% de los cines de Madrid. Y a partir de ahí reverdecer laureles, que es más complicado. Hay que recuperar el prestigio de una facultad que ha dado mucho a la sociedad española. El presidente del Constitucional, muchos magistrados, la presidenta de Madrid, el ministro de Justicia o el de Educación son excomplutenses y de esta facultad.
Hace poco, el rector fue muy criticado por regular la presencia y aportaciones de la empresa privada en la universidad.
Yo soy un radical defensor de lo público. Ahora bien, no es incompatible con ciertas medidas. Aquí hay un gimnasio que se cae. Un espacio grandísimo que cuesta unos 20 euros por alumno y no te puedes ni duchar. No tengo ningún problema en sacarlo concurso y que entre una empresa privada a gestionarlo, dejando muy claro que va a seguir costando 20 euros. No tiene nada de privatización. Todo lo que sea aportar medios a la universidad sin que esta pierda su absoluta autonomía, estupendo. Otra cosa es si la empresa privada utiliza la universidad para fines privados. O para impartir determinadas enseñanzas dirigidas a determinados intereses.
¿Qué opina un laico de que haya una capilla en la facultad?
Me veo imposibilitado para responder. Soy un laico convencido, llevo pasando por ahí 36 años, pero personalmente no me causa ninguna ofensa, quizá porque la gente ha sido muy respetuosa. ¿Tendría que estar? En un Estado laico y aconfesional probablemente no tendría que haber nada de nada. No me pronuncio sobre lo que haré el día de mañana. Yo soy un radical de la tolerancia. He lanzado un mensaje a los alumnos de que espero que el día de mañana se puedan organizar aquí seminarios por la mañana provida y por la tarde proaborto, por poner un ejemplo. Eso creo que tiene que ser esta facultad. Con la capilla hasta hoy no ha habido problemas.
En esta facultad se han promovido más los debates provida que los proaborto.
No tengo esa impresión. Justo hace unas semanas en el hall de la facultad me encontré como cien alumnos en un lado y otros cien en el otro. Los unos gritaban “viva la vida” y los otros “viva el aborto” porque se había organizado un debate provida. Yo estaba encantado. Esto es lo que se echa en falta en la universidad, esto debería haber todos los días con cualquier tema mientras no se pase la línea de la violencia verbal.
Pero le habrá llegado que esta facultad es un bastión de la muy derecha.
Yo de muy derecha tengo poco y de derecha también. No me dejan de causar cierta curiosidad estas afirmaciones. Es verdad que aquí hubo un decano significado de derechas durante 20 años, que fue José Iturmendi. Y ahora ha estado durante ocho Raúl Canosa, a quien los medios de comunicación presentan como un hombre significado del PP. Yo tengo trato con ambos y más allá de las ideologías de cada decano le puedo decir que no tengo la impresión de que esta facultad sea de derechas.
El otro día unos neonazis pegaron a un estudiante y le rompieron la mano.pegaron a un estudiante y le rompieron la mano
Me parece bastante lamentable. Llamé el chaval en cuanto me enteré dándole el apoyo de toda la facultad. Estos temas tan lamentables tienen que ser abordados a nivel policial, lo tengo claro. Que venga alguien a hablar y se monte una manifestación para que no pueda no lo entiendo, y eso se tiene que evitar desde la universidad. Lo otro es terreno delictivo y pertenece a la policía.
Pero estará de acuerdo en que algo pasa porque estas agresiones solo pasan aquí.
Sí, y habrá que poner fin a ello. Como yo soy una persona menos significada políticamente que otros decanos, quizá ha llegado el momento de intentar normalizar esto. No creo que tuvieran culpa los anteriores decanos, pero quizá haya llegado el momento de mandar un mensaje, que la Facultad de Derecho no es una facultad facha, es una facultad normal donde tiene cabida todo el mundo menos los fachas en el sentido tradicional del término como yo lo entiendo: “Tipo radical de derechas”. Ojo, tampoco los antisistema radicales, no tienen sitio en lo que debe ser una universidad razonable.