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Cuando el presidente de tu comunidad es un fondo buitre: gastos disparados y sin voz ni voto en el edificio

Las zonas comunes de uno de los bloques de Fidere, en Carabanchel. / Olmo Calvo

Sofía Pérez Mendoza

Hasta 120 euros al mes por la comunidad. El fondo buitre Blackstone repercute a sus inquilinos, también a aquellos que habitan viviendas que antes eran protegidas, gastos muy altos por el mantenimiento de las urbanizaciones. Ninguna de ellas tiene piscina, ni portero, ni pistas de pádel ni zonas verdes, pero los vecinos pagan como si las tuvieran. El precio no baja de los 60 euros al mes, en el mejor de los casos, y se ha duplicado en los últimos años con la gestión de los fondos.

La comunidad es un gasto que, pese a que no son propietarios, Blackstone les obliga a pagar. No es una novedad para ellos: la Empresa Municipal de la Vivienda y el Suelo (EMVS) ya les repercutía este concepto aunque con el nuevo casero el precio se ha disparado hasta en un 200%, como ha pasado con la renta general del alquiler. De 60 a 120 euros; o de 55 a 85, según la urbanización. En cada una de ellas se paga una cantidad distinta y discrecional.

Lo que denuncian los inquilinos es que estas subidas son “excesivas” para las instalaciones en las que viven y para el servicio de mantenimiento que presta Fidere, la socimi que gestiona los alquileres y, por tanto, la interlocutora de los vecinos.

“El suelo de nuestras zonas comunes es de cemento de obra. Se ve que no está acabado, que le falta el baldosín”, comenta un vecino de una de las promociones de Carabanchel. El último contrato incluía un gasto mensual en comunidad de 117 euros que no aceptó. “Es un precio disparado. Hay un bloque al lado de mi casa con piscina, portero 24 horas, parque, pistas... y los vecinos pagan 80 euros al mes de comunidad”, argumenta. “Siempre pagamos mucho para lo que eran estas casas, pero ahora, más”, añade otra vecina.

Blackstone tiene potestad como propietario para imponer las cuotas de comunidad sin controles. En sus bloques no hay juntas de vecinos ni tampoco actas en las que quede constancia de qué gastos son necesarios, cuánta contraprestación suponen o si hay nuevas derramas. Sin embargo, según ha podido comprobar eldiario.es, Fidere sí envía las liquidaciones anuales a los inquilinos con los conceptos de gastos desglosados.

El problema no son solo los gastos, sino la respuesta de Fidere ante las averías del día a día en esas zonas comunes. Oliver, vecino de La Peseta, lleva cinco años con humedades en su trastero. Tras varias visitas de diferentes mutuas, cuenta, sigue con un agujero en el techo y sin solución. “Han pasado cinco años desde que salieron las primeras manchas en la pared”, relata. La vía de contacto con Fidere es siempre el correo electrónico. “Siempre se han desentendido, o bien no contestan o te dicen que lo están solucionando”, relata a eldiario.es.

Expertos en administración de fincas consultados consideran que los gastos están por encima de mercado y solo justifican estas cantidades si el precio incluye el agua o la calefacción comunitarios. Pero eso no ocurre en ningún bloque: estos servicios se prestan de manera individual y se cobran por separado.

Algunas urbanizaciones, además, han ido adquiriendo un aspecto semiabandonado por la marcha de los vecinos que no pueden pagar y algunos desahucios. En varios inmuebles se ven a simple vista puertas tapiadas con el “sistema antiokupa”, unas planchas de metal que impiden que se abran las casas vacías.

Los desperfectos en el interior de las viviendas son otra batalla de los inquilinos. Pese a que viven de alquiler, Blackstone no se hace cargo de las averías ni de las roturas por el uso. De hecho, el fondo buitre les obliga a contratar un seguro de vivienda que tienen que enviar por escrito como condición para firmar los nuevos contratos, según el relato de varios inquilinos. eldiario.es no ha podido comprobar este extremo porque Fidere no ha respondido a las preguntas de este diario.

La EMVS tampoco se responsabilizaba de estos problemas. “Con el Ayuntamiento las cosas no iban mucho mejor. Había vecinos que veían crecer las grietas en las paredes sin que nadie hiciera nada. Aquí ha habido averías de calderas que han obligado a cambiarlas y la EMVS no se ha hecho cargo”, cuenta un vecino que lleva 13 años en una de esas viviendas.

Los gastos de comunidad aparecen como concepto separado en los contratos que Fidere está ofreciendo a los arrendatarios. En estos contratos, el fondo buitre utiliza atajos legales para hacer subidas encubiertas en la renta dentro del periodo de vigencia del contrato, algo que contraviene el nuevo decreto de vivienda, aprobado precisamente para blindar los precios y proteger a los inquilinos de los incrementos abusivos de los precios. Uno de esos trucos es demorar el pago de la comunidad a los inquilinos hasta el cuarto año.

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