La tala de 15 árboles en una parcela de Chamberí, junto al número 8 de la calle Arapiles, se llevó a cabo sin la preceptiva licencia. Los árboles fueron eliminados sin autorización en el inicio de unos trabajos en los que se construye un aparcamiento subterráneo de cuatro niveles y 130 plazas. Una infraestructura autorizada por el Ayuntamiento de Madrid mediante un plan especial en 2022 y cuyas obras empezaron a comienzos de octubre.
El propio concejal presidente de Chamberí, Jaime González Taboada, reconoció la irregularidad en el pleno celebrado el pasado jueves 17 de octubre, en el que se vivieron algunos momentos de tensión por las protestas de un grupo de afectadas de Arapiles. El edil informó además de que el Gobierno municipal gestiona ya un expediente sancionador, aunque descartó la propuesta de Más Madrid de suspender cautelamente las obras.
“Hay argumentos de sobra para paralizarlas, es una ilegalidad tremenda y manifiesta. Además la oposición vecinal justifica que se pueda hablar de modificar el expediente”, argumenta por su parte Berta Gámez, portavoz en Chamberí de la formación que lidera Rita Maestre.
El propio plan especial aprobado por el Ejecutivo municipal, al que ha tenido acceso Somos Chamberí, incluye un inventario de los 15 árboles presentes en la parcela hasta su tala. Especifica que ocho de ellos debían mantenerse y otros siete trasplantarse. Se trata en total de seis pinos, cinco acacias y cuatro cipreses.
La licencia de obras recayó en un primer momento en Merlin Properties, la mayor sociedad de inversión inmobiliaria cotizada en España, que la vendió posteriomente a la promotora Arapiles Park S.L. Fuentes de la concejalía de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad reconocen igualmente a este periódico que “no tenían autorización de este área”.
Un vecino relataba a este periódico el impacto que las talas ha causado en el vecindario: “La denigrante acción se produjo el viernes 4. De golpe y porrazo vimos desaparecer árboles con 80 años de antigüedad, que han sido parte del paisaje los 61 años que llevo viviendo aquí. Han arramplado con árboles de cierto porte, de más de 20 centímetros de diámetro. Incluido un ciprés protegido que fue testigo del antiguo cementerio de Vallehermoso”.
Según el plan especial, el ciprés de 20 centímetros de diámetro en su tronco debía haberse mantenido intacto en su localización, mientras que un enorme pino que alcanzaba los 30 tendría que haber sido trasplantado. Gámez recalca que, pese a estas mediciones, las mediciones de los vecinos indican que “algunos ejemplares rozan los 60 centímetros de diámetro”.
Las talas no han sido la única queja vecinal que ha provocado este nuevo aparcamiento privado. Su malestar se explica además por lo que consideran “una dotación inútil en absoluto necesaria”, como apuntaba este vecino. A pocos metros se ubica el parking público Valle Suchil, con 1126 plazas. Los de Canal, Blasco de Garay y Galileo, también cercanos, cuentan con 112, 461 y 527 respectivamente. “Hay un superávit de 300 plazas en el barrio: el 60% de vehículos están censados en parkings privado y el 40% restante se cubre entre parkings privados y 2000 plazas en superficie”, precisa Berta Gámez. Critica que “el plan especial, donde se justifica la necesidad de la instalación, no menciona ni una solo vez los parkings públicos”.
Los vecinos consideran que detrás de la operación está el aterrizaje en el barrio de dos nuevos campus de universidades privadas: uno de la Alfonso X el Sabio y otro de la Universidad Internacional de la Empresa (UNIE). “Pero estas 130 plazas tampoco van a solucionarles la vida”, apostillaba el portavoz que conversí con este diario.
La denigrante acción se produjo el viernes 4 de octubre. De golpe y porrazo vimos desaparecer árboles con 80 años de antigüedad, que han sido parte del paisaje los 61 años que llevo viviendo aquí
La seguridad es la otra gran preocupación de los vecinos. En concreto, el efecto en la estructura de sus viviendas: “La cimentación de zapata con la que se levantaron los bloques está dentro de la parcela, ya que era del mismo promotor que construyó los edificios”, exponía el portavoz de los afectados. Opina por ello que las labores de excavación pueden comprometer los cimientos de sus casas.
“Los sistemas de pilotaje actual producen una vibración terrible que sufrirá también el centro quirúrgico oftalmológico HM Eye Center, dependiente de la clínica Hospital Madrid”, alertaba este residente. Otro de sus temores está en la afectación a los sistemas de evacuación: “Durante la ejecución de las obras se efectuará un vaciado de cuatro plantas de profundidad. En los meses que se alargue estaremos desatendidos, por ejemplo, ante una urgencia que requiera a los bomberos. ¿Cómo llegará a un incendio en las viviendas que dan al vaciado? Justo hace poco se produjo un conato de incendio que no pasó a mayores gracias a la actuación tan rápida de los bomberos”.
Los efectos que les preocupan van más allá del periodo de obras: “Después el perjuicio para la salud será recibir los vapores de los respiradores y los sistemas de ventilación en nuestras fachadas, además del dióxido de carbono que emiten los coches. A ello hay que sumar el motor alternativo de diésel, que se instala por si falla la red eléctrica, y que no sabemos si también respirará en nuestra fachada”.
Las talas, un acicate para la lucha vecinal
La ilegalidad manifiesta de las talas reactiva a unos vecinos de Arapiles que en el pasado ya recurrieron, sin éxito, a la vía judicial. En julio, la Sección primera de la Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Madrid confirmó la legalidad del proceso. Han tratado igualmente de reunirse con el Ejecutivo municipal. Según este vecino, tanto González Taboada como el delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, “anularon sus citas en el último momento”. “En el Ayuntamiento tampoco nos dan el proyecto para analizarlo y plantear alegaciones o una revisión de licencia”, critica.
En este contexto, vecinos de Arapiles y otras vías cercanas se han organizado para protestar por la situación. En los bloques de la zona abundan pancartas con el mensaje “Arapiles Parking NO”. El pasado 5 de octubre, varios residentes acudieron a la manifestación de vecinos de las calles Abtao y Cavanilles en Retiro contra una infraestructura similar autorizada por el Gobierno municipal de José Luis Martínez-Almeida. En ese caso, la amenaza del traslado de una tuneladora de 38 toneladas por encima de bloques de viviendas llevó a que las autoridades tuviesen que detener momentáneamente los trabajos, pese al permiso municipal.
“Poco más de 100 plazas que nadie ha pedido joroban a más de 300 familias”, denunciaba el portavoz vecinal. Una sensación de impotencia que les remueve todavía más con algunos detalles del proyecto, como la instalación de “flores exóticas” para paliar el impacto medioambiental: “Pretenden que el gran sustituto del arbolado sea una línea de plantitas con no más de 40 centímetros”. Una actuación que ahora además se confirma irregular, pero que ya es irreversible. De esos árboles que vieron crecer apenas quedan los tocones, último recuerdo de una vida colectiva y vecinal cercenada.