La bandera franquista que Nixon llevó hasta la Luna y la roca del satélite que luego regaló a España
Un pequeño pedazo de la Luna se encuentra en el interior del Museo Geominero, la institución de la calle Ríos Rosas que lo expone como pieza invitada a su colección hasta el próximo mes de marzo. Se trata de un regalo que EE. UU. hizo a España, dentro de su política exterior de conceder detalles a determinados estados con los que tenía una relación más estrecha. La dictadura franquista lo era y en 1973 el jefe del Gobierno, Luis Carrero Blanco, recibió el presente de manos del secretario de Estado estadounidense, Henry Kissinger.
“Este fragmento es una porción de una roca del Valle de la Luna Taurus Littrow. Se entrega como símbolo de la unidad del esfuerzo humano y lleva consigo la esperanza del pueblo estadounidense de un mundo en paz” reza la placa que acompaña el minúsculo trozo lunar. En el mismo tablón que se entregó en su momento también figura una enseña, la bandera española con el águila de San Juan, característica de la dictadura. “Esta bandera de su nación fue llevada a la Luna a bordo de la nave espacial América durante la misión Apolo XVII, del 7 al 19 de diciembre de 1972”, dice la placa que la acompaña.
Por aquel entonces, la administración Nixon regaló decenas de rocas selenitas a países afines. Se calcula que fueron unas 270, de las que 180 se mantienen en paradero desconocido.
La roca lunar ahora expuesta, conocida como basalto 70017, es de origen volcánico, tiene titanio en su composición y se calcula que su edad es de 3.700 millones de años. Procede del Museo Naval, donde se expone habitualmente desde 2007, cuando la recibió procedente de la familia de Carrero Blanco. Esta entrega se produjo bajo cierta controversia, ya que se consideraba que el regalo de EE. UU. estaba destinado a España como país y no tenía carácter personalista, por lo que debía ser una institución estatal la que lo conservara.
La piedra lunar que los Franco no devolvieron
El debate cobra especial relevancia en el caso de otra piedra lunar, de similares características a la que ahora se muestra en el Geominero, regalada en 1973 al general Francisco Franco. En ese caso la familia Franco también se la quedó a la muerte del dictador, y actualmente se encuentra en paradero desconocido.
“La piedra lunar fue un regalo personal a mi abuelo, no al pueblo español” defendía en 2009 Martínez Bordiú, nieto del dictador, en un reportaje publicado por El Mundo. En el mismo texto afirmaba que su madre había perdido la piedra selenita, además de reconocer que la familia había intentado vender la pieza a una casa de subastas, algo que -afirmaba entonces- nunca llegó a suceder. Pero alguien la sigue buscando: Joseph Gutheinz, exagente especial de la NASA, la tiene en su lista de las decenas de rocas lunares que EE. UU. regaló en los setenta. Tiene pensado viajar a España el año que viene para entrevistarse con los Franco para seguir la pista.
Las dos piedras lunares entregadas en 1973 no son las únicas recibidas por España. En el año 2011 la Nasa obsequió a España con otro fragmento de roca, que había sido recogido en la misión Apolo XV en 1971, en reconocimiento a la colaboración española en la llegada del hombre a la Luna, y en concreto por la participación del complejo de antenas de Robledo de Chavela (Madrid).
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