El plan para peatonalizar la parte abierta al tráfico de la calle Fuencarral no ha quedado guardado en un cajón. La idea del anterior equipo de Urbanismo de ampliar el tramo de aceras desde el cruce con Hernán Cortés y extenderlo primero hasta Bilbao y después hasta Quevedo está bajo la lupa del nuevo equipo de Gobierno para decidir si es posible ejecutarla.
“Está en estudio”, anunció hace unos días el delegado de Urbanismo, Mariano Fuentes (Ciudadanos), que anunció que las nuevas peatonalizaciones que valora su área han de propiciar la “mejora de los vecinos y de la movilidad general”. En la entrevista, efectuada en la Cadena Ser, citó la peatonalización de Fuencarral, la del casco histórico de Barajas y del centro de Villaverde. A ellas se sumarán las anunciadas hoy por el alcalde, Martínez Almeida, de la Puerta del Sol, la calle Mayor y probablemente la carrera de San Jerónimo.
La idea de peatonalizar el ámbito de la calle Fuencarral con coches viene de los tiempos de Gallardón. Él había puesto en marcha el eje peatonal que va desde Gran Vía, pero la crisis económica abortó el proyecto de hacerlo en el tramo que va desde Hernán Cortés hasta la calle Barceló. La llegada de Madrid Central, ya con Carmena en la acladía, evidenció que el tráfico en el espacio que va desde este punto a la glorieta de Bilbao había bajado considerablemente, y que la peatonalización era posible.
El anterior Ayuntamiento tenía previsto ejecutar el proyecto en dos fases: la primera englobaba desde el cruce de Fuencarral con Hernán Cortés (donde actualmente empieza la zona peatonal) y llegaría hasta la glorieta de Bilbao. Un entorno de 700 metros lineales con aceras colapsadas de peatones a día de hoy.
Esta es la parte que el Ayuntamiento tiene más avanzada y para la que dejó redactado un proyecto el área de Desarrollo Urbano Sostenible. El proyecto estaba bajo la lupa de Patrimonio, debido a que afecta al entorno protegido del Museo de Historia de Madrid y del Tribunal de Cuentas. La reforma daría continuidad a la parte peatonal que llega desde Gran Vía y se completaría con otra intervención en Hortaleza también procedente de los Presupuestos Participativos. En el caso de esta última calle tendría el mismo estilo que la ejecutada en las cercanas Farmacia, Santa Brígida o Hernán Cortés, con plataforma única (sin bordillos), menos plazas de aparcamiento y mayor espacio para los peatones.
Para una segunda fase se quedaría el tramo de Chamberí, que va desde Bilbao a Quevedo y que todos los domingos acoge diferentes actos culturales y deportivos aprovechando su peatonalización temporal. El proyecto nació de la idea de un vecino del barrio de Trafalgar que fue aprobada en la última edición de los Presupuestos Participativos como una de las propuestas más votadas. En ella planteaba cerrar la calle al tráfico de viernes a domingo, debido al éxito de los ya asentados domingos peatonales. Pero el Ayuntamiento de Carmena quería ampliarlo y hacer permanente este corte al tráfico de forma definitiva, con una peatonalización completa para una zona en la que abundan tiendas y sobreviven todavía varios cines históricos. Ahora queda por saber si Almeida y Villacís recogen la idea y la aplican en una zona que, con la peatonalización, podría convertirse en el principal eje comercial de la ciudad.