Los dosmiles a destajo: escribir cartas con el espíritu de la revista Ajoblanco

A finales del mes de mayo llegará al Conde Duque una esperada exposición sobre la revista Ajoblanco. Como adelanto, y relacionada con ésta, hemos conocido ya la iniciativa Los dosmiles a destajo, una acción de recuperación de las cartas como medio de construcción de la memoria, inspirada en el espíritu de la citada revista.

Rafael y María, de la galería La Lenta, recibieron un buen día una llamada de Pepe Ribas, el mítico fundador de la aún más mítica revista . El autor había incluido en el prólogo de su libro Los 70 a destajo una referencia al periodo que se abría con el 15M, y les invitó a una mesa redonda sobre la revista como representantes de lo que estaba pasando con la juventud. Ahí empezó la conexión y el proyecto.

En el libro que inspira el nombre del proyecto, Ribas desmenuza la Transición desde una mirada nada oficial, y lo que se pretende en Los dosmiles a destajo es hacer lo mismo con la memoria en construcción posterior a aquella época.

Se pueden enviar las propuestas (cartas) por correo postal o electrónico. (La Lenta, Lope de Haro, 38, 5ºA 28039 Madrid o a losdosmilesadestajo@gmail. com) Se recibirán hasta las 12 horas del 13 de junio. Ese mismo día, a las 17 horas se abrirán las cartas recibidas en el Conde Duque.

Los autores han preparado un dossier con contenidos de Ajoblanco sobre los que se puede trabajar, aunque las misivas pueden tratar sobre cualquier tema y utilizar cualquier formato. Los puntos de partida que se proponen son el espíritu de la publicación y dos conceptos que Ribas evocaba en el mencionado prólogo: libertad y confianza.

Sobre Ajoblanco

Sobre Ajoblanco

Ajoblanco nace en 1974 en Barcelona, en un ambiente de nuevas publicaciones contraculturales como Ozono o Star. Trata temas tan increibles en la España de la época como la antipsiquiatría, el ecologismo, las comunas, el movimiento gay, las drogas o el urbanismo sostenible.

La revista tuvo una nueva época en la segunda mitad de los ochenta y hasta 1999, con sede entonces en Madrid (ya al final de la anterior etapa, y antes de su salida del proyecto, Ribas había querido traerse aquí la cabecera).

El Ajoblanco inicial fue contenedor de tendencias culturales a la contra, en unos años en los que en el barrio de Malasaña también empezaban a brotar inquietudes similares.

En el artículo en el que recordábamos a La Cochu (Laboratorios Colectivos Chueca), radicada en la calle Augusto Figueroa, dábamos noticia de cómo una visita a Madrid de la gente de Ajoblanco, para escribir un artículo sobre la prensa marginal madrileña, fue el origen de Premamá (feliz acrónimo de, precisamente, Prensa Marginal Madrileña).

La segunda etapa de la revista también coincidió con una eclosión de nuevas sensibilidades culturales en el barrio, sempitérnamente ligadas a lo indie. Podríamos recordar, por ejemplo, una portada dedicada a José Ángel Mañas y su Historias del Kronen, que abundaba en pasajes malasañeros. La novela del no hay futuro tras la década socialista, titulaba el Ajo en un tirar el anzuelo a lo punk.

Algunas de las interesantes contribuciones del Ajo las ponían los lectores con sus cartas y el proyecto Los dosmiles a destajo parece querer retomarlo, desde una actitud que se confronta a la nostalgia y se abraza al mejor recuerdo de la contracultura que fue.

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