Los toldos de Sol costarán un millón de euros más de lo previsto porque hace falta lastrar los bancos para anclar las telas

La sombra de los toldos en la Puerta del Sol tendrá un coste adicional al presupuestado inicialmente. Una nueva configuración del sistema de fijaciones de estas telas al suelo ha obligado al Ayuntamiento de Madrid a sacar un nuevo contrato de casi un millón de euros, que se suma al medio millón ya destinado a comprar las cubiertas.

“Esa actuación se ha dividido en dos partes para hacer más eficiente su ejecución y por las necesidades de especialización de las empresas que ejecutan”, explicaba este miércoles la delegada de Obras municipal, Paloma García Romero, en respuesta a una pregunta del PSOE en la comisión de su ramo.

Lo que ha sucedido, apuntaba la delegada, es que los estudios municipales alertaron de que los anclajes no podían ir debajo de los bancos por la falta de terreno sólido en el subsuelo, ya que el subterráneo de Sol tiene un intercambiador debajo. Así que la solución que plantea el área de Obras es atar las sujecciones de los toldos a los bancos, que han de ser lastrados primero para que aguanten las tensiones los días de mayor viento.

“Por eso es necesario adaptar los bancos existentes, que serán cajeados, vaciados por su parte central para instalar unas placas de acero”, añadió en su explicación García Romero. El objetivo es llevar a cabo esta operación cuanto antes para que los toldos, que calificó de “seguros” y “bonitos”, “puedan estar instalados en este verano”. “Esperemos que sean una realidad dentro de nada”, ha deseado la delegada.

Este segundo contrato para lastrar los bancos asciende a 996.171,73 euros (impuestos incluidos) adjudicados a las empresas Azvi y Licuas a través de un contrato marco, mientras que para el primero, el de suministro y montaje de los toldos, el coste final es de 475.530 euros (impuestos incluidos) adjudicados a la empresa Carpas Zaragoza.

El importe de los toldos se sumarán a los 11,6 millones de euros que costó la reforma de la plaza que sirvió para cerrar al tráfico de forma definitiva el corazón de Madrid.

El proyecto no incluyó ningún tipo de sombra de árboles ya que la losa de granito sobre la que se asienta la mayor parte de la Puerta del Sol hacía imposible las plantaciones y en el lado Este, donde sí eran posibles, las desaconsejó la Comisión de Patrimionio, para no tapar sus edificios históricos. Por ello, el área de Obras optó por colocar los parasoles.