Prueba del Lexus LBX, un urbano con encanto
Desde la desaparición del CT, un modelo que gozó de notable predicamento en su día, Lexus no tenía en catálogo un vehículo que pudiera considerarse compacto o directamente pequeño. Ahora, el nuevo LBX bate incluso al CT al emplear una carrocería de tan solo 4,19 metros de longitud, lo que introduce a la marca japonesa en terra incognita por lo que a posicionamiento se refiere, y por supuesto se presenta en el formato SUV a la moda, muy atractivo además.
El LBX comparte estructura básica con un modelo con el que muchos lectores están ya familiarizados, el Toyota Yaris Cross, aunque lo aventaja en aspectos como el refinamiento y el aislamiento acústico, según cabe esperar de un vehículo premium y de otro que no lo es.
El de Lexus embarca un sistema híbrido de 136 caballos provisto de dos componentes primordiales: un motor de gasolina de tres cilindros y 1,5 litros de cilindrada cuyos componentes se han rediseñado con el fin de mejorar la eficiencia, por un lado; por otro, un propulsor eléctrico de 69 kW alimentado por una nueva batería de tecnología níquel metal hidruro bipolar, capaz de ofrecer mayor aporte de potencia en aceleración y ampliar el rango de conducción en modo 100% eléctrico.
El LBX se vende por parte de los responsables de la firma como una suerte de “mini RX”, el buque insignia de los SUV de Lexus. La primera vez que escuchamos semejante afirmación la atribuimos a las licencias del marketing y no le dimos más importancia, pero ya tras la primera toma de contacto celebrada a final de 2023 en Valencia tuvimos que reconsiderar nuestra opinión.
Ahora que lo hemos probado con más tiempo, debemos admitir que el coche sorprende por un tacto de conducción que resulta difícil de encontrar en un vehículo de este tamaño. Brillan a especial altura el confort acústico, como apuntábamos al inicio, y el de rodadura, así como la calidad de los acabados, salvo por algunos detalles mejorables en el maletero o la guantera.
La tecnología incorporada en el benjamín de Lexus incluye un cuadro de instrumentos digital de 12,3 pulgadas, pantalla central de 9,8“, sistema de asistencia al aparcamiento, portón eléctrico y carga inalámbrica para móviles. Si nos fijamos en elementos que son netamente premium hay que mencionar el head-up display, opcional, un purificador de aire Nanoe X, el refinado dispositivo electrónico de apertura de puertas e-Latch, la iluminación ambiente configurable y el exclusivo equipo de sonido Mark Levinson.
Para los que aún recordamos aquel CT citado más arriba se antoja abismal la diferencia de funcionamiento de su sistema híbrido en comparación con el actual. Aunque la potencia coincide (136 CV), el LBX acusa una mínima parte del patinamiento de su antecesor y de su nivel de ruido cuando se acelera con cierta decisión.
El consumo era ya parco entonces, pero en el nuevo modelo la mejor respuesta se acompaña de un gasto de gasolina que supera por poco los 5 litros/100 km, menos incluso si se circula únicamente por ciudad y algo mayor en caso de viajar a alta velocidad por autovía y autopista. La primera parece el hábitat ideal para un coche de estas dimensiones, que sin embargo se desempeña sin problemas cuando es necesario emprender un desplazamiento más largo.
Unas plazas angostas
En esta última circunstancia, lo más problemático será el espacio disponible para los eventuales pasajeros traseros. Las cotas en sí del LBX son las esperables de un vehículo de menos de 4,20 m: en otras palabras, dan de sí lo justo para torso y piernas; lo peor, no obstante, es que las puertas no se abren todo lo que cabría desear y el umbral se encuentra un tanto elevado. Al menos, quienes viajen detrás disponen de espacio para colocar los pies debajo de los asientos delanteros.
A nadie le extrañará después de haber insistido en la corta longitud del coche que el maletero cuente con una capacidad -también la previsible- de 332 litros de capacidad; esto en las versiones con tracción delantera, porque las de tracción total E-Four se quedan en 284 litros. Esta última versión introduce un pequeño motor eléctrico adicional, emplazado en las ruedas traseras, que entra en funcionamiento de forma automática, hasta 70 km/h, cuando se produce falta de agarre o al tomar curvas.
Para adentrarse en un segmento de mercado inédito para ella, Lexus ha optado por explotar el agraciado look del LBX y organizar su gama con arreglo a un criterio igualmente estético. En lugar de acabados se proponen estilos, un total de cuatro además del básico: los dos primeros, Elegant y Relax, abundan en un carácter clásico o elegante, y los restantes, Emotion y Cool, apelan más a la deportividad.
Cada uno de ellos se distingue por el color de carrocería que puede llevar, así como por las texturas y colores de su ornamentación interior. Los dos últimos lucen el techo en color de contraste, en tanto que los primeros son de un único color. Los modelos más lujosos del catálogo, Cool y Relax, son los únicos que pueden incorporar el sistema de tracción E-Four.
Explicado todo esto, concluimos detallando los precios del pintón LBX. La versión básica del modelo está a la venta desde 33.900 euros; las Elegant y Emotion salen por 37.800 y 38.800 euros, respectivamente, y tanto el Relax como el Cool cuestan 43.200 euros, 49.000 euros en caso de incorporar tracción total.