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Nuevo Audi A8, el no va más en tecnología

Nuevo Audi A8.

Pedro Umbert

Además de vender más o menos unidades, las marcas pretenden con sus buques insignia proclamar a los cuatro vientos lo que son capaces de hacer en el terreno tecnológico. Cada vez que Mercedes, BMW o Jaguar renuevan sus modelos más emblemáticos y costosos, echan el resto en esa exhibición de poder que ahora le ha tocado el momento de abordar a Audi con el nuevo A8.

Hace unas semanas explicábamos el non plus ultra de lo que la gran berlina alemana puede ofrecer en cuanto las leyes lo permitan: un sistema, ya legal en el estado de Renania del Norte-Westfalia, que transfiere al coche las funciones de guiar, acelerar y frenar, aunque siempre bajo la supervisión atenta del conductor, a velocidades por debajo de 60 km/h.

El Traffic Jam Pilot supone un nivel 3 de conducción autónoma que Audi denomina “automatizada condicionada” por cuanto el conductor debe permanecer alerta por si el vehículo exige que retome el control, y se ha concebido para circular en atascos en autovía y autopista.

Otros prodigios posibles en el nuevo A8: si surge un peatón de la nada, el coche se detiene de inmediato sin necesidad de que el conductor intervenga; en caso de que nos dispongamos a salir del vehículo sin percatarnos de la llegada de un ciclista, por ejemplo, la puerta se bloquea hasta que aquel haya pasado.

Por supuesto, el modelo de Audi ofrece un sinfín de soluciones de entretenimiento y de conectividad. No en vano, es un coche en el que una gran parte de los usuarios viajará en el asiento de atrás y se dedicará a trabajar, leer los diarios o responder el correo electrónico.

Por esta razón, la parte posterior del coche goza de una enorme amplitud y cuenta en el reposabrazos central con todos los mandos que permiten ajustar los asientos además de regular las funciones de calefacción, ventilación y masaje. La climatización se puede modificar también a través de una pantalla portátil.

Sentado al volante, lo más destacable son las salidas de aire escamoteadas tras inserciones de madera, el virtual cockpit que es ya una enseña de la marca y la desaparición de los mandos giratorios clásicos en favor de pantallas táctiles colocadas, por cierto, en posición más baja de lo habitual para satisfacer el gusto de los clientes chinos, principales compradores de este modelo.

Como ha sido tradición en el Audi A8 y en otros vehículos del mismo porte, se ofrecen dos carrocerías, la normal o sedán, de 5,17 metros de longitud, y la larga, de 5,3 metros. Ambas crecen tres centímetros con respecto a las que les anteceden, y están a la venta a partir de 97.500 y 100.400 euros, respectivamente.

En cuestión de motores, la berlina de Ingolstadt se comercializa desde este mes de octubre con dos versiones. El A8 50 TDI lleva un motor turbodiésel TDI de seis cilindros en V y 286 caballos, con tracción integral quattro y cambio automático de ocho velocidades; el A8 55 TFSI dispone de un propulsor de gasolina también V6 que entrega 340 caballos y va asociado igualmente a la tracción quattro y la caja automática de ocho marchas. Ambas variantes están disponibles en las dos carrocerías, sedán y larga.

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