Aprovechando la celebración del Mundial de Rusia lanzamos este blog para contar las historias más curiosas o desconocidas de los mundiales: política, literatura, algún test de conocimientos, economía y algo de fútbol.
Inglaterra-Colombia, la rivalidad que empezó con una pulsera robada
Una imagen se repite de manera constante en los medios ingleses cada cuatro años: Bobby Moore levantando el Mundial al cielo de Wembley. Fue en 1966 cuando los three lions consiguieron desquitarse de su mala fortuna en la Copa del Mundo que desde entonces les acompaña. En México 1970 tenían el reto de defender su cetro pero la aventura no tardó en torcerse. Ni siquiera tuvieron que esperar al Mundial.
La pulsera de la discordia
En las semanas previas, la expedición inglesa organizó una concentración en Bogotá para preparar el torneo. Un amistoso frente a Colombia y otro frente a Ecuador. El 20 de mayo fue la fecha del primer partido y los jugadores tenían la mañana libre para hacer turismo. Bobby Moore, capitán, y Bobby Charlton, la estrella de aquella Inglaterra, decidieron pararse en Fuego Verde, una joyería dentro del hotel. Mientras varios compañeros esperaban en la entrada de la tienda a que acabaran sus compras, Charlton comenzó a interesarse por un anillo para su esposa. La dependiente estuvo conversando con él pero no se decidió a comprarlo. Fue entonces cuando ella se percató de que faltaba una pulsera y activó la alarma. No tardó en llegar la policía y la trabajadora señaló a Moore y Charlton como los autores del hurto.
Tras un breve interrogatorio quedaron en libertad sin cargos e incluso jugaron esa noche el amistoso frente a Colombia pero el incidente no estaba zanjado. Eso sí, la federación inglesa y los periodistas deportivos llegaron a “un acuerdo entre caballeros” para no mencionar nada de lo que parecía una anécdota. Cuando el día 24 regresaron del amistoso frente a Ecuador en Quito saltó la sorpresa. El itinerario era volar a Bogotá para una escala de 5 horas –pasando por el hotel- y marchar a México DF donde disputarían el Mundial. Cuando los futbolistas llegaron a su alojamiento dos agentes en cubierta de la policía colombiana detuvieron a Bobby Moore acusado de robo. Aquella pulsera desaparecida no había caído en el olvido.
El conflicto diplomático a una semana del Mundial
La indignación inglesa fue mayúscula. La prensa lo narró como un complot sudamericano para debilitarles y favorecer a Brasil, quien estaba en su grupo. No había ninguna prueba sólida y la hipótesis de la policía colombiana quedó rápidamente invalidada: sostenían que Moore se llevó la pulsera escondida en la mano pero cuando midieron la extremidad vieron que el artículo sustraído era demasiado grande como para que lo escondiera así. No había joya, no se encontró nada ni el día del robo ni en la detención, pero las autoridades se negaron a soltarle. Tras cuatro días de una intensa batalla diplomática, la mediación del primer ministro Harold Wilson consiguió la liberación sin cargos del capitán inglés Bobby Moore que llegó a tiempo para el Mundial donde Inglaterra se derrumbó. Derrotas frente a Brasil –eso sí, con una actuación memorable de Moore- y Alemania Federal, que se vengó de la final de 1966 y mandó a los ingleses a casa en cuartos.
En 2003 la Oficina de Asuntos Externos del Reino Unido desclasificó los informes de aquel incidente. Todas las acusaciones de complot sudamericano quedaron fuera de lugar: el dossier señalaba “una tercera parte” en el robo de la pulsera de diamante por valor de 600 libras aunque aludiendo a “las extrañas circunstancias” de la detención días después y sin pruebas contra Moore. Fue Jeff Powell, biógrafo de Bobby Moore en los últimos años de vida del capitán, quien aportó algo de luz afirmando que el propio acusado sospechaba de que “alguno de los más jóvenes del equipo hizo algo estúpido o una broma con consecuencias desafortunadas”. Un misterio sin resolver aún en 2018 cuando Inglaterra y Colombia vuelven a cruzarse.
Mientras tanto, en Rusia 2018
España sondea candidatos para levantarse del fracaso
Aunque a Rubiales parece que le ha pillado por sorpresa, era de esperar que Fernando Hierro no tendría una larga estancia en la selección. Tras verse sin respuestas ante Rusia, la federación ya está buscando sustitutos para iniciar un nuevo proyecto con la misión de levantar a España tras más de un lustro de capa caída. Una lista de candidatos que sitúa a Míchel, Luis Enrique, Quique Sánchez-Flores y Quique Setién como nombres propios para encabezar la nueva etapa al frente de la selección. Ninguno de ellos ilusiona y España parece no plantearse la contratación de un técnico extranjero. Un periodo de interrogantes que queda muy lejano de la etapa ganadora que se inició hace justo una década.
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