María José Contador expone esculturas sobre reflexiones femeninas en la galería Bambara
'Piel infinita' es el título que ha dado a sus creaciones escultóricas, todas ellas figuras humanas con las que dice tratar de conseguir volúmenes, con adecuadas proyecciones sensoriales para activar la sensibilidad del espectador ante su mensaje, invocando la expresión de la inocencia infantil y el desenfado juvenil de sus evocaciones. La exhibición puede visitarse hasta el 29 de junio.
La natural tosquedad del material empleado y su escasa permisividad decorativa, provocada por el ostensible granulado que la chamota que mezcla con las arcillas que utiliza, confieren a las figuras la verosimilitud de un tiempo que, tan irrecuperable como añorado, permanece en la memoria de la artista como arquetípicas muñecas de cartón o de trapo, vehículos de primeras argumentaciones infantiles.
La artista llama nuestra atención resaltando elementos del ropaje propios de un fetichismo erótico y cándido al mismo tiempo, los mundos de la niña que quiere convertirse en mujer y el de la propia mujer adulta confabulados en calcetas caídas y medias chillonas, el descaro ingenuo y la provocación sublimada.
A la vista del conjunto de figuras, da la sensación de encontrarnos en una casa de muñecas ibseniana, en la que mujer, niña o adulta, está representada con cierta intencionalidad estereotipada para subrayar su indeseada dependencia de cliches feministas en el contexto del absurdo de la convencionalidad.
¿Una lolita? No, no es ésa la intención de María José Contador quien, preguntada por la posible llamada sensual de sus figuras, y sus poses, explica que, en efecto, en parte de ellas está implícito el deseo sexual, pero en absoluto la posible sordidez. “No hay representada una actitud activa erótica, por lo que sería el espectador quien la creara para sí mismo”, afirma.
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