Jugar a ser profesional

Entre la infinidad de cosas buenas que aporta el deporte, una de las más enriquecedoras es que genera experiencias que pueden ayudar a los más jóvenes a crecer personal y deportivamente. Lo saben bien los chicos del UCAM Murcia Club Baloncesto de la categoría júnior (integrada por jugadores de 17 y 18 años), quienes acaban de regresar de Turquía donde han disputado el que para muchos ha sido el primer torneo internacional de sus vidas. Se trata de la Youth Basketball Champions League, un campeonato recién creado para ayudar en la formación de las canteras de los equipos absolutos participantes en dicha liga (donde el conjunto murciano llegó hasta los cuartos de final). Antes de partir, el entrenador Ismael Martínez afirmaba que “nos va a servir muchísimo esta cita, no sólo a los chicos, también al cuerpo técnico. Es un torneo único y lo utilizaremos para aprender”.

Durante una semana, la ciudad turca de Bursa se convirtió en el centro continental del baloncesto en categorías de formación. Muchos de sus protagonistas confesaban estar muy expectantes, a la par que nerviosos, por el reto que se les presentaba. Hasta ahora estaban acostumbrados a vivir este tipo de eventos como espectadores, la mayoría de las veces desde sus casas a través de la televisión, y por fin lo iban a poder hacer desde la pista. Como suele ocurrir en estos casos, la Youth League también congregó a ojeadores y agentes de representación sabedores de la oportunidad y del escaparate profesional que se presentaba para los jóvenes.

El sistema de competición dividió a los 10 equipos participantes en dos grupos. En este sentido, el cuadro murciano se enfrentó al Igokea bosnio, contra el que perdió en la jornada inaugural (77-67); al Oostende belga, ante el que sumó su primer triunfo (76-68); al Jersusalem de Israel, al que no pudieron superar (54-70); al Nymburk de República Checa, al que ganaron (76-65). Con esta victoria aseguraron la tercera plaza con la que lucharon por quedar en quinta o sexta posición en el penúltimo día de un campeonato que tuvo emoción de principio a fin. Perdieron ese duelo ante el equipo alemán del MHP Riesen (60-73), pero firmaron un gran partido. Su último encuentro volvió a ser ante el Oostende y esta vez fue el equipo belga quien se llevó el triunfo dejando finalmente al cuadro murciano en octavo lugar en el campeonato.

Sin patrocinador, inviable

La cara quizá menos conocida del deporte, pero sin duda primordial, es la económica. Cuántas veces, tristemente, habremos leído la noticia de que determinado equipo o un deportista individual renuncia a jugar un campeonato porque no tiene cómo costearlo. En este blog el año pasado conté la historia de Kike Siscar, jugador de la selección paralímpica de tenis en silla de ruedas que pagaba de su bolsillo muchos de los torneos en los que participaba. A veces, el deporte no es rentable.

Por ello, sin el respaldo de un patrocinador los júniors del UCAM Murcia no hubiesen podido asistir a la cita de Bursa. Los billetes de avión, el hotel para todos los jugadores, preparador físico, fisioterapeuta, entrenadores y director de cantera durante toda la semana suponían un coste que rondaba los 20.000 euros. Gracias al apoyo de la Clínica Oftalmológica Centro Fama COC, la ilusión de estos chicos pudo llevarse a cabo.

El destino quiso que la Youth League se disputase la semana de Fiestas de Primavera en Murcia, que también estaba marcada en rojo en el calendario para los jóvenes. Sin embargo, en esta ocasión cambiaron las barracas y la comida murciana por el hotel de concentración en Bursa y por la enriquecedora experiencia de jugar un torneo muy intenso, que supuso un gran desgaste físico al tener incluso dos partidos en un día, y que les sirvió para competir contra algunos de los mejores chavales de su edad del continente. Dicen que repetirían una y mil veces.