Hace una semana una noticia indignó al pueblo murciano: salió a la luz que Juan de Dios Martínez, director de Radio Televisión Española en la Región de Murcia, fardaba de ofrecer la información que él quería en concordancia con sus intereses. Sin embargo, no se trata de una persona que se dedica a manipular información y nada más, estamos ante un claro ejemplo de un medio de comunicación que no informa, sino que forma, durmiendo a todos los lectores, espectadores y oyentes, como si se tratara de una anestesia general que les impidiera levantarse contra sus opresores. Por si ya fuera poco preocupante el problema, a esto se le suma que la anestesia no solo impide la subversión, sino que provoca que se actúe según quiere el que informa, esto es, que no solo no se va a votar al partido «bolivariano», sino que se va a tomar como la mejor elección la misma de quien te informa, en este, y en la mayoría de los casos, el Partido Popular. Por tanto, anestesia, porque te duermen y no reaccionas, y además te operan para que actúes como ellos.
Efectivamente estamos hablando de alienación, término recuperado por los teóricos del conflicto del siglo XIX para explicar por qué los proletarios, a pesar de estar oprimidos y explotados diariamente seguían trabajando y beneficiando al burgués. Esto ocurre porque el obrero es narcotizado, es extraño de sí, no sabe realmente qué es ni por qué es así, es decir, es preso de una ideología, de una forma de pensar que le hace actuar como quiere su dueño. Por todo esto, el proletario necesita emanciparse de la ideología impuesta y así adquirir la conciencia de clase que le va a hacer salir del paso y luchar contra su carcelero.
Esta alienación existe porque el obrero se siente como un simple medio de producción, pero llevémoslo a la actualidad: llevamos años pensando que democracia es votar cada cuatro años y que en ese tiempo el político tiene la capacidad de hacer cuanto le plazca, de repente nace un partido que quiere dar voz al pueblo y le machaca la prensa, siendo esta una forma más de evitar el cambio, es decir, la anestesia de los ciudadanos. Bien se dijo «la religión es el opio del pueblo», claro, lo era, y ahora que cada vez tiene menos influencia en la población, el verdadero opio son los medios de comunicación que están al servicio del poder imperante y del cacique de turno.
Es duro pensar que nos manipulan, pero si orientamos el estudio de la comunicación de masas, en un trabajo cuyo objeto central es descubrir los mecanismos a través de los cuales la sociedad capitalista controla la producción, la distribución, el consumo y la ideología sin la necesidad de recurrir al poder coactivo del Estado, observamos que, mientras que la corrupción del Partido Popular en campaña electoral fue un tema banal, en la primera línea política estaban Venezuela y el «comunismo» de Unidos Podemos. No solo crean opinión a la población, sino que hacen que el pueblo piense dentro de lo que quieren contar los que buscan beneficios económicos. Un ejemplo bastante perceptible es que un ciudadano medio, no sabrá cómo se llama el presidente de Portugal, país con el que compartimos la mayor parte de nuestras fronteras. Sin embargo, por supuesto que conocerá a Nicolás Maduro o a Kim Jong Un, de países que están a más de 7.000 kilómetros y comparten muchísimos menos valores con España que Portugal.
Y es que en este sistema, en el que parece ser que el dinero no es un medio para vivir, sino un fin último, como dijeron Graham Murdock y Peter Golding en el 1977, las voces que sobreviven pertenecen en buena medida a quienes con menos probabilidad critiquen la distribución prevaleciente de la riqueza y del poder. Existen miles de ejemplos, pero podríamos resumirlos en uno: Ana Pastor, actual presentadora de «El Objetivo», programa de La Sexta, fue cesada en 2012 como presentadora de «Los desayunos de TVE», palabras textuales de ella, «por hacer periodismo».
Volviendo al tema de Juan de Dios, concuerda con facilidad que este señor, además de formar a los espectadores con intereses políticos, tiene un puesto en la UCAM, la que fuera la cantera del PP en Murcia, pues pocos políticos del lugar no tienen su puesto en ella. Porque, si se quiere manipular, la cantera del PP ya tiene una televisión privada afín como es Popular TV, y no tendría por qué ensuciar la televisión pública de todos los españoles. Sin embargo, esto es una sandez, pues no lo harían por divertirse, sino para engañar, conseguir poco a poco más poder y así crear un auténtico caciquismo en la Región de Murcia.
En definitiva, deberíamos luchar por un periodismo crítico e imparcial, triste que sea de un color distinto según el que detente el Gobierno. Porque quieren a la población callada, e «informan» porque sería demasiado apabullador que no lo hicieran. Libertad no es solo votar, también es conocer sin tapujos tu país para poder cambiarlo, y que no existan poderes reaccionarios que te lo impidan. El periodismo privado no tiene por qué dejar de existir, lo que sí es fundamental es que el público sea imparcial, crítico y objetivo, al igual que lo habría de ser la educación de cada uno de los ciudadanos.
Quien vive sin pensar, no puede decir que vive.
*Salvador Moreno Moreno es integrante del Círculo Joven de Podemos Región de Murcia
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