La carta de la eurodiputada Carolina Punset, publicada en exclusiva este sábado por eldiario.es, en la que anuncia su decisión de causar baja en Ciudadanos, solo puede tener un calificativo: demoledora. La abogada Carolina Punset, nacida en Washington en 1971, hija del eminente divulgador científico Eduard Punset, firme defensora del ecologismo, fue uno de los fichajes estrella de la formación naranja. En 2015 encabezó la lista de ese partido a las Cortes Valencianas, siendo elegida diputada junto a una docena de parlamentarios más.
A comienzos de 2016, Punset abandonó su cargo de portavoz en ese parlamento autonómico para ser eurodiputada, sustituyendo a Juan Carlos Girauta, que se marchó para presentarse a las elecciones generales. Ella ocupó en su día el número tres de la lista, tras Javier Nart y el propio Girauta, que salieron elegidos. Hace justo dos años, abandonó el comité ejecutivo de Cs por muchas de las razones que ahora esgrime en su escrito.
Este sábado, tras hacer público su comunicado, la dirección de Cs le abrió un expediente de expulsión, alegando que viajó a Waterloo en coche oficial para entrevistarse con Carles Puigdemont, hecho que ella no ha desmentido, explicando en una entrevista en TV3 que lo hizo por “curiosidad intelectual” y criticando que quizá Inés Arrimadas, que recordemos ganó las elecciones, debería buscar soluciones para Cataluña “en lugar de ir retirando lazos amarillos” y practicando un “nacionalismo español acérrimo” frente al “patriotismo civil” que antes defendían.
Hay un pasaje, al final del citado escrito, que llama la atención por su rotundidad y en el que viene a explicar el motivo de tomar la decisión tras el tiempo transcurrido. Denuncia que la que había hecho “transfuguismo político para ser marca blanca del PP era la dirección del partido”. Y añade: “Pasamos del ‘No es no’ a Rajoy a ser los únicos que apuntalaron su gobierno en una moción de censura más que necesaria. No facilitar la salida de un gobierno corrupto, es igual a ser cómplice de la corrupción. Con esa moción, vi a mi jefe más enfadado y descolocado que al propio Rajoy. Dice mucho”, concluye taxativa.
La máxima de Cs de apuntalar, utilizando la misma expresión que Carolina Punset, a aquellas listas más votadas en comunidades autónomas y ayuntamientos, ha deparado escenarios tan dispares como la Andalucía de Susana Díaz o el rocambolesco caso del ayuntamiento de Granada, por ejemplo, facilitando el gobierno al PSOE en ambos casos; o la Comunidad de Murcia y ayuntamientos como el de la capital, donde el PP ha gobernado durante esta legislatura merced al apoyo implícito de la formación naranja. Ahora que se acerca la renovación de mandatos, se atisba un cierto distanciamiento, quizá más ficticio que real, pensando en un potencial electorado. Punset, en su escrito, critica que se busque más al votante de derechas o “muy de derechas”, subraya, en detrimento de que se acerque a Cs “la gente moderada, relevante y significativa”.
En Ciudadanos saben que el PP no atraviesa por su mejor momento, con unos jóvenes dirigentes cada vez más escorados a posiciones más conservadoras y cuyo amplio espacio pueden ver peligrar por la irrupción de formaciones como Vox. Y en ese caladero pretende entrar Cs para pescar a río revuelto, algo que no casa demasiado con lo progresista que declaman, en tanto se alejan de postulados próximos al feminismo o el ecologismo, pongamos por caso.
La alternativa de Ciudadanos, para mucha de su militancia que piensa como Carolina Punset, quien asegura que unos 400 dirigentes han abandonado el partido en los últimos meses, debería pasar “por políticas sociales, educativas y económicas que beneficien al conjunto de la población y no solo a unos pocos”. La mediocridad, que refiere Punset en su carta, de algunos de sus líderes embutidos en un partido férreamente jerarquizado, no ayudará a ello.
El dramaturgo catalán Albert Boadella, uno de los fundadores de Cs, siempre ha mantenido que un tonto con responsabilidades es algo altamente peligroso, por los desastres que puede ocasionar. Como tampoco ayuda la preferencia de construir un proyecto de gobierno desde los escombros que va dejando el PP y no desde el intento de cautivar, también, por supuesto, al votante de centro-izquierda.
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