Que la izquierda, la transversalidad o los espacios de transformación política real han dado un espectáculo bochornoso en su intento, en principio bienintencionado, por confluir es más que evidente. No hace falta que escarben los periodistas, que ya lo anunciamos nosotros a los cuatro vientos por las redes sociales; no nos hemos quedado cortos en deslealtades, artimañas, cruces de acusaciones estériles o palos en la rueda del “compañero”. Sobre esto cada uno tenemos un relato y ya lo hemos expuesto y difundido en entrevistas, notas de prensa y artículos de opinión en los que, sobre todo, nos hemos leído entre nosotros y nosotras, indignándonos o aplaudiendo según el que escribiera fuera de los “nuestros” o de los “otros” (al fin al cabo “de los nuestros” también, nos abochorne reconocerlo o no).
Yo también tengo mi relato sobre lo sucedido, como todos, creo que claro, conciso e indiscutible, pero estoy seguro de que será más útil profundizar en él cuando terminen las elecciones; no por ocultar lo sucedido (ya he dicho que el proceso ha estado plagado de deslealtades, artimañas, cruces de acusaciones y palos en la rueda), sino porque lo que hace falta ahora, a un mes del momento que hemos estado preparando con toda nuestra energía, dejando de lado asuntos personales, familiares y laborales, es centrarse en las propuestas que deben sacar a la ciudadanía de la situación de crisis social y económica que está viviendo.
Nos guste o no (a mí desde luego no me ha gustado el proceso por el que se ha llegado hasta aquí), tendremos dos candidaturas que se denominan ciudadanas y de cambio real en las elecciones municipales de Murcia. Una vez que esto es así, la única opción que tenemos, la única opción coherente y asumible, es llevar a cabo una campaña electoral limpia entre nosotros. El objetivo para todas y todos debería ser arrebatar el Ayuntamiento al Partido Popular, y no porque sí, sino porque detrás de una política enfocada únicamente en la especulación y el enriquecimiento de unos pocos está el sufrimiento de la mayor parte de la ciudadanía. Nuestros vecinos y vecinas, nuestros amigos, nuestros compañeros de trabajo, aquellos con los que nos cruzamos todos los días, y aquellos con los que no, no van a entender una actitud diferente. Y no les falta razón.
Cambiemos Murcia y Ahora Murcia, se hayan constituido como se hayan constituido, deberían ser aliados naturales. Y si hay diferencias serán de programa y se deberán debatir y cuestionar racionalmente, y de ese debate deberá salir una construcción colectiva aún más útil. Otra cosa será absurda y solo llevará a mantener el sufrimiento de las miles de personas pisadas por un sistema injusto basado en la privatización de lo que es de todos.
En participación se dice muchas veces que hay que huir de los dilemas, de dos posturas enfrentadas, y buscar la opción superadora. En este caso está claro: o buscamos cómo convertir la división en algo positivo o nos hundimos junto con nuestros vecinos y vecinas, nuestros amigos, nuestros compañeros de trabajo, aquellos con los que nos cruzamos todos los días, y aquellos con los que no.
En Cambiemos Murcia las puertas no han dejado de estar abiertas. Os necesitamos ahora más que nunca para que este siga siendo un proyecto de todas y todos. Así que debatamos y discutamos pero sobre servicios y viviendas sociales, sostenibilidad ambiental y conservación del patrimonio, remunicipalización de los servicios públicos que nunca debieron dejar de serlo, sobre democracia participativa, igualdad de género e igualdad de origen. Seguro que nuestras opiniones sobre estos temas son similares, si no idénticas, y esto es lo importante, lo que nos debería unir y lo que se espera de nosotras y nosotros.
