Son ya más de cuatro años de ataque brutal a la Educación pública, de Mareas Verdes, de plataformas, de asociaciones, de protesta y de lucha, pero el “plan maestro” del Partido Popular sigue, avanza y destroza todo lo que se pone en su camino. Las cifras hablan por sí solas: el presupuesto de educación baja, baja y baja; hemos pasado de un 4,9% del PIB invertido en educación a un 4,2%. Se masifican las aulas, las bajas no se cubren, se reducen las becas, acaban con los refuerzos, aumentan las tasas, se despide a miles de profesores... Todo un cúmulo de despropósitos que unos políticos endiosados y alejados de la realidad justifican y argumentan en base a teorías y comparativas con sistemas como el finlandés. Es ya tedioso decir que no somos Finlandia: ni invertimos más de un 6% en educación ni tenemos un 2% de paro.
Por favor, dejad de ensuciar la palabra. Todas las medidas que se están aplicando tienen el único fin: privatizar y utilizar el dinero de todos para pagar los despropósitos de la mala gestión de sus empresas. Y utilizáis esos mantras de las teorías económicas más desastrosas e ineficaces para decir que puede haber excelencia sin inversión. A nosotros ya nos ha quedado claro, no se busca la excelencia, no se busca el biinguismo. No os importa la educación, no os importan los alumnos. Sólo importa reducir la inversión en educación, y que esta inversión llegue al 3,9% del PIB, tal y como os habéis comprometido con Bruselas, le pese a quién le pese. Caiga quien caiga.
¿Y como se ejecuta ese “plan maestro”? Pues muy sencillo: primer paso, atacamos a un sector del colectivo, a un sector amplio, al profesorado interino. Miles de interinos son despedidos en todas las latitudes del país, 3.300 en Murcia, 4.200 Castilla la Mancha, y así una a una podría recorrer todas las comunidades. No pasa nada, se prescinde de personal eventual, provisional, que no trabaja… No se habla de los dramas familiares que esto conlleva, no se habla de los alumnos que quedan sin profesor. Así, la comunidad educativa en toda España toma la calle, pero el plan continúa. La maquinaria gubernamental ataca. Empiezan las críticas, se oyen voces desde el Gobierno deslegitimando la protesta. Aún recuerdo escuchar aquello de “esos vagos de los profesores que trabajan 20 horas con un sueldo fijo”.
Y la cosa no queda ahí. Los ajustes deben seguir. Por todo el país se sigue recortando: se deja de pagar el verano a los interinos, se recortan los complementos de formación, aumentan las tasas en la univestidad... Se recorta, se recorta y las tijeras parecen no acabar. Toda la comunidad educativa, en especial los profesores interinos, están en contra de la administración. Pero “el plan maestro” sigue. Ahora toca enfrentar a este colectivo, ahora toca reordenar las listas, que el colectivo interino luche entre sí, que se peleen por las migajas que el sistema les ha dejado. Así, por todo el país aparecen sistemas de reordenación de listas, sistemas que buscan el cambio de unos profesores por otros. Y mientras, los gobiernos autonómicos venden el humo del bilingüismo y falsas esperanzas a una sociedad cada vez más sumida en la miseria.
Pero aquí no termina el despropósito, la cuadratura del círculo debe ser perfecta. Y para eso tienen la LOMCE, ese invento maquiavélico que desde sus inicios trata a los alumnos de la educación pública exclusívamente como mano de obra y no como ciudadanos. Se bajan las horas de las Humanidades, el segundo idioma deja de ser obligatorio y se dejan horas a disposición de los centros, para que los profesores y departamentos peleen por las miserias que deja una ley hecha casi exclusivamente con su ideología.
En fin, todo un plan maestro, todo lo que la derecha más rancia de este país siempre ha querido: que el Estado no gaste en mano de obra más que lo que les permita para leer y escribir. ¿Para qué tiene uno que saber qué aportó Galileo a nuestra cultura? ¿Para qué necesitamos los trabajadores que saber cómo describía Machado las tierras de España? ¿Para qué vale que un trabajador sepa entender la música?
Ese es vuestro plan, está claro. Pero nosotros también tenemos el nuestro, no lo olvidéis: y ese ahora es relevaros en las instituciones. Y no se os ocurra venir con el cuento de que no ha servido para nada la movilización, porque vosotros sabéis perfectamente que si no hubiéramos estado en la calle, vuestro plan maestro ya estaría aprobado, y hubiérais mirado de nuevo a Hayec, y os diría que no es suficiente, que el Estado no vale para nada, que la empresa privada tiene más hambre y necesita devorar más educación pública.
Y más importante aún: vosotros sabéis que es la movilización la que os va a sacar de las instituciones. Ha sido la movilización la que está haciendo posible que los trabajadores no os crean cuando habláis de recuperación, y que entendamos que por mucho que habléis de principios o de intereses generales solo os mueven vuestros intereses como clase. Es en la movilización donde hemos podido darnos cuenta que somos la mayoría la que trabajamos y lo construimos todo: Vuestros beneficios y nuestros derechos. Y al final, es en la movilización donde os estamos diciendo que si con vosotros en el Gobierno no tenemos unos derechos básicos, vamos a construir las fuerzas que hagan falta para que no estéis ocupando ese espacio que es del pueblo.
