Murcia y aparte es un blog de opinión y análisis sobre la Región de Murcia, un espacio de reflexión sobre Murcia y desde Murcia que se integra en la edición regional de eldiario.es.
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En noviembre de 1930, José Ortega y Gasset publicó un artículo al que se le atribuyó una cierta influencia en lo que fueron los acontecimientos que condujeron a la proclamación de la II República. El artículo, titulado “El error Berenguer”, desmentía ya en su primera línea que el título fuera una errata y que efectivamente no se trataba del “error de Berenguer”, sino que Berenguer era el error. El artículo finalizaba con un histórico, celebrado y contundente “Delenda est Monarchia”.
Pues bien, cuando tratamos de examinar la cuestión de la UCAM en relación con los estudios de Medicina en Murcia, podemos apreciar que de igual manera, no es que éste sea el error de la UCAM, sino que más bien que Medicina en la UCAM de Murcia es un error.
En primer lugar, es probable que esta institución no contara a fecha de hoy con la certificación necesaria de la ANECA (la Agencia de acreditación) si no hubiera dispuesto de esa facilidad de uso de los hospitales públicos para las prácticas de sus alumnos. Una disponibilidad de servicios que en cualquier caso limita, disminuye o interfiere con los recursos disponibles para la formación de estudiantes de la Universidad de Murcia (UMU) pero también de médicos residentes.
Con frecuencia vemos cómo se argumenta que se puedan ofertar recursos públicos a instituciones u organizaciones privadas cuando esto no perjudica al normal funcionamiento de lo público, y que además, esta práctica podría generar incluso beneficio económico. Sin embargo, también con frecuencia la realidad es bien distinta, pues allí donde han llegado han entrado en colisión con los intereses públicos. Así por ejemplo, especialmente llamativo fue el intento de desembarco en los hospitales Morales Meseguer y Reina Sofía, que se realizó de forma desordenada y precipitada.
En cuanto al supuesto beneficio económico, la compensación resulta extremadamente exigua por lo que lo más bien parece que se favoreciera la llegada de la UCAM que otra cosa. Además esa exigua compensación no vendría sino a hipotecar cualquier otra posibilidad de mejora de la formación de estudiantes de la UMU y residentes de Medicina. Mejora por todos considerada muy necesaria, ya que las actuales estructuras docentes podríamos decir que se encuentran en fases embrionarias de desarrollo. En la realidad resulta muy difícil encajar, en los hospitales públicos, alumnos de las dos universidades.
Otro problema, y no menor, es el creciente número de estudiantes de la UCAM, crecimiento desproporcionado y que desequilibra de forma progresiva la oferta de profesionales recién licenciados a la esfera laboral. Hemos de recordar aquí también, las fuertes redes que se van tejiendo alrededor de la UCAM, cuando por el contrario, en torno de la UMU no vemos sino enormes dificultades para conseguir plaza, a las que sólo acceden los mejores números de selectividad y limitaciones presupuestarias crecientes para el desarrollo docente.
En fin, el problema es que ha habido un Gobierno Regional, un gobierno del PP, más interesado en los intereses de la UCAM que en las necesidades de los estudiantes de la Universidad Pública, y que ha legislado más preocupado por favorecer intereses privados que en defender e impulsar las instituciones educativas públicas. Todo hubiera sido más sencillo si dispusieran de su propio hospital privado para prácticas.
Aquí, la cuestión ahora es que se debería revisar y dejar en suspenso el convenio entre el Servicio Murciano de Salud (SMS) y la UCAM por ser contrario al interés general. Alguien debería decir a la UCAM que si tiene una Facultad de Medicina privada, debería contar también con un hospital privado para prácticas de sus alumnos. Los hospitales públicos deberían, por otro lado, ir avanzando en acuerdos de colaboración cada vez más estrecha con la Universidad de Murcia para mejorar la formación de los estudiantes de esta institución pública. En cualquier caso y en relación con el reciente Real Decreto 420/2015 de 29 de mayo, se debería, de forma inmediata, respetar dicho decreto y dejar los hospitales públicos de la ciudad de Murcia y el de Santa Lucía en Cartagena, con fuerte implantación de la UMU, vinculados exclusivamente a dicha Universidad.
Ahora, sin embargo, todo está más complicado, todos han tomado posiciones defensivas. Se espera otro posible desembarco en septiembre, aunque algunos confiamos en que no se realicen movimientos sin acuerdo previo entre el SMS y la UMU para evitar desencuentros aún mayores. También ahora, es cierto, el Gobierno Regional está más debilitado y en la Asamblea la oposición hace su trabajo en defensa de lo que es de todos. Es aún posible que, finalmente, se actúe en base a acuerdos que respeten el interés general.
Como dijo Ortega en aquel artículo: “… el régimen sigue solitario, acordonado, como leproso en lazareto. No hay un hombre hábil que quiera acercarse a él; actas, carteras, promesas -las cuentas de vidrios perpetuas- no han servido esta vez de nada…”.
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