En nada empezaremos a escuchar y a leer declaraciones de los responsables políticos referidas al proyecto de Ley de Presupuestos Generales de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia para el año 2016, y asistiremos a una serie de argumentos que se repiten año tras año, pero más en este, si cabe, por el periodo preelectoral en el que nos encontramos. Recuperación económica, crecimiento, confianza, estabilidad, progreso… Son palabras que veremos repetir una y otra vez en artículos de opinión, declaraciones públicas, intervenciones parlamentarias y redes sociales, entre otros medios de difusión.
Entre ellos aparecerá la referencia al “modelo productivo”, que será repetido en más de una ocasión en frases del tipo “estamos sentando las bases del modelo productivo”, “generaremos empleo a través del nuevo modelo productivo” y cualquier otra combinación que se nos pueda ocurrir. Lo cierto es que el modelo productivo requiere de una combinación de factores a tener en cuenta, en donde la voluntad política representa un aspecto esencial para conseguir un verdadero cambio que permita la creación de empleo en la Región de Murcia.
Entre esos factores, la educación, y en concreto la Formación Profesional, constituyen un elemento de primer orden si de verdad se pretende pasar de las declaraciones a los hechos. Pues bien, la realidad de la FP en la Región de Murcia es dura, donde ya no es que no existan recursos humanos ni recursos materiales necesarios para ofrecer una formación de calidad, sino que no existe planificación, ni estudios sobre la empleabilidad de los distintos ciclos formativos para permitir que el alumnado pueda elegir aquellos estudios que ofrecen mayores posibilidades en el mercado laboral.
Tan sólo tenemos que echar un vistazo a la guía de ciclos formativos de grado medio y de grado superior que la Consejería de Educación ha publicado para el curso escolar 2015/2016, para darnos cuenta de que lo único que han hecho ha sido sustituir en la portada el curso para que todo lo demás siga exactamente igual. Pensemos por un instante en sectores productivos estratégicos por la potencialidad que tiene la Región de Murcia, por ejemplo hablemos de la agricultura y todo lo relacionado con la industria agroalimentaria. Pues bien, resulta que tan sólo se ofertan tres ciclos formativos de grado superior de la familia profesional Agraria que se encuentran situados en Lorca, Moratalla y Torre Pacheco.
Si pensamos que las exportaciones son un sector clave de la economía regional, como así se pone de manifiesto en la memoria sobre la situación socieconómica y laboral del Consejo Económico y Social de la Región de Murcia para el año 2014, observamos que la oferta formativa del ciclo formativo “Comercio Internacional” sólo se puede estudiar en cuatro centros educativos distribuidos en Cartagena, Las Torres de Cotillas, Lorca y Santomera.
Si hablamos de industria, ligada esta al potencial tecnológico que tiene nuestra región con la existencia de la Universidad Politécnica de Cartagena, vemos que el ciclo formativo “Automatización y robótica industrial” tan sólo se oferta en Los Dolores (Cartagena), Lorca, Molina de Segura y El Palmar. Si pensamos que la hostelería y el turismo representan un sector estratégico de la economía regional, resulta que la única oferta formativa se reduce a Cartagena y Murcia, como si el Noroeste murciano o la comarca del Mar Menor no ofreciera posibilidades de explotación.
Y luego hay casos muy curiosos que confirman que la oferta formativa se diseña sin criterios lógicos y racinales. La Región de Murcia tiene un potencial tremendo para el fomento de las energías renovables; pues resulta que sólo nos encontramos con la oferta del ciclo formativo de grado superior “Energías renovables” en El Palmar. Si queremos podemos hablar del desarrollo informático y tecnológico, y la revolución que ha supuesto la tecnología móvil y el desarrollo de aplicaciones para sistemas informáticos; pues bien el ciclo formativo de “Desarrollo de Aplicaciones Multiplataforma” tan sólo se oferta en cuatro institutos: Alquerías, Patiño, Cieza y Caravaca de la Cruz.
Y ya no sólo hablamos de la oferta, sino que su distribución geográfica deja mucho que desear ofreciendo situaciones donde si un ciudadano de Yecla quiere estudiar comercio internacional, como centro más próximo tiene el de Las Torres de Cotillas, o si un informático de Jumilla quiere centrar su formación en las aplicaciones multiplataforma para desarrollar todo su potencial, tiene que desplazarse hasta Murcia, o en su defecto, a Caravaca de la Cruz para encontrar el centro más cercano.
Eso sí, en la guía los ciclos formativos que más se ofertan -y eso viene de años-, son todos los referidos a las familia de Administración y Gestión, y en la familia sanitaria lo referido a cuidados auxiliares de enfermería en donde precisamente el porcentaje de empleabilidad es más bajo respecto a otros sectores profesionales. Así es difícil que se pueda cambiar el modelo productivo regional por mucho de que traten de vendernos lo contrario.
La sensación que a uno le queda cuando lee la guía formativa de la Formación Profesional que ha publicado la Consejería de Educación para el curso 2015/2016 es que se elabora sin ninguna base, ni muchos menos pensando en cambiar el modelo productivo hacia sectores estratégicos. Más bien da la sensación de que no se planifica, como cuando vamos a hacer la compra semanal sin anotar previamente lo que nos hace falta, y resulta que nos terminamos llevando a casa aquello que no nos hace falta dejándonos lo necesario para la semana en el supermercado.
En este caso, lo que ocurre es que podemos comprar aquello que nos falta a la semana siguiente o en el mismo día si es muy urgente. Lo lamentable es que con la Formación Profesional nos estamos jugando el futuro inmediato, el nuestro y el de las próximas generaciones, y ahí no hay excusas que valgan, salvo que la mediocridad y el cortoplacismo existente en los políticos con responsabilidad de gobierno evita ver con las luces largas hacia dónde va nuestra querida Región de Murcia.
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