Se pasaron de la raya. Después de más de 40 días sin comparecer para dar cuenta de su gestión durante esta crisis, López Miras volvió a la Asamblea regional con la Ley de Presupuestos de 2020 en una mano y el rodillo en la otra. Durante estas últimas semanas el rodillo ha sido un verdadero descubrimiento para muchos españoles entregados a la repostería casera. En el PP, en cambio, no necesitan descubrir nada. Es su principal herramienta de trabajo desde que gobiernan la Región de Murcia hace 25 años. Desde 2015 con el apoyo de Ciudadanos y ahora también de Vox que son, no nos vamos a engañar, tres ramas del mismo árbol.
Con ese rodillo llevaban amasando los presupuestos aprobados el pasado martes desde el mes de diciembre. El 17 de enero presentaron la criatura, una auténtica torta hecha a base de censura parental en las aulas, la criminalización de ese tercer sector que se empeña en ayudar a los pobres y subvenciones a la caza. Nada que tenga que ver con la dramática situación que viven nuestra patria y nuestra Región en estos momentos.
Lo amasaron en enero, hace ya más de un siglo. Ahora el pan está duro y rancio. Pero la miga es aún peor que la corteza. El presupuesto de Sanidad esconde recortes en partidas tan vitales como material sanitario (46,6 mill. €) y recetas (27,5 mill. €). Ante cualquier crítica, sin embargo, la respuesta de PP, Ciudadanos y Vox siempre es la misma: “come y calla”.
Para colmo de desvergüenza el presidente López Miras se sube el sueldo en plena pandemia. El artículo 26 de la Ley de Presupuestos dice textualmente: “El presidente de la Comunidad autónoma percibirá las mismas retribuciones que el resto de miembros del Consejo de Gobierno”, lo que en la práctica conlleva una subida de casi tres mil euros al año. ¡En plena pandemia! Vox y Ciudadanos callan y otorgan. No así la ciudadanía.
En los últimos días una ola de indignación ha llenado las redes y Murcia ha vuelto a acaparar titulares en la prensa nacional por estos recortes. El presidente López Miras llegó a la asamblea sacando pecho y dispuesto a imponer su presupuesto por las bravas. La aritmética parlamentaria le da para ello. Pero a fuerza de tanto sacar pecho los presupuestos le han explotado en la cara. Ya lo decía San Agustín: “La soberbia no es grandeza sino hinchazón, y todo lo que está hinchado parece grande pero no está sano”.
El Gobierno de Murcia ha contado con una oposición leal durante estas semanas en todo lo relacionado con la gestión de la pandemia. A pesar del bochornoso espectáculo que Abascal y Casado están dando en el Congreso. Pero todo tiene un límite. Imponer por las bravas unos presupuestos desfasados y con recortes en material sanitario, sin aceptar ninguna enmienda, no es lo que nos demanda la sociedad en estos momentos. Entre esas enmiendas Podemos puso sobre la mesa crear una partida adicional destinada a “Mejoras en las infraestructuras y servicios del Servicio Murciano de Salud”. Si ya era necesaria antes de la pandemia, ahora más que nunca. Pero no hubo manera. El rodillo no perdona.
La reconstrucción económica de la Región de Murcia se va a ver complicada por el viejo armazón de estos presupuestos desfasados. Toca rectificar y hacerlo pronto. Miles de familias y negocios de la Región no aguantan más la espera, sobre todo porque ven que otras Comunidades han movido ya ficha mientras que aquí no se hace nada, aparte de retrasar considerablemente la gestión de los ERTEs. En la Comunidad Valenciana los trabajadores afectados por los ERTEs reciben ayudas de 150 a 600€, de 750 a 1.500€ en el caso de los autónomos. Asturias ofrece ayudas al alquiler de 400€ a los negocios cerrados por el virus. El Gobierno de López Miras sigue de brazos cruzados.
No es tiempo de rodillos, sino de los grandes consensos que reclama la sociedad murciana y española. Es tiempo de reforzar la sanidad pública y proteger a médicos, enfermeros y un personal sanitario precario y mal pagado. Es tiempo también de invertir en una industria regional, para que nunca más en una situación de emergencia dependamos de los buitres que hacen su agosto en mercados internacionales que se rigen solo por la ley de la selva. Es tiempo, por último, de reforzar los mecanismos de protección social, creando un auténtico escudo que proteja a los más humildes cuando vengan mal dadas, algo más urgente si cabe en una Región en la que antes de la Covid-19 ya teníamos a una de cada tres familias en situación de pobreza.
Estos son los grandes consensos que nos deja esta crisis y que no entienden de derechas ni de izquierdas. Para ponerlos en marcha hemos tendido una vez más la mano al Gobierno regional para crear una comisión de reconstrucción en la Asamblea, con la participación de todos los partidos y las contribuciones de todos los actores sociales: trabajadores, empresarios, pymes, autónomos, tercer sector, sindicatos… Es lo mismo que el PP ha solicitado y obtenido en el Congreso de los Diputados. Por eso no entendemos que, mientras que en Madrid el PP exige participación, López Miras pretenda diseñar él solito la estrategia de recuperación económica con una comisión de expertos, todos con un perfil muy cercano al mundo empresarial.
Esperemos que el presidente haya aprendido algo de la polémica de estos días y que su soberbia no le lleve a tropezar otra vez en la misma piedra. El mundo y la Región que el PP ha gobernado los últimos 25 años han cambiado con el virus y hay que estar a la altura. No es país para viejos rodillos y sí para grandes consensos que pongan por delante a la gente, lo común y los cuidados.
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