En los últimos años la privatización de los servicios públicos y la corrupción han sido una constante en los gobiernos del PP. Son dos caras de la misma moneda. Lo hemos comprobado con la sanidad o la educación madrileñas, donde la Púnica ha hecho su particular agosto a costa de servicios esenciales…y de nuestro bolsillo, claro. Y es que la corrupción y la privatización de lo que es de todos, han ido de la mano bajo el manto protector de quienes debían protegerlo; por el contrario, han arrasado las arcas públicas en beneficio propio y han dejado un panorama desolador en cuanto a la atención que un Estado social y de derecho debe prestar a sus ciudadanos.
La corrupción es siempre detestable allá donde se produzca, pero es especialmente dañina cuando se juega con servicios tan básicos como la educación y la sanidad. Pero esta asociación sin escrúpulos, como lo es la Púnica, ha ido avanzando y corrompiendo todo a su paso. Los ejemplos de Madrid son los más conocidos, pero no se nos escapan las relaciones de la mafia Púnica con los 53.888.527,34€ que gastó la Generalitat Valenciana en barracones, o la imputación del ex presidente de Murcia por actos, supuestamente acontecidos, cuando era Consejero de Educación. En este sentido, los autos judiciales han sido demoledores, casi certificando esa relación entre el hoy desaparecido PAS y la trama corrupta de la Púnica.
El modus operandi siempre es el mismo. Bajo falsos pretextos se busca convencer a la sociedad de una falsa necesidad, se manipula y deforma el mensaje y la realidad, se juega con la necesidad de la gente y por fin se privatiza un servicio con su consiguiente deterioro. Este mismo esquema se repite una y otra vez, ahora una vez más en Murcia, donde bajo el falso pretexto de “libertad de elección” se quiere privatizar/concertar los bachilleratos y la FP. Y si hablo de falso pretexto, es falso porque esa libertad es una falacia, los bachilleratos y la FP son enseñanzas no obligatorias y la ley no permite concertarlas al 100%, es decir que las familias tienen que pagar una parte de la educación, y en realidad todos sabemos de los pagos voluntarios en los centros privados-concertados, y efectivamente pueden elegir. Pueden elegir aquellos que se lo pueden permitir, porque para el resto no hay elección posible. ¿Por qué ese empeño del PP en ampliar los conciertos? ¿Por qué esa necesidad de ampliar el desembolso de dinero público a empresas privadas dedicadas a la educación? Vemos los casos anteriores en Madrid o Valencia y… es cuanto menos preocupante e inquietante.
Una vez más el PP manipula y tergiversa, como ya hicieron con la “amnistía fiscal”, que no era tal, o con otros muchos giros lingüísticos donde el PP vuelve a tergiversar, pues habla de educación “concertada” como si esto fuera un modelo intermedio entre público y privado, para que no hablemos de empresas privadas que reciben fondos públicos, para que no asociemos años de recortes y deterioro de la escuela pública al aumento de la inversión en empresas privadas dedicadas a la educación.
Pero, sin embargo, los hechos son claros y tozudos, pues en los últimos años la inversión en educación ha bajado del 4,9% al 3,9%, mientras vemos como nuestros centros públicos sufren recortes y maltrato, a la vez que las empresas privadas dedicadas a la educación suben como la espuma, crecen y son apoyadas por políticas más que dudosas, pues se apoyan en demagogia, falsedades y falta de transparencia, y todo ello combinado con los intereses de determinados allegados al poder.
Ante este ataque a los servicios fundamentales de todos/as, y en especial a la educación pública, la postura debe ser de clara. Confrontación. No sólo nos debemos oponer firmemente a las nuevas privatizaciones, un solo euro dedicado a nuevas concertaciones sería un fracaso, sino que también debemos ser valientes, buscar alternativas e intentar revertir esta situación.
La apuesta debe ser clara: “apostar por la educación pública” y ser valientes buscando las fórmulas para integrar la red de centros privados (subvencionados vía conciertos), en la red pública. Lo que ocurre en nuestro país es una anormalidad si nos comparamos con los países de nuestro entorno. En ningún país existe una red de centros privados tan amplia, y en aquellos países a los que queremos parecernos, como Finlandia por ejemplo, la existencia de centros privados es una mera anécdota, y en la mayoría de países ni tan siquiera existe la figura del centro privado-concertado. Es decir, que la educación pública sea el modelo general, el que asegure la igualdad de condiciones y la equidad, y que los mal llamados conciertos sean sólo las excepciones.
En tanto las políticas de recortes y austeridad han privatizado e hipotecado nuestro futuro, corrompiendo el presente, debemos buscar las fórmulas para revertir estas situaciones, ser valientes y buscar fórmulas, no sólo de trincheras, resistencia y resignación. Debemos ser valientes y no tener complejos, buscar alternativas y apostar sin ambages por una educación 100% pública y de calidad.
*Angel L. Hernández es presidente de la Asociación de Interinos de la Región de Murcia (AIDMUR)
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