¡Y decían que la política local era aburrida! Las alarmas saltaron el pasado sábado 15 de junio con la constitución del Ayuntamiento de Cartagena: PSOE y PP pactaron gobernar la mitad de la legislatura cada uno. Algo inédito que tendrá consecuencias y que, sin duda, «los excluidos» aprovecharán.
Es evidente que la intención, además de hacer un cordón sanitario a Pepe López como si de EH Bildu se tratara, era conseguir el poder sí o sí. El ansia de poder de Castejón y de Arroyo les hizo pactar la una con la otra, y por supuesto con un Manuel Padín al más puro estilo Ciudadanos: de segundón, pero en todos los lugares posibles (será teniente de alcalde durante los cuatro años de legislatura).
PP y PSOE han priorizado el corto plazo hipotecando el futuro. La formación de Pepe López había ganado las elecciones e iba a gobernar en minoría, y lo quisieron evitar a toda costa. Al final, esto a largo plazo va a llevar a un refuerzo de Movimiento Ciudadano (MC) en tanto que siempre se ha postulado como un voto protesta identitario cartagenero y en cierto modo, lo que los politólogos llamamos antiestablishment. Cuando a un partido que se posiciona como «antisistema» se le excluye y se le criminaliza, acaba ampliando su apoyo por su consecuente y lógica victimización.
Es verdad que Pepe López no es especialmente educado y que mucha gente considera que no tiene formas propias de un alcalde, o incluso que «las formas le pierden», pero muchos cartageneros piensan que (perdonen la expresión) «le echa huevos». Pepe López, conocido en Cartagena como Pepe Cavite, ha asumido la lógica casi trumpista de soltar frases incendiarias para llamar la atención, aunque se hable mal de él, y efectivamente, este tipo de pactos contra él y que le regalan la posición de víctima, le benefician.
Tanto es así que Pepe López ha seguido explotando esa posición: al día siguiente salió y dio un discurso en la preciosa plaza del Ayuntamiento de Cartagena enunciando cosas como «Puta Murcia» o «Las verdades como puños, y si hace falta, a la cara, que es donde hay que dárselas». Niegan ser populistas: «Nos acusan de populistas. El populista solo puede ser una cosa: el híbrido entre popular y socialista, esos sí que son los populistas.» Y no es verdad, claro que MC es populista, y no es ni bueno ni malo. El populismo suele tener una mala connotación porque muchas veces va unido a movimientos xenófobos, excluyentes, o incluso autoritarios, pero teórica y académicamente es una forma de comunicar políticamente igualmente válida y que puede ser rellenada por un contenido legítimo. El populismo es construir una identidad frente a un enemigo a través de un relato que enuncia la pérdida de valores del lugar (la nación, el municipio…) y suele ir acompañado de comunicación negativa hacia el enemigo y de un líder carismático, auténtico y poderoso.
En el caso de Pepe López se construye una lógica populista amigo-enemigo muy clara: los cartageneros frente a los murcianos. Él mismo se presente como un líder con principios y capaz de cambiar la situación de decadencia de los valores. Eso es populismo. No es ni bueno ni malo, pero Pepe López, aun siendo populista, ha de desmarcarse públicamente del mismo de forma que no se le relacione con el separatismo y genere más rechazo. Eso sí, sabe que debe ser populista y transgresor porque es la única manera de que los cartageneros orgullosos le voten (no es solo una cuestión de provincialismo, sino de defender su tierra).
Es verdad que Pepe López no es independentista, pero sigue una lógica discursiva muy parecida, ya que construye una identidad que se opone a un enemigo externo. Algo que también hace Vox y que en realidad explica que muchos votantes de Vox en Cartagena el 28 de abril hayan decidido decantarse por MC el pasado 26 de mayo. No es ninguna locura mantener esta tesis sabiendo que Pepe López en ningún momento ha descartado pactar con Vox, pero sí con PP y PSOE. No es que MC sea de ultraderecha (la principal diferencia es el apoyo de su líder al tan necesario Orgullo LGTBI), es que sabían que competían por el mismo electorado (el voto identitario y protesta) y descartar un pacto con ellos complicaba esos apoyos.
Otras cuestiones importantes son los problemas particulares que le van a generar este pacto tanto a PSOE como a PP. En principio internamente parece que ha estallado más en el primero, pero sin duda, a nivel de apoyos, les va a pesar a los dos.
Es esencial a partir de ahora la comunicación desde la oposición, esta puede dar el próximo bastón en cuatro años. Con un PSOE que pacta con el PP por poder, depende de Pilar Marcos que Unidas Podemos se postule como la única alternativa progresista. También depende de Pepe López que este pacto antinatura a lo Stranger Things se materialice en su alcaldía en la próxima legislatura. Con el PP en el gobierno, MC se reforzará, siempre ha sido el peor enemigo del PP.
Sin duda, es una buena trama, pero no es Netflix, es Cartagena.
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