Vivimos en un sistema que lo subvenciona casi todo. Prácticamente no hay ninguna actividad que no esté subvencionada desde las administraciones públicas. Y a mí me parece muy bien que haya ayudas para todas aquellas actividades que sean útiles para el bien común. Ya sean empresariales, deportivas, culturales o artísticas. Hay ejemplos para todo. Aquí en la Región de Murcia se subvencionan a nivel autonómico y municipal todo tipo de asuntos. Desde empresas hasta aficiones. Se subvenciona la agricultura, la ganadería, la pesca, la industria, el turismo. El ocio, el deporte. La caza y los toros.
Determinados medios de comunicación también reciben subvenciones: hay televisiones, radios y periódicos (no todos, claro: hay actitudes a premiar y otras a castigar) que cobran del erario público o en forma de subvenciones o en forma de publicidad. Son subvenciones que no se cuestionan. Se subvencionan por igual el jazz, las procesiones de semana santa, el heavy metal, las fiestas de cartagineses y romanos, los coches eléctricos, la federación murciana de dominó y también la de halterofilia y hasta la de esgrima; una vez leí que hasta la asociación murciana de galgos cobra una subvención autonómica, algo para lo que no tengo absolutamente nada que objetar, porque evidentemente todas esas actividades contribuyen al enriquecimiento de la vida pública y social de esta Región y es bueno que se les ayude con el dinero de todos.
Las únicas subvenciones que se cuestionan una y otra vez son las subvenciones que reciben las organizaciones sindicales. Esas sí que están mal vistas: se conoce que no se valora la función que los sindicatos cumplen en nuestra sociedad. Da igual que sean pequeñas subvenciones y que cada año sean menores; da igual que de su trabajo se beneficie toda la población trabajadora y no solo sus afiliados; da igual que esas subvenciones supongan un pequeño porcentaje de su presupuesto anual, dado que un 85% del presupuesto de un sindicato viene de las cuotas de sus afiliados, un 10% de los ingresos por servicios jurídicos y un escaso 5% de subvenciones públicas: conozco bien ese percal y lo puedo afirmar. Da lo mismo. Se demoniza al sindicalismo y punto. Es como si en la lucha de David contra Goliat, se le quitara a David la honda y la piedra para luchar contra el gigante y al gigante se le hinchara a vitaminas todo el rato.
Todo lo demás se debe subvencionar. Los sindicatos, no. No pasa nada. A los sindicatos se les viene quitando subvenciones desde hace muchos años y siguen vivos. Me pregunto si seguirían vivas otras organizaciones si el presupuesto público les hiciera prescindir de sus subvenciones, no lo quieran los dioses. Estoy convencido de que más de una tendría que echar la persiana.
Lo que sí es indignante son las mentiras. La ultraderecha se presentó a las elecciones con un programa en el que decían “suprimiremos las subvenciones a las organizaciones empresariales y a las organizaciones sindicales”. La gente aplaudió eso pensando que es equitativo, porque ni para los de arriba ni para los de abajo. Sonaba bien. Una parte importante del electorado les votó y a la vuelta de un tiempo ya los tenemos en el gobierno de la comunidad autónoma.
Y, ¿qué sucede cuando están en el gobierno de la comunidad autónoma de la Región de Murcia? Pues que incumplen descaradamente ese compromiso: mientras les reducen las subvenciones a los sindicatos CCOO y UGT, no solo no les suprimen sino que les aumentan las subvenciones a las organizaciones empresariales. En el mes de febrero de 2024 la Comunidad autónoma repartió nada menos que 600.000 euros a las organizaciones empresariales CROEM (la patronal regional de Murcia), CECLOR (la patronal local de Lorca) y COEC (la patronal local de Cartagena) para fomentar el emprendimiento y el desarrollo empresarial. Y ahora, en abril de 2024, las patronales agrarias PROEXPORT, APOEXPA Y FECOAM se repartirán 200.000 euros más para promover las exportaciones hortofrutícolas. Repito que todo esto me parece bien, pero que no nos digan que van a quitar las subvenciones a las organizaciones empresariales porque eso es una mentira populista más. No solo no se las van a quitar, sino que, en el futuro, aumentarán.
Pero en el imaginario de la gente, seguirá existiendo la imagen de unos sindicatos subvencionados cuando la realidad es muy distinta. Es increíble cómo se deja engañar el votante, y cómo los que mienten salen premiados una y otra vez, una y otra vez. No nos engañemos: en las próximas elecciones volverán a prometer suprimir las subvenciones a las organizaciones empresariales y sindicales y volverán una vez en el gobierno a inflar a las unas y asfixiar a las otras. Pero que no nos engañen más, hombre.
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