El nuevo curso político presenta numerosos desafíos y a los ya conocidos del Brexit, la incipiente recesión económica y el sainete italiano se puede sumar un nuevo fortalecimiento de la extrema derecha en Alemania.
El 1 de septiembre se renuevan los parlamentos de los estados de Brandeburgo y Sajonia y las encuestas apuntan a la posibilidad de que en ambos el partido más votado sea Alternativa por Alemania. No podrán gobernar, porque de momento se mantiene el cordón sanitario del resto de partidos hacia estos ultras, pero será otro revés, quizás definitivo, para el gobierno federal de Merkel y los socialdemócratas y otro impulso para el auge global de la extrema derecha. También pueden ganar los comicios de Turingia, que se celebrarán a final de octubre.
A sus habituales mensajes racistas, que culpabilizan de todos los males a los migrantes y refugiados, especialmente a los musulmanes, Alternativa por Alemania se vale en los estados de la antigua RDA, donde es especialmente fuerte, del sentimiento de abandono que interioriza una gran parte de la población, pues casi 30 años después de la reunificación las diferencias económicas con los lander occidentales persisten y la desindustrialización se ha acentuado.
El foco en estas elecciones está puesto en la descarbonización del país, pues Alemania aún extrae el 40% de su energía de combustibles fósiles y ha anunciado que dejará de usar el carbón para 2038, lo que es especialmente sensible en regiones con grandes centrales térmicas como Brandeburgo. La ultraderecha alemana, al igual que Trump en Estados Unidos o Bolsonaro en Brasil, critica las políticas ecologistas y defiende las industrias contaminantes. Niegan que el cambio climático sea producto del hombre y apuestan porque sean otros países los que pierdan competitividad intentando frenarlo.
Curiosamente, al igual que suben en las encuestas de ambos estados alemanes los ultras xenófobos y antiecologistas, también lo hacen Los Verdes, que se benefician como en el resto de Alemania del desplome de los socialdemócratas. Si los sondeos no yerran, Die Grünen serán imprescindibles para sostener las actuales coaliciones de Gobierno en Brandeburgo (entre socialdemócratas y La Izquierda) y en Sajonia (entre democristianos y socialdemócratas). En Turingia ya gobiernan con Die Linke y el SPD.
Saltando a nuestro escenario regional, se pueden ver algunos paralelismos del antiecologismo de la nueva derecha radical en la apuesta de las tres derechas por mantener todos los usos económicos, sin cortapisas, en el Mar Menor, obviando la situación límite de la laguna salada a la que se ha llegado por la masificación urbanística, turística y agraria y la contaminación que aún se arrastra de las explotaciones mineras.
Otro sí: lamento haber acertado en los pronósticos de mi anterior artículo. Tenemos trifachito en la Región de Murcia y el chantaje fracasado de Pedro Sánchez a Unidas Podemos nos deja, de momento, sin Gobierno estatal de izquierdas.
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