Ya tenemos a los que viven de generar miedo con su dialéctica manida de retrotraernos al cataclismo del 36-39, actualizando sus métodos a las nuevas tecnologías con sus 'fake news', planteando que los problemas que tiene nuestra sociedad están generados solo por la mitad roja de las dos Españas, y poniendo como paradigma de la solución de nuevo, el austericidio y la vuelta al blanco y negro del NO-DO.
Más allá de lo que pudiera pensarse, un gobierno progresista no garantiza que las condiciones laborales pudan mejorar, aunque parece una contradicción. Hay muchos factores que avalan esta contrariedad: la primera y principal es la dependencia de los sindicatos del pesebre, de su parte política, algo evidente para quien pueda leer las ultimas noticias de los ERES de Andalucía. Mucho nos tememos la escenificación de una pantomima, más que una posición frontal a cualquier tipo de recorte de derechos. Podemos recordar que los contratos basura, el microempleo y las empresas de trabajo temporal fueron pergeñadas en un gobierno de izquierdas.
La situación internacional no ayuda mucho, porque es evidente un nuevo reparto de las cartas económicas a nivel mundial que está incluso poniendo en cuestión el actual sistema monetario con vuelta al patrón oro. Lo que viene siendo una guerra económica soterrada que ya esta saltando a otro nivel.
Si a esto le sumamos que Europa parece ya no fiarse de España, de sus presupuestos o incluso con su nueva Fiscal Europea va a controlar y vigilar el dinero que nos llega de Europa, parece hasta entendible que tuviéramos problemas para generar un gobierno que parece abocado a tomar medidas impopulares.
La hucha de las pensiones esta vacía, y sin visos de solución. La derogación de la reforma laboral del PP no parece una situación plausible porque solo esta puesta en cuestión en dos artículos por el nuevo gobierno. Pensemos que los mercados y los lobbies empresariales volverán con el chantaje de las cifras de paro a intentar condicionar cualquier intento real de cambiar la precariedad laboral que ya viene siendo endémica en nuestro país.
Habrá que dar tiempo al tiempo, pero estar atentos a que el actual gobierno no desvié su rumbo del reparto de la riqueza, y del mantenimiento del actual apoyo social, de nuestra sanidad, educación, justicia y administraciones públicas. Pero, hasta ahora, no ha dado una solución a los cientos de miles de trabajadores interinos con decenas de años en fraude de ley por la temporalidad.
La esperanza que nos queda es la novedad que supone un gobierno progresista de coalición, puesto que la pluralidad en contra de lo que piensan lo retrógrados, puede enriquecer la toma de decisiones al tener en cuenta muchos puntos de vista y sensibilidades.
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