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Vox y el silencio de las asociaciones culturales de la Región de Murcia

2 de abril de 2021 10:01 h

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Con 16 años, los alumnos de primero de bachillerato matriculados en la asignatura de Economía conocen el flujo circular de la renta. Líneas de flujo monetarias y de recursos conectan a las familias y empresas. En medio se encuentra el Estado que regula y provee, entre otras cosas, de ayudas y subvenciones.

El presupuesto destinado a cultura en la Región de Murcia lo gestiona el ICA, cuyo director general es nombrado por la Consejería de Educación y Cultura. A la espera de conocer quién sustituye a Juan Antonio Lorca y cómo materializa las directrices de la nueva consejera exVox, Mabel Campuzano, llama la atención la poca movilización del sector cultural -una carta abierta firmada por cerca de un centenar de artistas a título individual y una petición de firmas en change.org, es todo-.

El silencio en teatro es un signo importante: sea un truco actoral o parte de la propuesta escénica. Un patio de butacas en silencio indica que algo pasa de verdad. Los profesionales del sector escuchan e interpretan ese silencio como algo fundamental y que da sentido al oficio. Guardar silencio es señal de respeto, admiración o consentimiento y, también, de aburrimiento, desidia o miedo.

Desde que saltó a los medios la incorporación de los tránsfugas de Vox al Gobierno de la Región -consecuencia de la fallida moción de censura de PSOE y Ciudadanos- hasta el nombramiento oficial de Campuzano, ¿cómo interpretar el silencio de las asociaciones sectoriales vinculadas a la cultura ante el desafío que supone para su propia supervivencia la irrupción de Vox, ni más ni menos, que en Educación y Cultura?

El asociacionismo vinculado a la cultura en la Región de Murcia ha tenido en la artes escénicas su punta de lanza. En concreto, a la Asociación de Empresas Productoras de Artes Escénicas de la Región de Murcia, MurciaaEscena, fundada en 2002 por Antonio Saura, Esperanza Clares, Alfredo Zamora, Juan Pedro Campoy, Fulgencio M. Lax y Nacho Vilar. En la actualidad, su presidente, Óscar Molina, es director artístico en Odiseo.

Desde hace un año, Molina, también preside la Mesa de Artes Escénicas formada por la propia Murciaaescena, la Unión de Actores y Actrices de la Región de Murcia (UARM), Dramaturgos de la Región de Murcia (DREM), y DEmurcia (Asociación de Directores de escena profesionales de la Región de Murcia), de la que formo parte. Una entidad que nació con la idea de hacer frente común a la gravísima crisis del sector provocada por la COVID-19 se encuentra, aún con los estragos de la pandemia, asordinada. No son los únicos que guardan silencio ante este nombramiento. Ni Cinemur, vinculada al cine y la producción audiovisual, Acceso 44, de artes escénicas e inclusión social, ni la asociación de profesionales del Circo o MurciaTécnica del Espectáculo, entre otras, se han pronunciado al respecto.

La que sí ha roto el silencio ha sido Dolores Galindo, presidenta del Instituto de Gestores y Programadores Culturales de la Región, para indicar que no tiene nada que decir: se trata “de una situación política que han decidido por mayoría y no tenemos nada que decir. Si cambian los responsables estaremos en contacto con ellos”. La consigna es clara: sentarse con la ultraderecha y confiar en que la cuenta de resultados no se vea alterada con las nuevas variables de la ecuación: toros, folclore, caza y mecenas imaginarios. Si fuese hombre o mujer del tiempo diría que se prevén años de intensa nubosidad y abundantes chuzos de punta.

Entre los profesionales del sector cultural, con y sin estructura asociativa, se espera un milagro: que el programa electoral de Vox en materia de cultura y educación sea un espejismo, un mal sueño, que no se cumpla o solo un poco. Pero los exVox lo tienen claro: “Protestan los cuatro de siempre porque ven peligrar sus subvenciones”, señala el díscolo ultraderechista, Juan José Liarte. Al desprecio de los profesionales de la educación y la cultura suma el gran tabú del flujo circular de la renta: las subvenciones. Como si los grandes beneficiarios de subvenciones -y sueldos públicos-, en España, no fueran los propios partidos políticos, como Vox mismo.

Con 16 años, los alumnos de primero de bachillerato matriculados en la asignatura de Economía conocen el flujo circular de la renta. Líneas de flujo monetarias y de recursos conectan a las familias y empresas. En medio se encuentra el Estado que regula y provee, entre otras cosas, de ayudas y subvenciones.

El presupuesto destinado a cultura en la Región de Murcia lo gestiona el ICA, cuyo director general es nombrado por la Consejería de Educación y Cultura. A la espera de conocer quién sustituye a Juan Antonio Lorca y cómo materializa las directrices de la nueva consejera exVox, Mabel Campuzano, llama la atención la poca movilización del sector cultural -una carta abierta firmada por cerca de un centenar de artistas a título individual y una petición de firmas en change.org, es todo-.