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Más que aldea global, metrópolis
La infoxicación (Alvin Toffler, 1970) es más que evidente y va en aumento junto con la inmediatez y la `fast culture´
La aldea global se planteaba como una utopía de tribu unida en cualquier lugar del mundo al estilo Sense8 y ha acabado siendo `Metrópolis´
El término aldea global del canadiense Marshall McLuhan busca a través del oxímoron la idea de que el cine, la radio y los medios de comunicación permiten que percibamos como cotidianos hechos y personas que son distantes en el espacio. Llegando incluso a que las cuestiones simbólicas puedan tener más valor que las reales y accediendo solo a una información parcial escrupulosamente sesgada y elegida entre multitud de contenidos.
En el siglo XX la información era escrita y requería de esfuerzo y conciencia el encontrarla y procesarla hasta convertirla en sensaciones, representaciones, constructos o ideas. Sin embargo, ahora su consumo y transformación se considera inmediato gracias a internet.
Las imágenes y vídeos que transmiten los medios pasan a ser parte de nuestra vida cotidiana. La idea que McLuhan lanzó en los años 60 de que la comunicación iba a ser unidireccional y directa sigue teniendo vigencia en la actualidad. Lo que no pudo augurar en su análisis fueron conceptos como la brecha digital, las diferentes estrategias de manipulación a las que se iba a enfrentar la sociedad y, mucho menos, el individualismo líquido en el que nos vemos inmersos gracias a las redes sociales.
McLuhan acuñó la frase de “el medio es el mensaje”, una frase que cobró su máximo sentido con la expansión de las redes sociales. Pues, si bien es evidente que el medio de comunicación condiciona el mensaje, el hecho de que nuevos medios incidieran de forma determinante en los hábitos sociales no estaba tan claro. Instagram, WhatsApp, Facebook y Twitter son ejemplos claros de generación de nuevos comportamientos que acaban siendo virales…
¿Cuántas personas conocéis que se hagan la foto y la suban antes de haber disfrutado el momento? ¿Cuántas son capaces de olvidar y vivir sin su móvil? ¿Cuántos padecen nomofobia? ¿Cuántas contrastan la información antes de compartirla? La infoxicación (Alvin Toffler, 1970) es más que evidente y va en aumento junto con la inmediatez y la `fast culture´. El big data nos orienta hacia qué música escuchar, qué medios leer y qué productos consumir, el resto es pura inercia.
Más que una aldea comunicada y próxima, nos hemos convertido en una gran metrópolis llena de tiendas encubiertas que sistemáticamente olvida a algunos de sus ciudadanos del tercer y cuarto mundo, mientras anhela un nuevo filtro de Instagram con el que mirar y ser (ad)mirada.
¿Cómo pasamos de aldea a metrópolis? ¿Qué fue primero la fisionomía o la función? La aldea global se planteaba como una utopía de tribu unida en cualquier lugar del mundo al estilo Sense8 y ha acabado siendo `Metrópolis´. Como dijo McLuhan: “La única forma de controlar a los medios de comunicación es mediante la comprensión pública de sus efectos.”
Comprendamos la autoestima adolescente alimentada de likes, la frustración y la soledad del uso excesivo de la red, la tercera edad hundida en su sofá con la televisión como animal de compañía, la falta de atención o retención de datos causada por el caudal de datos consumidos y en general el FOMO (Fear of Missing Out) que causa trastornos del sueño y de los sueños, ya ese “miedo a perderse algo” inmoviliza y causa ansiedad.
Aboguemos por un buen uso de los medios de comunicación que nos devuelva a la aldea humanista y no a la metrópolis fugaz.
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