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El Gobierno murciano del PP zozobra con las refriegas internas de los disidentes de Vox

El presidente de Murcia Fernando López Miras saluda a los diputados expulsados de Vox Francisco Carrera, Mabel Campuzano y Juan José Liarte. EFE/Marcial Guillén

Santiago Cabrera Catanesi / Erena Calvo

8 de abril de 2022 22:27 h

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Cada voto cuenta en un parlamento autonómico. El presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras, puede dar fe de ello. Un año después de una moción de censura fallida contra su Gobierno, el PP hace equilibrios para mantener un frágil control de la cámara. Con los apoyos de los cuatro tránsfugas de Ciudadanos, junto con los tres diputados expulsados de Vox –que continúan usando sus siglas del partido–, López Miras ostenta una mayoría absoluta volátil y por la mínima –23 diputados de 45–. A día de hoy, su principal escollo son las trifulcas entre los dirigentes de extrema derecha.

La trayectoria de los ex de Vox Juan José Liarte, Francisco Carrera y Mabel Campuzano ha sido ajetreada. Su expulsión del partido fue por quitar de las cuentas bancarias de su grupo parlamentario a dirigentes nacionales como Javier Ortega Smith, además de despedir a dos empleados colocados por Madrid. Una ruptura de la que parece que no habrá vuelta atrás pese a que un juzgado resolvió que debían ser readmitidos a principios de año. El presidente provincial de la formación política, José Ángel Antelo, llegó a calificar a los tres echados de “ratas” tras conocerse la resolución: “Los traidores nunca serán de Vox”.

La pugna por el control de su grupo parlamentario le granjeó a los tres diputados una relación cercana a la amistad. Unos lazos que se han ido rompiendo con el tiempo y de los que solo queda una aparente “cordialidad”. La implosión comenzó con la moción de censura de PSOE y Ciudadanos. El apoyo de los tres diputados de extrema derecha para que los populares mantuvieran el poder se pagó con la Consejería de Educación y Cultura, que pasó a estar presidida por Mabel Campuzano. Liarte y Carrera se quedaron en la sombra, pero con la intención de inferir en la actividad de la cartera de su compañera.

El PP ha tenido que desactivar varias crisis del grupo parlamentario de los ex de Vox, en las que se jugaba que se mantuviera el apoyo de los tres diputados para progresar con su agenda política y legislativa asamblearia. En una ocasión, Carrera recordó en un pleno del Parlamento que eran ellos quienes permitían que las propuestas del parlamentarias salieran adelante: una premisa que no han dudado en aplicar como mecanismo negociador.

La Consejería de Educación y Cultura se parte

El cese frustrado del director general del Instituto de Industrias Culturales (ICA), José Ramón Palazón, por “falta de confianza” de Campuzano fue un punto de inflexión entre los diputados de extrema derecha. La titular de la cartera lo fulminó por “falta de confianza” y “acciones muy graves”. El cisma se produjo porque Carrera “maniobró”, comentan fuentes cercanas, para que Palazón accediera a dicho puesto. El PP tuvo que mediar entre las partes, con el peligro de que perder un solo voto suponía el bloqueo parlamentario.

El enfrentamiento llegó envuelto en rumores sobre el posible abandono de Mabel de la Consejería. No obstante, desde el Gobierno regional echaron balones fuera y negaron “perturbaciones” en el seno del Ejecutivo. El embrollo se subsanó partiendo la cartera y cediendo Cultura a Presidencia, Turismo y Deportes, presidida por el popular Marcos Ortuño. El Gobierno confirmó la salida de Palazón, pero le crearon una dirección general en la Consejería de Economía y Hacienda, lejos de Campuzano. “Su fuerza son sus votos”, critican fuentes cercanas respecto a Liarte y Carrera. “Saben que los necesitan para no paralizar el Parlamento, por lo que les dejan a ellos dos para mantener su influencia”.

Pero las diferencias entre los diputados distaban de estar resueltas. El mes pasado, la consejera, ahora encargada solo de Educación, amenazó con irse al grupo mixto tras la destitución del responsable de la Biblioteca Regional, Juan José Lara. Quien lo cesó de palabra fue Pablo Braquehais Desmonts, el director general de Patrimonio Cultural, cercano a Liarte y Carrera, según fuentes consultadas. Campuzano se molestó debido a la “buena labor” de Lara en los últimos meses, que había sido reconocida desde el sector. Una vez más, el PP tuvo que calmar los ánimos y evitar que la diputada abandonara el grupo parlamentario de Vox. De haberlo hecho, el Grupo Mixto tendría cinco escaños y, por tanto, mayor representación que la formación de extrema derecha en la Asamblea Regional. Una recomposición de pesos que podría dejar en minoría al Gobierno regional.

Más embates políticos

Sobre la crisis que han atravesado las relaciones de los tres diputados ex de Vox, Liarte asegura a este medio “no comprender” la actitud de su compañera. “Lamento que se encuentre en esta situación, nunca he hecho declaraciones en su contra y en la última intervención que realicé en la Asamblea Regional defendí su gestión al frente de la Consejería”, asegura el dirigente. Su objetivo para el año que queda de legislatura es dejar preparadas tres proposiciones de ley: una sobre medio ambiente, otra de cuidados paliativos y una última sobre el legado histórico de la Región de Murcia. “No tenemos previsto presentarnos de nuevo a elecciones y eso nos permite no tener que estar preocupados por cuestiones que sí ocupan a los políticos”.

Tras los malos tragos de los últimos meses, Campuzano descarta dimitir de su cargo. No obstante, fuentes cercanas sospechan que se avecinan más “embates políticos”, pero esta vez “en clave interna y sin medios de comunicación”.

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