Isaccea: un campo de personas refugiadas, a diez kilómetros de Ucrania
El campo de personas refugiadas de Isaccea se encuentra en Rumanía, cerca de la población de Tulcea, a 10 kilómetros de la frontera de Ucrania. Es un campo de acogida para estas personas que vienen huyendo del horror de la guerra -¡otra maldita guerra más!-, sobre todo de la zona de Odesa.
La inmensa mayoría son madres con sus hijos e hijas que vienen huyendo de la muerte y de la destrucción. Llegan en barcazas con muy pocas pertenencias: solo lo que cabe en un maleta, dejando sus vidas atrás, porque de nuevo la guerra ha sido la forma de hacer política, como es habitual a lo largo de la Historia.
Hay una primera acogida, donde se les da la documentación para seguir el camino. Muchas personas saben dónde quieren ir porque tienen familiares, sobre todo, en Alemania y Francia. Dentro de esta acogida, se facilita que lleguen a su punto de destino, saliendo de este campo en autobuses. Ahora mismo llegan menos personas refugiadas, al tiempo que hay familias que regresan porque quieren reencontrarse de nuevo con sus seres queridos que se quedaron en Ucrania, sabiendo que en esa zona, de momento, no hay combates ni bombas.
Hemos llegado a este campo y lo primero que haces es mirar con tristeza para que nuestra mirada sea capaz de llegar al corazón de estas personas refugiadas. Ves rostros con ojos llenos de dolor, de angustia, de miedo. Es la mirada de personas a quienes les han arrebatado sus vidas, seres queridos y sus hogares, posiblemente, serán escombros, juntos con sus recuerdos. Personas que se comunican desde el silencio y, al final, solo lloran.
Una madre intenta no llorar y mira con cariño a su hija, pero, al final se le saltan algunas lágrimas. Esa hija acaricia a su madre e intenta, también, no llorar, pero, al final lloran las dos y se abrazan desconsoladas.
Una niña de unos cinco años mira en dirección a Ucrania, tal vez buscando con su mirada, a su padre, a sus amigos, su casa, su escuela, la calle donde juega.
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