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Los niños con necesidades especiales en Ulea, “segregados”: “No existe equidad, los niños con discapacidad parece que son de segunda”

Yeray frente a la puerta de su centro de referencia en Ulea

Elisa M. Almagro

18 de julio de 2021 06:00 h

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“Si mi hijo no tuviera estas necesidades ya estaría matriculado como los demás niños”, lamenta Soraya. Denuncia que su hijo Yeray, de tres años y con movilidad reducida, no ha podido matricularse en su centro de referencia en Ulea porque el colegio carece de Auxiliar Técnico Educativo (ATE). En su lugar, ha sido admitido en un CEIP de Villanueva del Río Segura, un municipio vecino.

Junto a ella hay otras dos familias en la misma situación. Desde la consejería de Educación justifican esta decisión a una “optimización de los recursos humanos”: “En el otro centro ya hay un ATE con otros niños. La atención y los cuidados que necesitan no los van a tener al cien por cien”, explica Rosario Salmerón, presidenta de AMEFIR, la Asociación Martin Espejo de Familias por la Inclusión Real. “Desde la Asociación lo que estamos viendo es que se están vulnerando los derechos de estos niños. No se les permite libre elección de centro escolar, todos tienen derecho a elegir centro menos los que tienen discapacidad”, observa Salmerón.

Para Salmerón la concentración de niños con necesidades especiales en un mismo centro es un caso de segregación: “Se están segregando en el momento en el que todos los niños con discapacidad van al mismo centro. Va en contra de los derechos de la infancia. Abogamos por una inclusión que es lo que no hay. No existe equidad, los niños con discapacidad parece que son de segunda”.

A Soraya no solo le preocupa la cantidad de niños asignados para el ATE, también le inquieta que el contrato de este profesional se ha visto reducido de 25 a 20 horas este curso, por lo que no estaría en la totalidad del horario lectivo: “Si cuando la ATE cumpla las horas mi hijo tiene que ir al baño, ¿me llamarán para que vaya? No tengo vehículo”.

Los profesionales de la salud que atienden a Yeray han reiterado la importancia de que ingrese en el colegio de Ulea: “La neuróloga recomienda que esté escolarizado en su centro más cercano, donde ya conoce a la gente. Necesita estar con niños de su edad que vayan al ritmo de su etapa educativa: sus amigos de Ulea lo conocen, tienen mucho cuidado con él, lo cuidan mucho, los niños son mejores que los mayores. Es uno más”, incide Soraya. La presidenta de AMEFIR recuerda que “este desarraigo que se va a producir por no tener el centro en su municipio va en contra del desarrollo educativo, social y emocional de ese niño”,

Soraya explica que le resultaría “prácticamente imposible” llevar a su hijo al centro de Villanueva del Río Segura: Tendría que atravesar un puente no peatonalizado, impracticable con el carricoche que necesita Yeray para desplazarse. “El día que no pueda llevarlo al centro es un paso que mi hijo da hacia atrás. Si a las personas con necesidades especiales que ya acarrean sus propios problemas les vamos sumando los de la Administración… Me siento desesperada”, manifiesta Soraya.

“Apostamos por la atención a la inclusión y que se lleve a cabo la inclusión educativa. Las familias con niños con discapacidad tenemos una lucha doble: la lucha porque nuestro hijo esté en buenas condiciones físicas y mentales y la lucha con la Administración, porque siempre los discrimina”, concluye Salmerón.

Este diario ha intentado contactar sin éxito con la consejería de Educación.

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