Una gran controversia con la Consejería de Educación y Cultura de Murcia está sacudiendo el sector del transporte escolar de una forma sin precedentes: el retraso en el pago de las liquidaciones correspondientes al curso 2019-2020 por la irrupción del coronavirus y el cese de la actividad en marzo ha llevado a varias empresas del colectivo a emplear maniobras de supervivencia que hace ocho meses les habrían parecido impensables, pero que ahora son la única solución para no caer en bancarrota y detener definitivamente los servicios. Una de ellas, por ejemplo, es pedir prestado combustible a otras compañías en una posición económica más holgada.
Ya lo advirtió la Federación Regional de Organizaciones y Empresas de Transporte de Murcia (Froet) en un alarmante y pesimista comunicado el pasado miércoles, en el que aseguraba que los impagos de la Consejería estaban provocando una situación “dramática” y en el que incluso se calculaba con exactitud que en un futuro muy próximo, dentro de sólo una semana, “una parte de las empresas comenzará a tener problemas para comprar combustible y pagar las nóminas de los trabajadores y se verán abocadas a no poder prestar el servicio de autobús escolar”.
Fuentes de la junta directiva de la Froet han confirmado a elDiario.es de Murcia todo cuanto la patronal puso de manifiesto en el comunicado. “Esta realidad recalca la debilidad de nuestro sector. La situación es dramática. Hemos perdido todo el negocio que teníamos hasta la fecha. Todos los viajes de estudios, excursiones han quedado reducidas a cero”, aseguran. La debilidad del sector de la que habla la patronal de transporte está justificada principalmente debido a una cuestión clave: las dos fuentes de sostenimiento del negocio han desaparecido desde que la pandemia paralizó el trabajo en marzo. Por un lado, la liquidación que la administración todavía no ha pagado y que está llevando al límite a las empresas. Por otro, el transporte discrecional, que siempre ha supuesto “alrededor de un cincuenta por ciento de la facturación”. Sin la liquidación ni los transportes de excursiones, bodas u otras contrataciones de particulares, el sostenimiento económico de las compañías se antoja realmente difícil.
“Hay empresas que ya están prestándose combustible. Está comenzando a haber compensación entre éstas”, afirman las fuentes de la patronal. Hace dos semanas, la Froet trasladó a la Consejería la situación, donde les aseguraron que los pagos comenzarían en unos días. De momento no han vuelto a tener noticias. “La situación es dramática. Mientras no paguen, estamos financiando a la administración. Y nosotros la ayudamos en la pandemia, cuando se nos pidió que transportáramos obreros al campo. No entendemos el retraso”, declaran.
Con el pago del anterior curso escolar aún por resolver, la Consejería no abonará el pertinente al presente ejercicio hasta, mínimo, junio de 2021. Con la pandemia y la eliminación del transporte de eventos puntuales, las empresas no tienen ingresos. “Es un sálvese quien pueda. Nadie lo podía prever y cada uno mira por sus posiciones”. Con el inicio del curso en septiembre, caracterizado por tomar las medidas necesarias para proteger la propagación del virus, el gasto se ha aumentado. “No se pueden hacer las cosas más baratas, y si no tenemos dinero, cómo pagamos a los trabajadores. Somos empresas que favorecemos el turismo en el país, y el trabajo, la educación o la restauración, y no nos sentimos valorados”, reiteran.
Las fuentes directivas de la Froet han advertido a este medio que es una situación que no sólo se puede producir a nivel regional, como es el caso, sino que a nivel nacional podrían darse casos similares. Sin la liquidación que les corresponde del curso pasado, la debilidad del sector queda en evidencia. Otro contratiempo añadido y derivado del actual puede seguir tambaleando los cimientos del grupo regional de transporte: la fuga de trabajadores a otros sectores como el del camión o la paquetería, y el consiguiente desajuste de personal cualificado que hará imposible que la oferta se ajuste a la demanda. “La pandemia nos pilló en pleno movimiento y la administración no nos ha ayudado. Este sector ahora mismo no tiene nada, sólo obligaciones de pago”, concluyen de forma tajante.