Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
Sánchez rearma la mayoría de Gobierno el día que Feijóo pide una moción de censura
Miguel esprinta para reabrir su inmobiliaria en Catarroja, Nacho cierra su panadería
Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

La alta incidencia de la segunda ola lleva a Navarra a plantear un endurecimiento general de las medidas restrictivas

La presidenta de Navarra, María Chivite, en la sala de prensa del Gobierno foral.

Rodrigo Saiz

10 de octubre de 2020 21:09 h

6

Dos días seguidos con máximos de contagios en esta segunda ola del coronavirus y una presión asistencial que empieza a tensionar a Osasunbidea (el Servicio Navarro de Salud) han llevado al Gobierno de María Chivite a plantease ya un endurecimiento general de las restricciones para toda la comunidad foral y a pedir de entrada que la ciudadanía se autoconfine. El Ejecutivo podría realizar un anuncio con más medidas este mismo domingo sin que a medio plazo se planteen escenarios aún más duros.

Fuentes del Ejecutivo foral señalan a elDiario.es que el Departamento de Salud está en contacto permanente con el Ministerio de Sanidad y que por el momento no se plantean confinamientos de la población, aunque se trata de una opción que está recogida en el Plan de Contingencia elaborado por el Gobierno al comienzo de la pandemia y que no es descartable. Por el momento, desde el Ejecutivo de María Chivite tan solo se plantea la posibilidad de aplicar a toda la Comunidad las medidas restrictivas que se han tomado durante los últimos días en aquellos municipios con mayor incidencia acumulada. Restricciones que no afectarían en ningún caso a la movilidad y que se limitarían a los aforos en las reuniones del ámbito social y familiar, así como en la hostelería, que también vería reducido su horario hasta las 22:00 horas.

Se detectan más casos, pero la positividad es mucho más baja que en la primera ola

Todo después de que en esta segunda ola de la pandemia Navarra haya registrado en varias ocasiones su cifra más alta de contagios diarios, la última vez el viernes y el sábado. 449 y 463 positivos que han roto el techo de las estadísticas. Y no ha sido la única vez, ya que el 9 de septiembre se superó por primera vez la cifra de 300 positivos en un día, cifra que se ha repetido a lo largo de las últimas semanas (la consejera de Salud llegó a decir que los 300 casos diarios era el objetivo de estabilización de la pandemia en Navarra). En el peor día de la primera ola se registraron 256 positivos, el 29 de abril. ¿Quiere decir que Navarra está peor ahora que en marzo o abril? Si se analiza otros indicadores como el número de pruebas PCR que se realizan cada día y la positividad, es evidente que no. La comunidad foral detecta ahora más casos porque “sale a buscar más”, como apuntó en verano la presidenta María Chivite preguntada por el incremento de casos a raíz de las denominadas 'no fiestas' de San Fermín.

Sin ir más lejos, el mismo 29 de abril que se registró el pico de positivos diarios de la primera ola, se realizaron 1.145 pruebas PCR, de las que 256 fueron positivas, el 22,36%. Unas semanas antes, el 10 de marzo, solo se hicieron 45 PCR, de las que 34 fueron positivas, el 75,56%. Este viernes, por el contrario, se hicieron 3.208 pruebas, de las que 449 fueron positivas, el 14%. Con Euskadi, Navarra es la comunidad autónoma que más test realiza en relación a su población.

A diferencia de la primera ola, en la que solo se hacía prueba a los casos con síntomas y en muchas ocasiones solo si eran síntomas graves, ahora con las labores de rastreo de contactos se realizan muchas más PCR. Incluso se ha pedido apoyo a las Fuerzas Armadas. Esto hace que se detecten más contagios pero que, a la vez, baje el porcentaje de positividad, un indicador que el Ministerio considera fundamental a la hora de decidir si restringir la movilidad en una zona. Aún con todo, el porcentaje de positividad en Navarra es ahora mismo elevado al situarse en el 14%, muy por encima del 5% recomendado por la OMS y del 3% fijado como estándar europeo. Eso sí, algunas estimaciones apuntan a que todavía queda sin detectar una bolsa de alrededor del 30% de los infectados.

Otro indicador que señala que poco tiene que ver la segunda ola con la primera es el número de fallecidos, que ha bajado considerablemente. Ahora se detectan más casos asintomáticos y casos leves, lo que evita que la situación de los pacientes se complique y, en el peor de los casos, fallezcan. También se detectan más casos entre la gente joven. Si en el pico de la pandemia en la primera ola se llegaron a registrar 67 fallecimientos en un solo día (el 14 de abril), ahora esa cifra baja hasta los 6 diarios (el 5 de octubre), salvo el 6 de octubre, día en el que el Departamento de Salud notificó 12 fallecimientos, pero de los cuales solo tres correspondían a ese día: el resto, según señaló el Departamento, correspondían al mes de septiembre tras realizar un balance de las muertes.

La gran mayoría de los positivos son personas menores de 45 años y son casos leves

El detectar más casos ahora también ha permitido que muchos de ellos se diagnostiquen a tiempo, antes de que se agraven, y en muchos casos asintomáticos. Ello ha su vez ha provocado que las hospitalizaciones hayan descendido. Como señaló María Chivite en una entrevista con el director de elDiario.es, Ignacio Escolar, el primer caso de coronavirus confirmado en Navarra entró directamente a la UCI, cuando ahora “por cada paciente que entra en la UCI, detectamos a otros 100 que no entran. ¿Eso quiere decir que antes todos los casos necesitaban UCI? No, es que antes no detectábamos a los otros 100”. Así, durante el mes de abril llegaron a estar ingresados más de 600 pacientes al mismo tiempo, de los cuales 90 en UCI, llegando a dejar al sistema hospitalario en una situación límite al borde del colapso. En estos momentos, en la comunidad foral hay 242 pacientes hospitalizados, lo que supone un 11,40% de la ocupación total de camas, y 30 en la UCI, un 23,26% de camas ocupadas.

Poco o nada tiene que ver tampoco la vida social y las restricciones que existen ahora en Navarra en comparación con el pico de la pandemia o, un poco más adelante, en el proceso de desescalada. Aunque ahora se endurezcan, nada hace prever una vuelta a los días del estado de alarma de marzo. La derivada es que cuantas menos restricciones haya y mayor contacto social exista entre la población, más facilidad hay para que aumenten los contagios. Tras el estado de alarma y el comienzo de la desescalada, en Navarra comenzó la época de las fiestas patronales. Todos los ayuntamientos suspendieron las suyas, el de Pamplona el primero con los Sanfermines, la más multitudinaria e internacional. Pese a estar todas suspendidas, desde el Gobierno foral y los consistorios se hicieron campañas para concienciar a la gente de la importancia de no celebrar con los amigos y familiares ningún tipo de acto multitudinario ni comidas con mucha gente. Ello no evitó que se produjeran brotes de contagios como el del barrio pamplonés de Mendillorri, que dejó más de 500 positivos.

El Gobierno foral adoptó entonces una serie de medidas restrictivas de los aforos y la hostelería que ha ido aplicando en aquellas localidades en las que se ha producido un gran número de contagios y que ahora están vigentes en toda la comunidad. Medidas que ahora mismo impiden que se puedan reunir más de seis personas (salvo convivientes) en el espacio público y privado, el consumo en barra a partir de las 12 del mediodía y la venta de alcohol salvo en la hostelería a partir de las 22:00 horas, entre otras cosas.

Con estas restricciones se busca “aplanar la curva de contagios”, que según muestran los datos se producen en su gran mayoría en el ámbito social y familiar. En algunas localidades como Peralta o San Adrián el Ejecutivo de María Chivite se ha visto obligado a tomar medidas más drásticas como la restricción de la movilidad, impidiendo entrar y salir del municipio a sus habitantes exceptuando desplazamientos que tienen que ver con obligaciones laborales, sanitarias, educativas, retorno a la residencia habitual, atención a personas vulnerables y otras causas de fuerza mayor.

Otra diferencia entre ambas olas es la situación epidemiológica en las residencias de ancianos, los espacios más golpeados por la COVID-19. Al principio fallecieron el 7% del total de los usuarios (más de 280), que a su vez representaron más de la mitad de las muertes de toda la comunidad foral. En la actualidad hay menos contagios en las residencias y por lo tanto, también muchos menos fallecidos, 14 desde el 1 de julio. Eso sí, preocupa que hace pocos días se detectó en la residencia de mayores de Peralta un brote que afecta a 49 de los 52 usuarios del centro. El director general de Salud, Carlos Artundo, ha señalado que ya se le ha pedido un informe a la residencia que explique por qué se ha producido el brote cuando “se había hecho hace pocos días un cribado a los ancianos y trabajadores” que había dejado cero contagios.

Etiquetas
stats