Sociología de la Religión

El otro día, rememoré la contundente frase del cineasta Luis Buñuel en la que expresaba que él era ateo gracias a Dios. Una frase llamativa, en apariencia contradictoria, pero que luego argumentaba diciendo que su paso escolar por los Jesuitas le había hecho descreer en materia religiosa.

El recuerdo de la anécdota me lo provocó cuando, en la prensa navarra, se recogía el dato de que Navarra, según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas, era la Comunidad con menos no creyentes en materia religiosa y de las más elevadas en ateos. Hay que advertir que el número de personas encuestadas por Barómetro CIS en Navarra es de 42. Es decir, muy escasas para hablar de representación estadística de calidad. Pero posteriormente, se publicó el dato de que la evolución de los contribuyentes navarros que marcan la casilla de financiación de Iglesia Católica también iba disminuyendo.

Estos hechos chocan con la imagen muy extendida de una Navarra religiosa. De hecho, en los Paneles de Co.CiudadaNA, año tras año, los informantes claves nos trasmiten una proyección de Navarra socialmente muy conservadora y religiosa. Por otra parte, tenemos el dato de que la matrícula escolar en centros confesionales, lejos de mermar en estos tiempos, se consolida. Sabido que hay otros factores pero es otro dato.

La contradicción aparente de datos sobre hechos sociales siempre debe llevar a la reflexión; cuando no la investigación. Buscando alguna explicación analicé otra pregunta del mismo barómetro. Cuando se pregunta a los creyentes cuántas veces van a misa; los navarros y navarras son los más asiduos en el cumplimiento semanal. Es decir, las personas navarras que se dicen creyentes lo son en consecuencia y practican los ritos.

En Navarra, la religión es una cosa seria y con mucho peso específico e influencia. El fenómeno religioso no pasa desapercibido, no pasa sin pena ni gloria (nunca mejor dicho). Se vive la religión, tanto la católica como otras confesiones emergentes.

Aquellos que practicamos el oficio del sociólogo no catalogamos a la religión como algo imaginario o ficticio sino como algo relevante socialmente. Como un factor social que incide en las pautas, actitudes y comportamientos. Además, cabe hacer mención que la religión católica ya no está sola, sino que convive con otras, consecuencia del fenómeno migratorio. En concreto, la religión musulmana es portada por muchas personas jóvenes.

La sociología de la religión define, grosso modo, el fenómeno religioso como un hecho social por el que las personas se agrupan en torno a lo inexplicable. Las religiones tratan de aportar una cosmovisión a la existencia humana. Etimológicamente, religión proviene de religo, unir, juntar personas en torno a algo. De tal modo, la religión es un factor de agrupamiento y socialización y puede resultar de interés para evitar procesos de marginalidad social.

Finalmente, todas las confesiones, bien sean ideológicas, religiosas, étnicas o de otro tipo pertenecen al ámbito privado; pero al tener relevancia social forman parte de lo comunitario. Se deben respetar y tener en cuenta; pero desde una doble dimensión. El ser forma parte de la identidad de cada persona y es privativa de ella. El pertenecer, a una comunidad política, a un país, obliga y otorga derechos. De tal manera, Estado, lato sensu, que nos atañe a todos y todas no debiera mostrar confesión alguna. Debiera ser laico en la normativización de la sociedad. Pero eso es otro debate.