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Más pruebas y clima “propicio” para virus respiratorios: las razones de que Navarra lidere la incidencia de COVID-19

Transeuntes pasean por una calle del Casco Antiguo de Pamplona.

Rodrigo Saiz

3 de diciembre de 2021 22:14 h

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El 28 de septiembre Navarra se convirtió en la primera comunidad en declarar la vuelta a la “normalidad” y en eliminar todas las restricciones contra la COVID-19, salvo el uso de la mascarilla. Poco más de dos meses después, la comunidad foral vuelve a ser en esta sexta ola el territorio que lidera la incidencia acumulada (IA) de España, superando ya los 700 casos por 100.000 habitantes. Hace justo un año, Navarra también fue la más afectada por la segunda ola, y de hecho fue la primera en declarar el cierre perimetral de todo su territorio. A la hora de buscar explicaciones de por qué Navarra suele liderar los indicadores de la pandemia, los responsables sanitarios señalan tres por encima del resto: el mayor número de pruebas que realiza el Servicio Navarro de Salud (Osasunbidea) en comparación con otras comunidades; el clima frío propio de Navarra, especialmente en estas fechas, que favorece la trasmisión de los virus respiratorios; y el hecho de que todas las olas de la pandemia hayan comenzado con mayor fuerza en el norte de España, especialmente en Navarra y Euskadi.

Cuando se analizan las diferentes olas de la pandemia destaca que entre las comunidades más afectadas siempre está Navarra, en su gran mayoría siendo la que más casos contabiliza en relación a su población. Aunque los análisis todavía no son concluyentes, desde el Instituto de Salud Pública de Navarra han encontrado una serie de factores comunes en todas las olas que pueden explicar la mayor incidencia de este virus en la comunidad foral.

En primer lugar destacan que, una vez más, Navarra vuelve a ser la comunidad que mayor número de pruebas diagnósticas realiza. “Si buscas, encuentras”, se resignaba hace unas semanas la presidenta María Chivite. Y los datos así lo demuestran. El Servicio Navarro de Salud hace más de 4.000 test por cada 100.000 habitantes, cuando la media nacional es de 1.800. Comparada con otras comunidades con la incidencia alta, Navarra también realiza más pruebas. Euskadi, con una IA que roza los 600 casos (100 menos que Navarra) hace 2.500 pruebas por cada 100.000 habitantes.

Otro elemento que destacan es el clima “frío” propio de Navarra, especialmente en los meses de invierno, que hacen de la comunidad foral una zona en la que los virus respiratorios siempre han tenido facilidad para su trasmisión. Desde Salud resaltan que Navarra también suele ser la comunidad con mayor tasa de casos de gripe. Este clima frio, apuntan, también conlleva que la interacción social de la ciudadanía se produzca en espacios cerrados, donde es más fácil que se produzcan los contagios. De hecho, casi el 40% de los casos detectados en las últimas semanas se han originado en el domicilio.

Por último, los responsables del control de la pandemia en Navarra apuntan que “las olas suelen comenzar en el norte de España”. Así, lo indicó esta semana el director general de Salud, Carlos Artundo, destacando que también Euskadi ha liderado junto a Navarra la tabla de incidencia al inicio de cada oleada. Entre las causas se puede encontrar la mayor movilidad que genera el hacer frontera con otro país, como es Francia.

El Gobierno foral estudiará aplicar nuevas restricciones tras el puente

Pese al aumento de la IA, que sigue en crecimiento, desde Salud resaltan el efecto de la vacunación que está evitando una repercusión mayor en los hospitales. La comunidad foral apenas tiene el 2% de las camas de planta ocupadas con pacientes con COVID-19 y el 11% de las UCI, indicadores todavía muy lejos de los fijados como umbral de riesgo alto.

Los efectos de la vacuna también se reflejan en las cifras de contagios. Los menores de 11 años -a quienes todavía no se les ha comenzado a administrar el suero- lideran la incidencia con más de 1.500 casos por 100.000 habitantes.

Con todo, el Ejecutivo de María Chivite ya estudia recuperar algunas de las restricciones para frenar el aumento de la incidencia. “No descartamos ninguna”, señalaba este mismo viernes la presidenta. Por el momento, ya ha adelantado que valoran la posibilidad de extender la exigencia del pasaporte COVID a las visitas en las residencias de mayores durante la Navidad. Por ahora se requiere únicamente para acceder a restaurantes con más de 60 comensales, discotecas o salas de fiesta y eventos multitudinarios en interiores donde se puedan consumir alimentos y bebidas.

Mientras, aunque por el momento no barajan pedir su obligatoriedad, desde Salud ya recomiendan recuperar el uso de la mascarilla en los exteriores, “salvo si vamos solos por la calle”.

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