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Pobreza severa, un problema que persiste en Navarra por el desempleo, los recortes y la precariedad

Un almacén de un Banco de Alimentos / Foto: Efe.

Garikoitz Montañés

La crisis resulta, en la actualidad, menos agresiva con la población navarra en cuestiones de exclusión pero, eso sí, quienes la sufren notan más sus efectos. Esta es una de las conclusiones principales de un estudio realizado por la Universidad Pública de Navarra, conocido como el II Informe sobre Desigualdad, Pobreza y Exclusión, y que ahonda de lleno en los datos de personas afectadas por la exclusión en la Comunidad Foral: determina que alrededor de 30.000 personas se encuentran en situación de pobreza severa y, por tanto, apenas han percibido el llamado dinamismo económico.

Hasta ahora, ya había habido informes similares como el avance de Foessa realizado por Cáritas, en los que también trabajaba Miguel Laparra, responsable de este estudio, que apuntaron, en noviembre de 2014, que en Navarra había unas 95.000 personas en riesgo de pobreza y que 20.000 sufren pobreza severa. En cuanto a datos de exclusión, se apuntaba que unas 48.000 personas sufrían exclusión severa. En esa misma presentación ya se insistió en que la Comunidad Foral es una de las regiones con menores niveles de exclusión social, pero que esta es más intensa en Navarra.

Los nuevos datos hacen hincapié precisamente en el escenario que sufren las personas más desfavorecidas, y que viven ajenas a los llamados brotes verdes. Entre las causas, el estudio apunta, según ha explicado la Universidad a través de un comunicado, al “carácter regresivo del desempleo, la merma de la calidad de los nuevos empleos y las medidas de austeridad en materia de protección social”. Así, el informe recuerda que los datos del paro aún deben tomarse con cautela (Navarra partía con unos niveles mejores y menores que otras zonas, aunque en términos relativos con otras autonomías y la media estatal la caída ha sido mayor), pues seis de cada diez personas afectadas son paradas de larga duración, y eso supone que han pasado de 3.600 en 2008 a 27.000 en la actualidad.

Y esta incidencia del desempleo es mayor, según destaca el informe, en hogares en los que los principales ingresos provienen de una persona con estudios primarios o inferiores, los encabezados por una mujer o aquellos con una persona extranjera. Unas conclusiones, por tanto, que concuerdan con balances como los realizados por el sindicato UGT, que alertó que la precarización laboral se está cebando precisamente con estos sectores.

En segundo lugar, el informe también hace referencia a los recortes institucionales. Recuerda que, en noviembre de 2009, el sistema de protección por desempleo cubría al 78,7% de las personas desempleadas de Navarra; cinco años después, se ha reducido al 55,23%. Y esa “austeridad”, destaca, se ha detectado especialmente a partir de 2011. Y concreta al hablar de ajustes en el sistema de servicios sociales, protección en salud, educación y vivienda orientados a los sectores más desfavorecidos. En concreto, detalla que en 2012, Navarra fue la comunidad donde más se redujo el gasto en esta materia, “lo que nos hace cuestionar hasta dónde llega el verdadero compromiso colectivo con este sistema de protección social”. Y, además, los responsables del estudio recuerdan que el Gobierno Foral ha seguido una estrategia diferente a la recomendada por la Unión Europea. Estas conclusiones ya han generado críticas por parte del Departamento navarro de Políticas Sociales, que las ha puesto en duda.

¿Qué es “el círculo de la escasez”?

Este estudio está elaborado por la Cátedra de Investigación para la Igualdad y la Integración Social (CIPARAIIS), y que este jueves se ha presentado en la Facultad de Ciencias de la Salud. En ella participan entidades como Cáritas, la Fundación Secretariado Gitano, la Red Navarra de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social y Cruz Roja Navarra. Desde esta entidad, precisamente, su presidente, Joaquín Mencos, ya había alertado que “en Navarra hay menos pobres, pero sufren más”. Es lo que en este estudio se denomina el “círculo de la escasez”: quien ya estaba en una situación vulnerable antes de la crisis puede acumular problemas alimenticios, de vivienda, sanitarios o de ocio, que además se agravan con el paso del tiempo, a lo que se añade que tienen problemas para lograr la inserción laboral y acceder a ayudas sociales.

Esa es la clave de este estudio, que ha contado con la participación de diez investigadores, y que apunta que la escala social más baja (y, especialmente, a personas con edad, bajo nivel educativo, sin empleo, hogares monoparentales y personas extranjeras) son las que están sufriendo un “grave deterioro económico”. Además, en los años 2011 y 2011, prácticamente cuatro de cada diez personas en situación de pobreza severa estaba ocupada, por lo que se apunta a ese deterioro de las condiciones de trabajo como uno de los problemas. La Ribera, como ya se apuntó en un estudio anterior, vuelve a ser la región más castigada por los indicadores socio-económicos.

Esta situación afecta a su estado de salud y también genera una degradación de la vivienda (un 17% de los hogares navarros tiene insalubridad, hacinamiento grave, tenencia en precario o un entorno degradado) y, a raíz de la crisis, un aumento de las posibilidades de pérdida del hogar habitual.

(Edición actualizada).

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