El discurso de Podemos Navarra se ha llenado últimamente de eufemismos y términos políticamente correctos. La presentación de las candidaturas que concurrirán a las primarias, tres aspirantes optan a liderar el rumbo de la formación morada hasta el final de la legislatura, tiene más semejanzas con un concurso de debate universitario que con una batalla electoral interna por el liderazgo de un partido político: los candidatos se han centrado en destacar sus propias virtudes y evitan criticar a sus rivales. Una ausencia de críticas que llama la atención después de los tensos episodios vividos en el seno de la formación morada, cuajados de dimisiones, a los que los simpatizantes de Podemos esperaban poner punto final con el proceso de renovación de la dirección que ahora afrontan.
Es posible que parte de la responsabilidad de esta campaña de guante blanco la tenga el documento interno en el que se fijan las reglas de funcionamiento de las primarias. El texto es muy explícito y, bajo el epígrafe “Motivos de exclusión del proceso” detalla que “Se considerarán motivos de exclusión inmediata de este proceso de elecciones internas cualquier tipo de comportamiento orientado a menoscabar infundadamente la reputación de un/a candidato/a, así como cualquier comportamiento xenófobo, sexista, machista, homófobo, insultante o violento acreditado en entornos de deliberación o debate de Podemos”.
La actual dirección, encabezada por la candidata a repetir en la secretaría general, Laura Pérez, quiere desterrar del debate público las críticas a su gestión. Considera que dañan y erosionan el proyecto, por lo que prefieren dirimirlas, en todo caso, en el ámbito interno. ¿Y quién será el árbitro que decida si una crítica política “menoscaba infundadamente la reputación” de un candidato? El reglamento de las primarias también lo tiene previsto. “Corresponderá al Equipo Técnico y, en segunda instancia, y en caso de que no exista consenso en el Equipo Técnico, a la Comisión de Garantías Democráticas la tarea de garantizar la observancia de estas circunstancias”.
Lo que se ve
El diputado Eduardo Santos y la presidenta del Parlamento, Ainhoa Aznárez, que encabezan la candidatura que aspira a relevar en el poder a la actual secretaria general, Laura Pérez, han entendido muy bien el mensaje que encierran las reglas del juego dictadas por el “equipo técnico”. Ambos llevan muchos meses preparando una alternativa a Pérez y han asistido, en voluntario silencio, a numerosas dimisiones e incluso destituciones de compañeros críticos con la secretaria general.
Han llegado además al convencimiento de que no necesitan criticar a Pérez para fortalecer su proyecto alternativo, y saben que un nuevo episodio de guerra fratricida expuesta a la luz de los focos dañaría irremediablemente el futuro de la formación morada en Navarra.
De manera que sus críticas se revisten de elegancia para decir sin herir: “Ante un planteamiento actual un tanto conformista, pensamos que se puede hacer mucho más”, señala Santos para enjuiciar la gestión de Pérez. Sobre los modos autoritarios de la secretaria general denunciados por críticos, Santos entiende que “el problema que suele pasar con los híper liderazgos es que cualquier crítica a la gestión se convierte en crítica personal”. Para evitar ese problema, proponen un “liderazgo coral” que permita más control sobre las decisiones que tome la dirección y que habilite la incorporación de voces más diversas en la toma de esas decisiones.
La propia Laura Pérez no se considera aludida cuando Santos y Aznárez presentan su propuesta de liderazgo coral frente al personalismo que caracteriza a la dirección actual de Podemos. Resta importancia a que parte destacada del grupo parlamentario y de los cargos públicos de Podemos formen parte de la candidatura alternativa a la suya con un convencional “es legítima la discrepancia”. Pero añade a continuación que “esperemos que sean discrepancias políticas y no personales”. Lo que Pérez pide al proceso de primarias que afronta la formación morada es, ante todo, que sea “limpio, con todas las garantías y sin reproducir errores” pasados.
De momento, la campaña reúne todas las características que reclama la actual secretaria general. Circunstancia que no consigue disfrazar la trascendencia de las primarias. Podemos forma parte del cuatripartito que sustenta al Gobierno foral y sus votos son necesarios para mantener la mayoría simple con la que el Ejecutivo cuenta para sacar adelante sus iniciativas legislativas en el Parlamento.
Lo que se dirime
Aunque no han hecho una sola manifestación pública al respecto, Geroa Bai, Bildu e IE siguen con evidente interés el proceso de renovación de la dirección de su socio Podemos. Un socio que, en varias y sonadas ocasiones, se ha revelado como incómodo para los intereses comunes del cuatripartito. Sin ir más lejos, el Gobierno sostiene ahora mismo entre las manos la “patata caliente” en la que se ha convertido la Ley de Policías con la oposición anunciada de Podemos a apoyar el proyecto mientras éste no recabe el suficiente apoyo sindical. La dirección que encabeza Laura Pérez ha anunciado, a través de dos parlamentarios, que Podemos está dispuesto a apoyar la enmienda a la totalidad que el PSN presentará contra la ley del Gobierno. De cumplirse este anuncio, sería el primer gran fracaso parlamentario del cuatripartito provocado por uno de sus socios, ya que supondría la devolución del proyecto estrella de la consejera Beaumont, propuesta para el cargo por Bildu.
Los socios de Podemos en el cuatripartito comparten interpretación del resultado que ofrezcan las primarias de la formación morada: Si Laura Pérez renueva al frente del partido, las relaciones con sus socios de gobierno seguirán siendo tormentosas. No en vano, el programa de Pérez incluye críticas a todas las formaciones políticas con las que Podemos sustenta al Gobierno: la presidencia del Ejecutivo en manos de Geroa Bai se ha traducido, según Pérez en que no se hayan producido “transformaciones económicas de alcance, ni en combatir la desigualdad social”. Bildu, en su opinión, “practica una adaptación continuada” al ritmo que impone la presidenta. En cuanto a IE, Pérez considera que mantiene una “actitud pasiva” y se “limita a seguir algunas de nuestras iniciativas”, remata.
En cuanto a la segunda candidatura con más opciones, a priori, de sustituir a la actual dirección, los demás socios del cuatripartito entienden que representa una incógnita. “Al menos, tienen un programa político con objetivos concretos que, aseguran, están dispuestos a cumplir. Y eso puede ser una pista de por dónde irían los debates”, señalan desde Geroa Bai.