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Coronavirus y niños: ¿Qué contar y cómo?

Francia anuncia dos casos confirmados de coronavirus, los primeros en Europa

Elena Couceiro

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Es, sin duda, el monotema. Solo con encender el televisor o la radio vemos que el pánico se ha propagado más rápido que COVID-19. Nuestros hijos e hijas no son ajenos al alarmismo y las preguntas sobre el coronavirus se multiplican en familias incluso con niños muy pequeños. ¿Cómo hablarles de esta enfermedad? ¿Qué pautas podemos darles? Hablamos con la médica de SAMU-Asturias Marta Nonide, con Marián García, conocida como Boticaria García, doctora en farmacia y profesora de la Universidad Isabel I, y con el psicólogo Alberto Soler para poner un poco de orden en medio del alarmismo.

Alerta ante las noticias falsas

“Mis hijos anoche mismo me decían que habían oído que se ha muerto una niña de cuatro años. Hay que hablar con ellos para desmentir todas esas informaciones y decir que como es un virus nuevo la gente se ha puesto nerviosa y hay mucha gente diciendo cosas que no son verdad, que tiene que preguntar a mamá a papá o a las profes”, cuenta Marián García. Precisamente el psicólogo Alberto Soler señala que para empezar a dar información, “lo mejor es esperar a que los niños nos hagan preguntas. No vamos a dar más información de la que nos piden ni de la estrictamente necesaria”. Para Soler, el mensaje principal que tenemos que transmitir a nuestros hijos ante sus preguntas sobre el coronavirus “es la calma”.

Marta Nonide, sanitaria, cuenta que en su casa ya se ha hablado mucho del coronavirus: “En los niños hay más curiosidad que agobio, sobre todo si los adultos que estamos a su lado no les transmitimos ningún tipo de temor”. A la médica asturiana sus hijos ya le han preguntado qué es el coronavirus y por qué la gente está tan asustada. Y ella empieza tratando de quitarles el miedo, recalcando que “esto no es tan sumamente especial ni tan sumamente horrible. Les explico que es un virus que viene de los animales como muchos otros que hay por ahí, porque de momento no se ha acabado el mundo y esto ha pasado muchísimas veces. Me preguntan por qué tanta alarma y les explico que porque hay gente que se pone muy malita. Me preguntan quiénes se mueren y les explico que la gente muy mayor y la gente muy enferma”.

Reconoce que sus hijos han tratado de saber qué pasaría si se contagiara y les señala que “habrá que hacer lo que nos manden. Y hasta que no nos lo manden pues no hay nada que hacer”. En niños muy pequeños, Nonide recomienda “abordar este tema, si preguntan, como un virus más. Se les puede contar que es un bichito que se te ha metido dentro y te hace estar mal y mientras esa persona está mal pues hay que cuidarla y puede que los médicos piensen que es mejor que esté en el hospital y hay que intentar acercarse lo menos posible y molestarle lo menos posible para que esté tranquila. No te van a preguntar mucho más”.

García nos invita a hablar a nuestros hijos de esta nueva enfermedad recordando “cuando tuviste la gripe, cuando tuviste fiebre o cuando tenías problemas que no podías respirar muy bien” y concluir que esto sería algo parecido. Los expertos consultados se muestran tajantes: nada de exponer a los niños a informaciones sobre la epidemia en los medios de comunicación. Como señala García, “ver las noticias con los niños pequeños ahora mismo no les hace ningún bien, porque las noticias son un monotema con imágenes muy agresivas, con mascarillas, hospitales, camillas envueltas en plásticos...y esto genera mucho miedo e inseguridad”.

La importancia de la higiene y las vacunas

El alarmismo por este virus puede tener algo bueno, como coinciden las tres personas entrevistadas. Y es que por fin reconozcamos la importancia de medidas de prevención básica. “El lavado de manos es imprescindible y no lo hace casi nadie. Las protecciones respiratorias entre sanitarios y pacientes tampoco a veces se hacen bien porque lo hemos banalizado. Y la gente va a trabajar con fiebre y el virus termina llegando a una persona a la que puede matar”, lamenta Nonide.

“Tal vez esta crisis del coronavirus sirva para ponernos en esta perspectiva de prevención”, señala. Marián García pone también una nota positiva: nuestros hijos e hijas “tienen que saber que la OMS subraya que el lavado de manos es la mejor medida para prevenir contagio”. Quizá, la próxima vez que les digamos que se laven las manos “no les entre por un oído y le salga por el otro”.

Además, invita a aprovechar la ocasión para hablar de las vacunas. “Muchas veces los niños tienen miedo a las vacunas y se les puede decir que precisamente la gente se ha puesto muy nerviosa porque no hay vacuna, a diferencia del sarampión o la varicela u otras enfermedades”.

Fomentar su sentido crítico (y el nuestro)

Frente a la vorágine de información alarmista, Alberto Soler ve que esta “es una ocasión magnífica para poder contribuir a fomentar el pensamiento crítico”, no solo entre niños sino también entre adultos. Por eso, recomienda, “informarnos de fuentes fiables. No podemos dejarnos llevar por rumores ni por noticias en medios que suene la alarma o que deforman la realidad”. Incluso, invita Marián García, podemos enseñar a los niños cómo buscar información de fuentes fiables. “Podemos enseñarles la página de la OMS y del Ministerio de Sanidad porque han publicado infografías con dibujitos sobre cómo lavarse las manos”.

El alarmismo por el virus está mostrando una cara poco amable y bastante fea. El robo de mascarillas, el racismo hacia personas de origen asiático o el amarillismo de algunos medios nos ponen frente a una realidad que nuestros hijos e hijas ven y ante la cual podemos aprovechar para educar. Así lo ve Alberto Soler: “Si hablamos del robo de mascarillas podríamos preguntarles: '¿A ti eso qué te parece? ¿Qué consecuencias podría tener?', evitando el sermón moralizante y lanzando una pregunta y esperar a ver qué nos contesta. Que hagan ellos su reflexión, no que la hagamos nosotros”. Frente al racismo, Alberto recuerda que esta “es otra ocasión para enseñar a nuestros hijos que los virus no entiende país ni de nacionalidad. Que todas las personas somos exactamente iguales y tenemos los mismos derechos”.

En resumen, Nonide subraya cuál está siendo su cometido estos días en medio de la vorágine: “Estamos intentando poner un poco de cordura o de ordenar las cosas que nos van contando de manera que al menos se entiendan y no sean informaciones sueltas alarmistas sin sentido”. Tal vez sea buena idea ponernos esto como tarea también en la familia.

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