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¿Qué hago si mi hijo me pide ver 'El juego del calamar'?

Una escena de 'El juego del calamar'.

Lucía M. Quiroga

19 de octubre de 2021 21:54 h

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María Hernández es madre de un niño de siete años. La semana pasada, estando en el parque, se le puso la piel de gallina al descubrir que lo que parecía un juego inocente del tipo “paloma blanca, paloma negra” o “el escondite inglés” recreaba en realidad la escena más conocida de 'El juego del calamar', una serie coreana que está batiendo récords de audiencia en Netflix con altas dosis de violencia, angustia y muerte. “Mi hijo no la ha visto y el resto de sus amigos tampoco, pero había unos niños un poco mayores, de unos 9 o 10 años, que sí la conocían. Me quedé helada”, explica María.

Es exactamente lo mismo que le pasó a la maestra que está detrás de la cuenta de Twitter @PiruletadeMenta, profesora en un colegio público de Murcia (que prefiere permanecer en el anonimato). Ella fue de las primeras en dar la voz de alarma, cuando publicó un hilo en esta red social contando lo que había sucedido en el patio de recreo: “Nos dimos cuenta hace un par de días de que los niños de 8 y 9 años estaban jugando a lo que parecía el juego de 'Un, dos, tres, pollito inglés'. Al fijarnos mejor vimos que se trataba del juego 'Luz roja, luz verde' de la serie 'El juego del calamar'. Juego con cancioncita incluida y disparos simulados a los participantes, cayéndose al suelo simulando estar muertos, como en la serie”, explicó entonces en un tuit que se hizo viral. Ella misma cuenta que le sorprendió la repercusión, pero que celebra haberlo hecho si así ha conseguido que algunas familias reflexionen. “Fue un impacto ver a los niños jugar en el patio y además he visto dibujos sobre la serie hechos por niños de 9 años que ponen los pelos de punta. Luego supe que pasaba en toda España y en otros países”, cuenta.

Lo que narran es la escena final del primer episodio de esta serie, cuyo argumento consiste en que un grupo de personas con problemas de dinero compiten para lograr un jugoso premio. Y lo hacen hasta la última consecuencia: quien pierde muere. La serie muestra la violencia de manera muy explícita, basando la narración en elementos como la angustia, la desesperación y la competición descarnada.

Hasta aquí nada diferente a muchas otras películas, series y juegos que también se han hecho populares. Pero lo que la diferencia de las demás es su referencia constante al imaginario infantil: juegos universales, canciones para niños, enormes juguetes, colores llamativos y escenas oníricas que pueden hacerla atractiva para los más pequeños y pasar desapercibida para los adultos como un contenido apto para sus hijos.

La serie se ha convertido en un fenómeno de masas, con más de 111 millones de espectadores en solo 17 días, según Netflix. Han sido muchos los profesionales de la educación que han dado la voz de alarma, avisando de que no es un contenido adecuado a edades tempranas. Y aun así, muchos niños y niñas dicen haberla visto y reproducen los macabros juegos en patios de colegio, parques y celebraciones.

¿Qué hago?

Ante esta situación, son muchos los padres y madres que viven con preocupación el momento de abordar el tema con los más pequeños. ¿Qué hago si mi hijo o hija me pide ver la serie? ¿Le dejo? La respuesta de las expertas es unánime: rotundamente no.

La psicóloga familiar María Guerrero lo tiene claro: este tipo de contenidos son peligrosos para el público infantil, además de que no les aportan nada. Y lo dice desde su visión profesional, como psicóloga que ve a diario a cientos de niños y adolescentes, y desde su faceta personal, como madre de dos niños de primaria. “A mi consulta ya han venido bastantes padres preocupados con esta serie, preguntándome si se la dejan ver a los niños o no. Mi recomendación es siempre que no, entendiendo que es el camino más difícil porque supone un trabajo, hablar con ellos, explicarles por qué no van a poder verla”, explica.

Coincide con este criterio Gemma San Cornelio, profesora de Ciencias de la Información en la Universitat Oberta de Catalunya. Para ella 'El juego del calamar' no es apta para niños. “Está claro en la calificación: es una serie para mayores de 16 años, con mucha violencia. No hay ninguna necesidad de que los niños lo vean antes”. San Cornelio cree que parte de la atracción que está generando en el público más joven tiene que ver con ese uso de las referencias infantiles. “Netflix tiene superestudiado a su público. El tema de los juegos infantiles busca el contraste con la violencia e introduce un elemento de nostalgia. Además son juegos universales, cosa que sorprende viniendo del contexto asiático. Con esto entiendo que se ha buscado un público global, y a los menores, al resultarles familiar, les genera curiosidad”, explica la experta en narrativas. Ella también tiene dos hijos, de 6 y 10 años, que no han visto la serie: “El pequeño ni de lejos, no sabe ni lo que es. El mayor la conoce, algunos compañeros suyos la han visto, pero a él no le dejamos”, cuenta.

Para Ainhoa, madre de una niña de seis años, uno de los puntos clave de la serie está en ese imaginario infantil. “Yo la he visto y me parece dura incluso para mí, así que en ningún caso permitiría que mi hija la viese. No es para niños, obviamente. La confusión está en los juegos populares infantiles. Si hay padres que no están enterados, o no quieren enterarse, pueden pensar que es una serie inocente. Por eso es muy necesario el control parental”, explica Ainhoa.

Las expertas consultadas coinciden en que es difícil establecer fronteras claras entre diferentes edades, pero creen que no es apta para niños ni preadolescentes –de 6 a 12 años, aproximadamente–. En el caso de los adolescentes –a partir de los 13–, habría que ver cada caso en función de su madurez. “Los niños y preadolescentes tienen el cerebro inmaduro para este tipo de visionado, no han desarrollado todavía ciertas estructuras cognitivas para diferenciar el bien del mal o lo real de lo imaginario”, explica María Guerrero. Y San Cornelio coincide: “En primaria ni de lejos, y en secundaria habría que verlo, porque no todos son iguales. Entre los 13 y los 16 se podría negociar en función de la madurez de cada uno”, argumenta.

Precisamente en esa frontera entre edades se mueve Damián, padre de un niño de 9 años y de otro de 16. En su casa siempre han visto dibujos animados y películas en familia, atendiendo a las recomendaciones para cada edad y supervisando los contenidos. Hace unos días, cuando empezó a hablarse de la polémica en torno a 'El juego del calamar', se puso a verla por curiosidad, para saber qué hacer si sus hijos preguntaban. “El pequeño todavía no lo ha pedido, pero no le dejaría verla ni de coña. Es una salvajada, excesivamente violenta. En el caso del mayor, ha visto ya cortes por redes sociales y hemos visto juntos algunos capítulos. Si quiere seguir viéndola no se lo prohibiría, pero porque hemos hecho antes un trabajo previo de preparación con él. Hemos visto juntos 'Sex Education' o 'Juego de Tronos', por ejemplo, que también tienen contenidos sexuales o de violencia, pero nada comparable a esto. Siempre hemos estado cerca para explicarle algunas cosas o para que nos preguntara dudas. Pero 'El juego del calamar' no me gusta nada, es una pasada que se permita ver esta serie a niños pequeños”, asegura.

Chus Asturiano es profesora de primaria en un colegio público de Madrid. Igual que muchas otras personas de la comunidad educativa en todo el país, ha detectado que los juegos de la serie han llegado a las aulas y a los patios, y que muchos niños pequeños la ven o al menos la conocen. “Yo soy tutora en cuarto de primaria, con niños de 8 y 9 años. Hace pocos días detecté que los niños jugaban mucho al escondite inglés, y me sorprendió. Así que les pregunté que a qué jugaban y respondieron sin dudarlo que al calamar. Hacían el gesto de matarse, se tiraban al suelo. Preocupada, lo comenté con otras compañeras, y me dijeron lo mismo: que bastantes de sus alumnos lo habían visto y que jugaban a eso, incluso niños más pequeños, hasta de 6 años. Yo he visto la serie y me preocupa mucho que normalicemos la violencia extrema, pero también otras cosas de las que se habla menos, como el machismo en varias escenas. Es cierto que hay otras series que también contienen violencia, pero es que esta es el todo vale, y está teniendo muchísimo éxito”, asegura la profesora. Para ella, la clave está en poner límites a los niños, tanto desde casa como en el colegio. En su caso, prohibió expresamente que se hablase del tema en su clase.

También en redes

Pero, ¿qué pasa si somos conscientes de que, aunque no la vean en casa, los niños y niñas acabarán recibiendo la información por otras vías? TikTok, Youtube, Instagram e incluso WhatsApp están llenos ya de cortes de la serie que circulan entre los más pequeños. Pues incluso en ese caso hay que mantenerse firme. Así lo explica la psicóloga María Guerrero: “Puede que en algún momento les llegue la información desde otro lado, pero eso no significa que los padres les facilitemos el camino a cosas que sabemos que van a ser perniciosas para ellos. No podemos controlar todos los inputs que reciben, pero sí lo que les proporcionamos nosotros como padres. Y si aun así les llega información, siempre va a ser recibida de manera diferente si hay un trabajo previo ya hecho en casa”, asegura.

De momento, varios colegios de todo el país están mandando circulares a los padres alertándoles de lo peligroso de este tipo de contenidos, e incluso prohibiendo los juegos en el patio del colegio o los disfraces de cara a las fiestas de Halloween. También el Consejo del Audiovisual Catalán ha pedido en un comunicado que no se les deje ver la serie a niños pequeños, alentando a las familias a seguir la señalización –para mayores de 16– y a utilizar los sistemas de control parental. Mientras tanto, expertas en desarrollo infantil e integrantes de la comunidad educativa coinciden en la misma línea: contenidos violentos, angustiosos y sangrientos no son aptos para niños. Como adultos, debemos protegerlos de este tipo de estímulos.

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