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Comienza la campaña: el PRC pretende arrebatar el trono a un PP en horas bajas y con un PSOE en la cresta de la ola

Mazón, recién llegado de Madrid, muestra la cartera de diputado que ha recogido en el Congreso.

Rubén Alonso

Con la resaca de las generales todavía sin digerir del todo, comienza otra campaña electoral decisiva con los tableros autonómicos y municipales en juego. Los partidos aterrizan en estos comicios con la sombra de los resultados del 28A marcando cada movimiento de ficha y las expectativas con las que afrontan el 26M.

Y en esta contienda política -que ha arrancado oficialmente en la madrugada de este viernes con la pegada de carteles-, el PRC de Revilla llega con ventaja para llevarse el gato al agua. El actual presidente de Cantabria aspira a revalidar el cargo, esta vez como primera fuerza, y con la moral por las nubes tras haber conseguido el escaño en el Congreso de los Diputados.

Los regionalistas están crecidos y esperan ganar unas elecciones que les dejen un escenario político favorable, con un abanico de posibles socios donde elegir para formar gobierno. Por su parte, el PSOE, la otra pata del Ejecutivo autonómico en esta legislatura, cuenta con el 'efecto Sánchez' como empuje para obtener un buen resultado y mejorar los cinco escaños que sacó en 2015.

Los de Pablo Zuloaga, que fueron la lista más votada en la Comunidad el 28A, confían en mantenerse en la cresta de la ola socialista que tiñó de rojo el mapa electoral en abril y que sigue con el viento a favor para hacer lo propio en las autonómicas y municipales.

PP y Podemos, en horas bajas

Ideológicamente opuestos, pero con dinámicas muy similares, PP y Podemos llegan a esta cita con las urnas en horas bajas, ambos tras haber vivido una guerra interna que les ha hecho mucha mella y tras sufrir una importante debacle electoral en las generales.

Los populares, encabezados por María José Sáenz de Buruaga después de la fallida designación de Ruth Beitia que reabrió heridas en el seno del partido, trabajan a destajo para achicar la fuga de votos a Ciudadanos y Vox, mientras se recuperan del KO electoral que les hizo perder más de 60.000 apoyos y un diputado en abril.

Más delicada es la situación del partido morado, que tras una larga guerra interna -con denuncias de acoso laboral, el grupo parlamentario disuelto, dimisiones, gestoras y las primarias paralizadas por la Justicia- ha presentado una candidata, Mónica Rodero, desconocida a nivel político y mediático. A ello hay que sumar que llega a estos comicios tras haber perdido el diputado que tenía en Madrid, y sin alcanzar un acuerdo con IU y Equo para ir en confluencia y aglutinar el voto.

Precisamente estas dos últimas formaciones concurren de la mano el 26M, bajo la candidatura IU+Equo (Marea Cántabra), liderada por Israel Ruiz Salmón, y que espera dar la sorpresa colándose entre los 35 diputados cántabros. Y por si fueran pocas dos formaciones rivalizando por el voto de izquierdas, en estas elecciones se presenta una tercera, conocida como Cantabristas, impulsada por jóvenes progresistas de la Comunidad.

Incógnita de Cs y Vox

Por su parte, Ciudadanos, satisfecho con el apoyo que recibió en las generales que le sirvió para mantener el diputado, llega con la incógnita de qué aceptación tendrá Félix Álvarez (Felisuco) como candidato y de si conseguirá superar los dos escaños que obtuvo en 2015. Tras las dudas en torno a las primarias de las que salió holgadamente vencedor el actual número 1 naranja y con una lista plagada de purgados de otros partidos, Cs confía en seguir mordiendo el pastel del PP para seguir creciendo.

Finalmente, Vox, que se quedó cerca de obtener representación cántabra en Madrid, amenaza con irrumpir en la Cámara autonómica. El partido de extrema derecha, encabezado por el ex del PP Cristóbal Palacio, esperar entrar por primera vez, pero con la incertidumbre de hasta dónde puede llegar el movimiento ultra que le respalde.

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