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Rory

Rory Stewart en un festival en Kidlington, Inglaterra, en 2022

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A las dos y media de la tarde el principal teatro comercial en el centro de Oxford, con más de 1.700 asientos, está a rebosar. Algunos hemos acabado en esta sesión porque la de la noche se agotó al poco de salir las entradas a la venta. Hay dos sillas en un escenario iluminado en medio de la oscuridad. Vamos a escuchar una conversación sobre la crisis de la sanidad pública, los entresijos del Parlamento británico y qué sentido tiene la política. 

La estrella es un exdiputado del Partido Conservador en una ciudad que vota a la izquierda y en un país que tiene una opinión nefasta de ese partido. Es Rory Stewart y lo entrevista un presentador del matinal de radio de la BBC. El antiguo tory fue diputado, secretario de Estado en el Gobierno de David Cameron y ministro en el de Theresa May. Defensor de que su país se quedara en la Unión Europea, apoyó después del referéndum el acuerdo de salida que proponía May y que incluía que el Reino Unido siguiera estando en el mercado único. Se presentó sin éxito contra Boris Johnson en la carrera por el liderazgo del Partido Conservador, fue expulsado de su grupo por oponerse a la política radical de ruptura con la UE y se marchó del Parlamento decepcionado. 

Ahora Rory Stewart es co-presentador de uno de los podcast más populares del Reino Unido y el más escuchado para informarse, The Rest is Politics. Lo hace con Alistair Campbell, laborista y que fue el portavoz de Tony Blair. El tono familiar de su podcast le ha quitado la pomposidad que a veces entraña la política británica, marcada por los títulos honoríficos, y se presenta sólo como “Rory”. Su libro sobre sus años en política es un best-seller

Antes, sirvió en el ejército, fue diplomático en Indonesia, los Balcanes e Irak, y dirigió una ONG en Afganistán. El resultado de estas experiencias es que cuando llegó al Parlamento ya era muy crítico con la política exterior de su país y la ligereza de sus líderes.

En el escenario de Oxford, Rory cuenta también la frivolidad con la que Liz Truss, su antigua jefa en el Ministerio de Medio Ambiente, proponía recortes para los parques nacionales y le acusaba de ser “demasiado interesante” cuando él se estudiaba los detalles de un asunto o era crítico con el Gobierno. También cuenta sus propios momentos más ridículos, cuando metía la pata en las entrevistas, le hacía la pelota a Cameron para ascender o se obsesionaba con los “me gusta” de Twitter. Le aplauden cuando hace chistes sobre Boris Johnson o cuando sugiere que votará por el candidato laborista en su circunscripción de Londres en las generales del 4 de julio. 

Rory es elocuente, hace alguna broma y se pone en pie para las respuestas más enfáticas ante las preguntas del periodista y del público, pero se trata de una conversación sobria y seria sobre políticas públicas y los peligros para la democracia. “Mantened la fe en la democracia”, pide a la audiencia después de reflexionar sobre las amenazas de los extremos y la tendencia actual al aislamiento en su país y el resto del mundo. 

Esta es la última cita del tour por ahora. Las entradas se han agotado por todo el país, igual que las que se venden para ver el podcast en directo. Rory sigue siendo una persona centrista y, aunque vote laborista, no está en ese partido, que, según contaba, lo sigue considerando como “un tory”. En cambio, el antiguo partido del orador y su apoyo a algunos candidatos conservadores en estas elecciones no parece importarle a la audiencia, que por los aplausos cada vez que menciona el probable nuevo Gobierno laborista está claro en qué lado está.

El éxito de Rory Stewart entre público variado es una muestra más de que a menudo las personas corrientes son mucho menos sectarias que los políticos o la minoría más adicta a la política. Los cambios de un partido a otro de elección a elección en el Reino Unido también muestran la flexibilidad de un electorado que no está tan polarizado como en otros países. Las dudas sobre la política y los políticos son, en realidad, habituales. 

En una entrevista, el antiguo diputado y ministro recuerda que lo normal es lo que hace la mayoría de la gente, no los políticos y los que los rodean en su burbuja: “En nuestras propias vidas, la complejidad, la humildad, la habilidad para aceptar la incertidumbre, la habilidad para escuchar a otras personas y cambiar de opinión, todas estas cosas están en el centro de lo que hace a un ser humano competente. En política, sin embargo, parece que insistimos en lo contrario de todas esas cosas”, dice.

En un país agotado, hay ganas de que la política sea más normal y, en cierto sentido, de que los políticos se comporten como la mayoría de sus conciudadanos, sin tanta impostura y tanto sectarismo. Vale para el Reino Unido y más allá. 

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