Guía de supervivencia para ser becario este verano
El verano ya está aquí. Hordas de guiris devoran paellas de Paellador en las terrazas, quien puede huye del trabajo para disfrutar de sus vacaciones y las empresas se llenan de estudiantes en prácticas, popularmente conocidos como becarios.
Esos alumnos en prácticas que, para completar sus estudios, deben echar unos meses “formándose” en una empresa. O aquellos que acabaron la carrera y, de lo bien que va la recuperación del empleo, se han pagado un curso para hacer prácticas, aun sin esperanza de que le hagan un contrato después. ¡Alguien tiene que levantar España durante dos meses con 40ºC a la sombra! Si este verano te toca a ti, o a alguien que conozcas, te recomendamos esta guía en cinco sencillos pasos para sobrevivir a las situaciones más habituales cuando eres becario.
1. Lo primero y más importante: no vas a cobrar nada o prácticamente nada
Ve abriéndote un plan de pensiones en prestigio y reputación porque por ley las empresas no están obligadas a pagarte un euro. Eso que, según el diccionario, un becario es “la persona que disfruta de una ayuda económica para sus estudios”. La posverdad.
Otro consejo es que te compres El País y aprendas a tomarte con humor eso de vivir en precario. No salir de casa porque estás pelao: nesting. Meterse seis en una casa porque el precio del alquiler es exorbitado: coliving. Así, ya no serás un becario que curra gratis, sino un stagiaire.
2. No saber qué responder a “¿estudias o trabajas?”
El primer día nadie sabrá tu nombre, seguramente no se preocupen por enseñarte gran cosa más allá del lugar de la máquina de café. Pero, pronto estarás solo ante el peligro asumiendo responsabilidades, mientras ese tutor que iba a preocuparse por tu formación, ese ser mitológico, desaparece. Empezará a parecer un curro de verdad: con responsabilidades, hablando de tú a tú con los jefes cuando te piden ayuda para cambiar el fondo de pantalla del móvil, con tareas que se acumulan y plazos que expiran.
Un curro, si no fuera porque no tienes derechos y no cobras, o te pagan 200 eurazos diciéndote que te hacen un favor. Y, por ser agradecido, te toca agachar la cabeza mientras te abroncan por cagarla en el Twitter de la empresa, que te comes tú solito, o porque tu confit de pato no está a la altura de Masterchef. Quizás no te formes como periodista o cocinero, pero como spoiler del trabajo de verdad no está mal. Quizás sea un buen momento para organizarse entre los becarios y reclamar mejores condiciones.
3. La promesa: “A ver si en septiembre hay dinero y te podemos contratar”
Junto al timo de la estampita, es uno de los engaños más frecuentes del acervo ibérico. Usa la lógica y tus sentidos. Si te lo dicen… primera señal de que está lejos de suceder. Si no, ¿por qué no te han hecho un contrato laboral en prácticas de primeras?
Seguramente al empresario le han dado muestras de semillas de chía en su última visita a la tienda gourmet y se le ha ocurrido que también podría probar becarios gratis en su negocio.
Sigamos. ¿Hay algún ex becario que haya sido contratado en la plantilla? Mal. ¿Sois tres becarios durante el verano y hay tres trabajadores de vacaciones? It’s a match!
4. Enseñar al nuevo becario que te va a sustituir
Si tienes suerte pueden proponerte ampliar las prácticas y quizás hasta diciembre, “a ver si pa’l año que viene hay dinero y te contratamos”. Si no, puede que tu recambio ya esté preparado y compartas con él los últimos días de tu maravillosa experiencia. Para entonces, es muy probable que te hayas convertido en la piedra angular de la empresa: usas atajos de teclado en Excel, eres el único que coloca bien las cápsulas de café y sabes borrar las fotos de Whastapp para liberar espacio. Un semidiós.
Piensa si no es tu momento para llevar a cabo tu pequeña venganza personal. Puedes reservarte alguno de tus secretos, aunque tampoco es cuestión de ser cruel con el nuevo becario, también es una víctima. Piensa en eso que te hubiera gustado que te dijeran el día que llegaste: “Deberías haberte hecho youtuber”. Lo mejor será que le enseñes esta guía y hagas especial hincapié en el siguiente punto.
5. Esto es un fraude. ¿Sirve de algo quejarse?
A estas alturas, es muy posible que hayas llegado a esta conclusión. Eres el máximo exponente del deseo de Gerardo Díaz Ferrán, ex presidente de la CEOE, hoy en la cárcel: “Hay que trabajar más y cobrar menos”. ¿Sirve de algo quejarse? Amancio Ortega fue becario, te dirán. Y Steve Jobs, Tom Hanks y una hija de Obama. Incluso el rey Juan Carlos I a su manera, aunque esa es otra historia.
Actúa. Si tu beca es un fraude, tienes dos opciones: denunciar a Inspección de Trabajo o hacerlo ante el Juzgado de lo Social. En el mejor de los casos podrás conseguir que tu puesto se reconozca como un contrato indefinido y te paguen los salarios del tiempo que estuviste de becario. En ambos casos, debes reunir pruebas de todo lo que demuestre que tu formación no es el fin último de las prácticas y que la empresa usa en fraude a los becarios para sustituir funciones propias de los trabajadores.
Puede sonar sencillo, pero no lo es. Quizás sea la formación práctica más útil que vayas a llevarte este verano: acercarte a un sindicato o asamblea de apoyo mutuo, cumplimentar una denuncia ante la Inspección, aprender a leer –y hasta entender– un Real Decreto o acudir a un acto de conciliación laboral. Con la precariedad y el fraude que encontrarás en el mercado de trabajo, ¿por qué no ir haciendo unas prácticas?