Ante la represión, más iniciativa política
En el aniversario del 1 de octubre y con la mirada puesta en la eventual sentencia al procés se hace difícil no pensar en lo inmediato. Es decir, cómo dar respuesta a una eventual sentencia que no augura ninguna salida a un conflicto político.
No obstante, estoy convencida de que la estrategia del independentismo ha de saber combinar la reacción con la propuesta. Es decir, presente y futuro. Y no hipotecar lo segundo con lo primero. En este contexto, la situación reclama que a más represión, se responda con más iniciativa política.
Catalunya vivió en 2008 el inicio de una crisis social, económica e institucional que abrió un ciclo que tuvo como protagonistas el movimiento soberanista, la indignación hacia una clase política que había vivido de espaldas a la sociedad, movimientos sociales provivienda, mareas ciudadanas en defensa de los servicios públicos, el movimiento feminista, las demandas ecologistas, etc. Esos han sido los síntomas de un cambio de época al que las instituciones aún tienen que dar respuesta. Esos son retos a partir de los cuales tendría que construirse un proyecto nuevo de país. Y es, precisamente, en la medida que sepamos dar respuesta a esos retos que el proyecto soberanista podrá ser más fuerte.
Ante una política de regresión de derechos y libertades que no sólo afecta a Catalunya, sino al conjunto del Estado, algunos pueden pensar que vamos a tirar la toalla y que vamos a abandonar nuestras legítimas reivindicaciones para decidir y construir libremente nuestro futuro. Otros quizás querrán que avancemos a ciegas o que nos tiremos al monte.
No vamos a resignarnos. No vamos a renunciar a nada. Y queremos ser más y más fuertes, dando respuesta a los retos que afronta Catalunya en todas sus dimensiones. Buscando soluciones democráticas al conflicto y a la vez encarando las demandas de la ciudadanía. A más represión, más iniciativa política.