Cospedal ya es Bárcenas y Casado ya es Cospedal
No se trata de la parte más trascendental de la conversación entre Villarejo, María Dolores de Cospedal e Ignacio López del Hierro, pero en ella hay claves fundamentales para descifrar lo que ha sido y lo que es el Partido Popular. Me refiero al momento en que el comisario sugería a la secretaria general del PP la estrategia que debía seguir, mientras él se dedicaba a hacer “trabajos puntuales” y seguía intentando destruir pruebas policiales sobre el caso Gürtel: “Hay que procurar entre todos intoxicarlos con que el Bárcenas ya está totalmente contaminado y por tanto él ya está amortizado y, por lo tanto, tenerlo ahí es, digamos, un pin, pan, pum, que mientras lleguen las tortas a él, no le dan a nadie más”.
Así se hizo. Los dirigentes populares y su legión mediática intentaron convertir el caso Gürtel en el caso Bárcenas. Trataron, y en buena medida lo consiguieron, que la sociedad española pasara por alto el pequeño detalle de que ese señor era el tesorero del Partido Popular. Un tesorero que no era sino un eslabón más en una trama de corrupción en la que estaba implicado medio partido para adjudicar obra pública a cambio de comisiones con las que financiar campañas electorales y pagar sobresueldos en B. Tal y como se escucha en las partes sustanciosas de la grabación, Cospedal, Rajoy alias 'El Barbas' y el resto de la cúpula popular no creían que existiera “una trama contra el PP”, sino que temían que saliera a la luz la verdad… la “chicha” que demostraba la existencia de la trama creada por el PP.
Este jueves Pablo Casado hablaba por fin del tema para decir que la Dirección Nacional de su partido no tiene “nada que temer de ninguna revelación que se pueda hacer”. Una frase hábil, muy del estilo Cospedal en los tiempos que justificaba finiquitos en diferido. Muy hábil porque habla de futuras grabaciones en lugar de responder sobre lo que se ha conocido. Y lo que se ha conocido es que el PP, su PP, estaba encantado con que un comisario intentara destruir el pendrive que constituía la prueba policial y judicial más importante del caso Gürtel.
Lo que se ha conocido es que Cospedal coincidía con Villarejo en la necesidad de que no trascendiera a la opinión pública que el comisario les estaba facilitando información secreta de las investigaciones policiales que afectaban al partido. Lo que se ha conocido es que contaban con que el número 2 de la UDEF les suministrara datos y siguiera boicoteando “mil cosas”. Lo que se ha conocido viene a ser la confirmación grabada de que el disco duro de Bárcenas no se destruyó por el empeño de un metódico informático, ni que el juez Garzón fue apartado del caso por casualidad, ni que los fiscales y policías que investigaban la corrupción eran trasladados por necesidades del servicio.
Lo que se ha conocido es la trastienda que llevó al dócil juez Ruz a retirar al PP de la acusación particular porque estaba actuando como defensor de los acusados y obstaculizando el procedimiento judicial. Lo que se ha conocido nos obliga a recordar que los hijos del otro tesorero, Álvaro Lapuerta, denunciaron las extrañas caídas que sufrió su padre y que le dejaron en un estado físico y mental que le impidió declarar ante el juez.
Si Pablo Casado no tuviera nada que ocultar y estuviera libre de culpa, este jueves habría exigido su acta de diputada a Cospedal, habría pedido perdón a los españoles y habría puestos los archivos y los ordenadores de Génova a disposición de la Justicia. Su reacción ha sido, sin embargo, la del PP de siempre: intentar confundir, tergiversar la verdad y salir con el “y tú más”.
No podemos olvidar que Casado lleva desde 2015 trabajando codo con codo con Cospedal y repitiendo los mismos argumentos que ella para intentar exculpar a su partido de los sucesivos escándalos: “No son casos de corrupción con el nombre del PP, sino de Bárcenas”, decía en febrero de 2015 siguiendo, casualmente, el consejo de Villarejo. “Cascos, Arenas, Acebes y Cospedal no sabían lo que hacía Bárcenas porque no tenía que rendir cuentas”, añadía un mes después.
Hay 1.001 declaraciones similares pronunciadas en aquellos años por el hoy presidente del PP. Para pensar que lo hacía desde la ignorancia, sin saber la realidad que había detrás, sin que su jefa le mantuviera informado… habría que ser igual de ingenuo que para haber creído a Cospedal o a Rajoy cuando se dedicaban a negarlo todo “salvo alguna cosa”.
Este jueves Casado ha evitado expresamente mostrar su apoyo a quien le sentó en el sillón en el que ahora se encuentra. Parece claro que en el despacho del presidente del PP se ha decidido que Cospedal sea el pin, pan, pum. La persona a la que le lleguen las tortas para que así no le lleguen a nadie más. Tratarán de que pensemos que lo hizo ella sola, por iniciativa propia. Tratarán de que olvidemos que no era Cospedal, era el PP el que negociaba con Villarejo. Está claro que Cospedal ya es Bárcenas y Casado juega ahora el papel de Cospedal. La huida hacia delante de este PP corrupto continúa.