Cuesta pensar que tú también...
Hoy voy a usar mi artículo para hablar con muchos de los hombres que me leéis. Pido por tanto que aquellos que no se sientan concernidos, no interpreten que estoy generalizando. Quiero deciros esto porque es muy sencillo leer las noticias y escandalizarse de los comportamientos de seres indignos que usan a las mujeres como esclavas sexuales para lucrarse. Es sencillo llevarse las manos a la cabeza cuando uno lee el pacato relato que se ha publicado de las actividades de Torbe. Digo pacato porque estoy segura de que habrá páginas mucho más crudas en ese sumario. Es fácil decir eso y seguir con vuestra vida. A fin de cuentas, eso no tiene nada que ver con el rato en el que pilléis el ordenador para ir a vuestra página de porno favorita para elegir como en un supermercado la variedad que ese día preferís para masturbaros. Se que la mayoría pensáis que esos “productos” tienen su origen en una “industria” en la que participan “trabajadoras y trabajadores” que libremente eligen ganarse la vida así.
Y puede que eso se vea afianzado cuando de vez en cuando se entrevista a una pornostar que os reafirma en tal pensamiento. Es más duro reparar en que es seguro que vosotros también habéis obtenido placer a través de mujeres que han sido reducidas a esclavas sexuales. Es imposible que no hayáis visto, entre esas decenas, centenas o miles de videos que consumís, alguno en el que la mujer o las mujeres que participaban eran tratadas. Es estadísticamente imposible y además lo sabéis. Cada vez más se ha ido abandonando el gusto por las películas en las que actores “representan”. El gusto ahora está en el llamado por la industria “sexo amateur” y vosotros, que sois inteligentes, tendréis que convenir que es imposible que exista tal número de mujeres dispuestas a someterse a determinadas prácticas voluntariamente y por placer. Si fuera así, habríais topado con varias ya en vuestra vida. Por pura estadística. No haría falta buscarlas en determinadas páginas.
Torbe, ahora en prisión provisional, ha campado a sus anchas mucho tiempo por ahí fuera. Era un personaje para muchos. Alguno de vosotros conoce sus célebres bukkakes. El bukkake español. Para los lectores y las lectoras que desconozcan que es esto, consiste básicamente en un grupo grande de hombres que introducen sus penes en la boca de una mujer hasta casi asfixiarla, eyaculan sobre su cara y su cuerpo, la humillan e insultan y se masturban en grupo sobre ella. A veces, también la penetran. Antes de escribir este artículo he visto uno. El bukkake “mas guarro” de Torbe. Y estoy llorando. La joven es una extranjera que no habla ni entiende. Por eso la obligan a repetir determinadas cosas mientras la humillan. No comprendo como nadie puede excitarse viendo esa cara. ¡Mirad sus caras! Luego hablamos, si os parece, sobre por qué queréis creer que una mujer aceptaría voluntaria y libremente someterse a tal suerte de vejaciones y de molestias físicas sin obtener ella ningún placer. No hay ni un sólo acto susceptible de producir placer a una mujer. Y vosotras, lectoras, si tenéis estómago tenéis que ver una de esas obras magnas de Torbe para entender de que hablo. Torbe los publicitaba y los hombres podían acudir gratis a practicarlos a cambio de consentir que se exhibieran. Vedlos también. Ved a esos individuos.
Queridos lectores –sólo los que en vuestro fuero interno os sepáis concernidos– si consumís, vais a provocar que esto siga así. Si en esa carrera por buscar nuevas emociones –a fin de cuentas el porno anestesia de alguna forma y termina por no hacer efecto– vais a hacer que la industria del porno continue con esa loca carrera hacia los límites del ser humano. Porque las mujeres son, no lo olvidéis, seres humanos y no un conjunto de tres agujeros con los que complaceros. Esa carrera sólo podrá resolverse ya con seres forzados a aceptar lo que nadie aceptaría sólo para obtener algo que venderos.
Sobre la exclusiva de los futbolistas, ya es sabido que a mi el fútbol no me dice nada, tengo también una perspectiva que ofrecer. No voy a entrar en si hubo delito o no. Me voy a quedar con el hecho de que unos tíos jóvenes, forrados de pasta, rodeados de mujeres bellísimas y que podrían ligar lo que quisieran con sólo chascar los dedos entran en contacto con este degenerado. Eso está constatado. Y que por medio de él obtienen sexo, también. Vamos a preguntarnos por qué lo harían. Vamos a preguntar qué buscarían que con todos los ases de la manga en la mano no podrían encontrar por ahí. Incluso acudiendo a la prostitución convencional. ¿Qué es lo que Torbe ofertaba de novedoso? La respuesta a estas preguntas me lleva a una última reflexión sobre el daño cierto que el acceso al porno más bestial de forma masiva desde edades muy tempranas ha producido ya en las generaciones nacidas a partir de los ochenta. Esos que habían visto casi de todo antes de tener su primera experiencia real. Esos que van buscando los límites porque indirectamente les han dicho que hay que probarlo todo y que siempre hay un límite más que transgredir. En la rueda de prensa de Amanda Miller lo dejó bien claro: esos que se han creído que las performance de la industria del porno son el sexo real.
Así que tenemos ciertas cuestiones sociales sobre las que tenemos que reflexionar. No por moralina, desde luego, sino porque creo que todo eso no nos acerca a la solución de los problemas de género sino que los complica. Estoy plenamente convencida de que en muchos de esos videos se conculcan directamente los Derechos Humanos. Convendría que los partidos, sobre todo los de izquierda, lo tomaran en consideración. Y vosotros, queridos lectores, sólo los que os sintáis concernidos, también. Gracias.