El juez no se traga lo de Ábalos
Miente, miente, miente que algo quedará, cuanto más grande sea una mentira más gente la creerá.
El magistrado del Supremo no se traga la inventada de Ábalos y de Koldo o, más que la inventada, la negada. Una cosa es hacer un relato y otra instruir desde la Sala II del Tribunal Supremo. Es fácil colar medias verdades, retruécanos, discusiones bizantinas a un público desprotegido por su propio desconocimiento pero, afortunadamente, la Justicia no se dirime por aclamación popular sino de forma técnica, racional y reglada.
Leopoldo Puente no sólo no da credibilidad a la deposición de ambos sino que considera que hay indicios bastantes en el exministro de cuatro delitos graves: pertenencia a organización criminal, tráfico de influencias, cohecho y malversación. Así que tira para adelante y le pide al Congreso la retirada de la inmunidad para poder seguir investigándole con todas las de la ley. Puente, ese magistrado que se pasó media vida, hasta hace unos años, en Jueces para la Democracia y que fue elevado al TS por práctica unanimidad del CGPJ y sin ningún voto en contra. Facha precisamente no es. El franquismo no se le supone. La Transición es seguro que la hizo con nota y todo. Esa parte del relato ad hominem no sirve con él. Va a ser que lo de Koldo y Ábalos está chungo y que lo que canta Aldama está corroborado por otros indicios presentes en el sumario y a los que el magistrado se refiere en el suplicatorio.
¿Qué sentido tiene pues pretender limpiar de polvo y paja, defender, apoyar a los que según los indicios y el curso de la investigación parecen pringados sin remisión? De los políticos no lo entiendo y de los demás, menos aún. En el sumario no están solamente el papel arrugado de Aldama -que por cierto no por ser cutre es menos indiciario- ni las declaraciones de unos y otros ni una foto u otra; en el sumario además de las declaraciones hay intervenciones telefónicas, entradas y registros y todo tipo de corroboraciones que hacen afirmar al magistrado que existen indicios claros de que “el acusado pudiera, prevaliéndose de su condición de ministro y a cambio de beneficios económicos, haber determinado la adjudicación de varios contratos públicos”. Consideran además que el coacusado Víctor de Aldama habría tenido conocimiento por ellos de las necesidades de las adjudicaciones para haber ajustado ofertas preferentes.
Lo que declaró Ábalos “no se aviene con el resto de indicios”. ¡Qué gusto da la Justicia que no se dirime en una batalla de datos sesgados en el foro público sino en el callado estudio de la realidad que los hechos arrojan!. Lo que declaró Ábalos es una trola como un castillo, como cualquier análisis racional arroja, máxime si además existe constatación fáctica de que es mentira. Así que, le dice el juez al Congreso: “en este momento, aparece indiciariamente justificado que, al menos, don José Luis Ábalos pudiera haberse beneficiado económicamente con el pago, por parte del investigado Sr. Aldama o de personas terceras por él interpuestas, de los alquileres de la vivienda en la que residía quien fuera entonces la pareja sentimental de aquel; así como también que podría haber concertado, previa compra realizada por una empresa tercera a indicación del Sr. Aldama, el alquiler con opción a compra de un chalet en la costa; y obtenido también del Sr. Aldama un contrato de alquiler con opción de compra de un piso de unos 250 metros cuadrados en el Paseo de la Castellana de Madrid, contrato en el que se fijaba un precio de venta (750.000 euros), para el caso de que se ejercitara la opción, aparentemente muy inferior al de mercado”. Al menos, oiga. Como poco. Sin ir más allá. Total que lo de Ábalos y lo de Koldo pinta fatal y que tanto Anticorrupción, como el instructor, como las evidencias consideran que hay más verdad en el relato de Víctor de Aldama, que se está autoinculpando, que en toda la verborrea de los “hermanos del alma” Ábalos y Koldo. Porque los indicios también apuntan a este último: “Koldo García Izaguirre, intervenía activamente en la contratación, gestionaba los contratos de adjudicaciones a las empresas y, al tiempo, realizaba operaciones para ocultar los cobros recibidos de la organización y en las que el aforado ante esta Sala, don José Luis Ábalos Meco, también intervenía, personalmente y utilizando los oficios de su asesor en el Ministerio e, indiciariamente, disfrutando de los ilícitos beneficios económicos que tales actuaciones pudieran haberle generado”.
Es harto probable que mucho de lo depuesto por Aldama sea comprobable a través de otros indicios contenidos en esta causa, en la de Hidrocarburos, en teléfonos y discos incautados y hasta en las declaraciones de otros detenidos que han sido puestos en libertad, como la empresaria que afirma haber llevado la bolsa con pasta a Ferraz. Los hechos son contumaces. No hay adhesión que los anule. No hay informes de parte que lo consigan, sobre todo si los haces sin que te los pidan, por lo que no hay forma de que te los admitan. Ya serán el juez y el fiscal los que controlen los expedientes sin que precisen de que Puente les haga el trabajo a su manera.
Hasta ahí la realidad, el suplicatorio se va a conceder y con él, pico y pala, Puente seguirá avanzando hacia el descubrimiento de la verdad. No será como los periodistas desean ni con la prisa que Feijóo pretende, ansia viva que le come, pero será. Por eso no entiendo la formación de la tortuga que ha adoptado la defensa de ambos, en plena sintonía con los deseos de Moncloa. Cuando estás hasta el cuello en un procedimiento penal y alguno de tus compañeros de fatigas ha decidido colaborar con la Fiscalía tienes un mal panorama y si no adoptas la misma postura, la negativa persistente y sin esperanza no suele ser la mejor vía. Menos ahora que el empresario Claudio Rivas, compañero del alma de Aldama, parece haber optado también por la vía cooperante. Esta misma semana ha salido de prisión; Pedraz ha tenido que soltarle porque la Fiscalía no se ha opuesto a su libertad. El mismito esquema que el de Aldama. Y eso que en noviembre lo intentó y los fiscales pidieron la prisión porque el tipo negaba hasta lo que estaba probado. Las cosas han cambiado. Ahora parecen dos los dispuestos a largar y a aportar cosas. La fabulación se complica.
Yo no me enrocaría con estos dos. No lo tienen fácil, por mucho que sea difícil encontrar la pasta en República Dominicana por la absoluta negativa de su banca a colaborar con ningún tipo de investigaciones judiciales. No siempre hace falta encontrar la guita para probar los hechos. Si hay, saldrá. Eso que no lo dude nadie. Poco a poco, Paco Peco. Todavía hace tres años le estaban encontrando cuentas a Bárcenas en Canadá.
Y es una pena que no sepamos nada desde junio de la parte de la investigación de este caso, la que afecta a Red.es, que la Fiscalía Europea se llevó. Si llegan a conseguir hacerse con todo, como pretendían, seguiríamos a dos velas. Tal vez ese era el plan fallido, ya saben que a los fiscales europeos los elige una comisión del ministerio de Justicia. Afortunadamente, Ismael Moreno se lo peleó y logró seguir investigando la parte del león, la que ahora se encuentra en el Tribunal Supremo. De los europeos puede que no volvamos a saber, de Puente y Moreno es más que seguro que sí. ¡Qué tranquilidad da saber que en este país la Justicia sigue su camino seas tesorero del PP, consejero de Aguirre, presidente de comunidad, ministro del PSOE o hayas presidido el FMI! Eso es el Estado de Derecho en el que todos somos iguales ante la ley. La verdadera fortaleza de la democracia no está en que no haya corruptos sino en ser capaces de detectarlos, apartarlos y castigarlos. ¿Alguien pretende otra cosa?
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