En el Partido Popular dicen que son un partido muy participativo, lo que pasa es que entre todos sus afiliados han decidido participar muy poquito, y que eso es legítimo y democrático. En el PSOE también dicen que lo son, hacen primarias y todo, aunque no den por válidos los votos por Internet y dejen a candidatos fuera por un puñado de avales. Si ya le pedimos a las primarias que sean abiertas, toparemos con IU, donde se desconfía por ser éste un “invento americano” -como la libertad de prensa, por otra parte–.
Y luego está Podemos, que se presentaba directamente como un “método participativo abierto a toda la ciudadanía”. Y lo cierto es que es el partido que más requiere la participación de sus afiliados (en este caso de sus “inscritos”) dentro del panorama político estatal. Sin embargo, ¿qué tipo de participación se fomenta en Podemos? ¿es suficiente para considerarlo un partido participativo? Aquí, como en el fútbol, cada uno tendrá su opinión, pero estos son los hechos:
Podemos tiene un gran catálogo de mecanismos de participación. Éstos se pueden dividir en dos grupos, dependiendo de dónde salga la iniciativa que activa el mecanismo. Por un lado nos encontramos con las votaciones, generalmente para determinar qué personas ocupan cargos dentro de la organización o quiénes serán los candidatos en unas elecciones, pero también para aprobar cuestiones esenciales como los pactos pre y post electorales, ratificar los programas electorales o aprobar la modificación de los estatutos. Todos estos mecanismos de participación son de tipo plebiscitario, es decir, consultas que parten de un órgano ejecutivo para que sean refrendadas por el conjunto de una comunidad.
El otro tipo de mecanismos de participación no provienen de ningún órgano, sino que nacen de la iniciativa de la gente que, como mínimo, esté inscrita en Podemos. Entre estas herramientas de participación se encuentran los revocatorios, las consultas y, la más interesante, las Iniciativas Ciudadanas de Podemos (ICP), una especie de Iniciativas Legislativas, cuyo portal fue recientemente inaugurado. Como suele ocurrir con este tipo de mecanismos de participación, se disponen una serie de pasos para filtrar las propuestas –generalmente que reciban el apoyo de un porcentaje mínimo de afiliados–, y es aquí donde empezamos a discutir el grado de participación que se permite y se fomenta en Podemos.
Las ICP deben nacer en Plaza Podemos, el espacio de discusión y debate de Podemos en la Red. Un foro que, otrora, rebosase actividad, pero que en los últimos meses ha visto decaer el número de personas que lo transitaban –principalmente por la poca relevancia que tenía en la dirección política del partido–. Para salir de Plaza Podemos hacia el portal de Participación, una ICP debe obtener el apoyo (flechita para arriba) del 0,2% de inscritos en Podemos (que rondan los 370.000 ahora mismo), es decir, unos 700 votos. Y aunque parezca una cifra asequible, baste decir que tan sólo cinco ICP lo han conseguido desde hace casi tres semanas.
Una vez establecidas en el portal de Participación, si una ICP recibe un 2% de apoyos (unos 7.000 votos) conseguirá que la organización mande un correo a todos los inscritos informándole de su existencia. Lo peculiar de este sistema es que este correo sólo se mandará el primer domingo de cada mes, algo que complica bastante el éxito de la ICP si tenemos en cuenta que a los 3 meses, desde su lanzamiento, éstas caducan y hay que volver a empezar el proceso. Imagínense una ICP que consigue los 7.000 apoyos el martes siguiente al primer domingo del mes, ¿tiene sentido que haya que esperar más de 4 semanas hasta que se mande ese correo?. Esta medida se justifica, literalmente, ¡“para concentrar la difusión de propuestas y facilitar la participación”! –mí no entender–. Curiosamente, la primera ICP que ha alcanzado este volumen de apoyos ha sido una que pide limitar a uno el número de cargos internos que una misma persona puede ostentar.
El siguiente paso de este tortuoso camino es conseguir el apoyo del 10% de los inscritos (unos 37.000 votos), lo que fuerza, primero, una reunión entre los promotores de la ICP y la Dirección de Podemos para ver si hay un acuerdo y se plantea una sola ICP o, en caso contrario, la Dirección plantearía una alternativa y se votarían ambas. La de la Dirección, obviamente, no tiene que pasar ninguno de los filtros para someterse a votación, ¡faltaría más!
¿Nos sigue pareciendo que Podemos es un partido ambiciosamente participativo? Esperad, que sigo...
….Porque, si hacemos cuentas, comprobaremos que el umbral que se solicita para someter una ICP a votación (el 10% de los inscritos) es incluso superior al que se requiere a nivel estatal para que una Iniciativa Legislativa Popular llegue al Congreso de los Diputados (alrededor de un 1,5% del censo electoral). Con un problema añadido, y es que mucha gente se dio de alta en la web para votar en las elecciones internas a secretario general y al Consejo Ciudadano, y que luego dejaron de participar. Esos comicios contaron con un fuerte seguimiento de la prensa y con un trabajo enorme de difusión de todos los canales de comunicación de Podemos, incluyendo los perfiles en redes sociales de sus líderes, que llegan directamente a miles de personas.
Por lo que se ha visto en estas tres semanas, sospecho que esa maquinaria no se pondrá en marcha para animar a votar ninguna ICP. Muy por el contrario, serán personas anónimas las que tengan que currarse las campañas informativas. En el mejor de los casos, algunas de esas osadas personas pueden tener la oportunidad de publicar en un diario digital y anunciar que existe una ICP que persigue reducir los obstáculos para todas las Iniciativas Populares, en marcha y por venir. Una propuesta para que los porcentajes que se requieren en cada uno de los pasos no se calculen sobre todo el censo -que no refleja la participación real en Podemos-, sino entre la parte de inscritos que, al menos, entren una vez en la web cada 4 meses. Un requisito bastante fácil y que permitiría hacer una necesaria limpieza de miles de perfiles que se han convertido en fantasmas.
Como ven, cuando se habla de participación siempre hay un paso más allá y, al final, son detalles como estos los que configuran buena parte de los pesos y contrapesos que existen entre los órganos ejecutivos y las bases de una organización. Participar no es sólo votar lo que nos pongan delante, es también poder proponer.