Qué está pasando en ERC
El nuevo viceconseller de Estrategia y Comunicación del Govern, Sergi Sabrià, ya mandaba mucho hasta ahora. Más que la mayoría de consellers, algo que pasa a menudo con los cargos de confianza de los presidentes. Los hay que optan por ser fontaneros de despacho, los hay que cultivan una aura a lo Iván Redondo, al que algunos veían como un gurú y otros como un tacticista irredento, y están los que intentan combinar su poder interno con una proyección externa. Esta tercera opción es la que Sabrià va a explotar a partir de ahora para convertirse en el portavoz político que el Ejecutivo de Pere Aragonès no tenía y necesitaba.
Al empezar la legislatura, con el bipartito entre ERC y Junts que acabó embarrancado con la salida (o expulsión) de los posconvergentes en octubre del 2022, se optó por una portavocía técnica, la de la periodista Patricia Plaja, experta en comunicación de crisis, tal y como demostró en su etapa al frente del gabinete de prensa de los Mossos d'Esquadra. Plaja no es política ni pretende serlo e informa de los acuerdos del Govern con profesionalidad y mesura, evitando la refriega partidista.
“[Sabrià] es una voz menos institucional y que va a salir al choque. No se solapa con la portavoz, son dos roles diferentes”, resumen fuentes republicanas. La primera intervención pública ya como viceconseller ha demostrado cuál va a ser su cometido. En una entrevista en TV3 respondió a Junts por haber calificado los cambios en el núcleo duro de Aragonès de “cosméticos” y para ironizar sobre el llamado gobierno en la sombra que diseñó el socialista Salvador Illa.
“Si me hiciesen hablar de operaciones cosméticas, me imagino otras como la costumbre de la derecha catalana de cambiarse el nombre del partido cada año. Que los convergentes hasta llegar a llamarse Junts hayan pasado por cuatro estaciones sí me parece una operación cosmética porque al final representan sus mismos valores y esconden sus vergüenzas. O cuando el PSC viene a decir lo mismo, a mí lo que me parece cosmético es tener un gobiernillo alternativo para jugar el fin de semana”, replicó Sabrià.
Hace tiempo que en la dirección de ERC había voces que consideraban que al Govern le faltaba un discurso más político y que no podía ser que a menudo quien tuviese que acabar respondiendo a muchas de las críticas de la oposición fuese el propio president. Y menos cuando desde el principio su equipo quiso darle el perfil más institucional posible.
Con la formalización de la candidatura de Aragonès para encabezar las autonómicas se ha querido atajar el debate interno sobre si debía ser Oriol Junqueras el cabeza de lista. El líder de ERC, que sigue estando mejor valorado que el president en las encuestas, ha bendecido la operación. Junqueras tiene 54 años y nunca ha descartado ser algún día el candidato. Pero no tiene prisa.
En el Govern insisten en que su propósito sigue siendo no convocar las elecciones hasta febrero del 2025. Si consigue aprobar los presupuestos, aún en fase de negociación con socialistas y comuns y sin mucha prisa puesto que hay reuniones que se han convocado ya para febrero, la vida de Aragonès puede ser un poco mejor. Tampoco mucho porque continuará teniendo solo 33 diputados y una competición permanente con Junts para aparecer como el mejor negociador ante Pedro Sánchez. Es ahí donde se ha reforzado otra figura, la consellera Laura Vilagrà, a la que se ha ascendido a vicepresidenta para subrayar su papel como interlocutora con el PSOE.
Vilagrà mantiene una buena relación con Félix Bolaños y por sus manos pasa la coordinación de negociaciones que van desde la amnistía al traspaso de Rodalies y el Ingreso Mínimo Vital o la mejora de la financiación. Cada conselleria lo discutirá con el respectivo ministerio pero por arriba siempre estará ella. Algo que ya sucedía antes pero que con los nuevos galones se evidencia aún más.
El retoque del Govern tiene también el objetivo de evidenciar que su propósito sigue siendo acabar la legislatura (nunca un presidente dice lo contrario). Pero, si eso no pasa y Aragonès acaba tropezando con una razón para convocar elecciones anticipadas, su equipo de campaña estará más dentro del Palau de la Generalitat que en la sede de ERC. Y ahí habrá que intentar de nuevo unificar estrategias que no siempre coinciden.
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