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Pequeño test de fin de año

Marea blanca por las privatizaciones ante el Ministerio de Sanidad. / Efe

Beatriz Gimeno

Hoy, por ser mi último post del año, no quiero ponerme complicada, ni triste, ni comentar ninguna de las deprimentes noticias con las que nos machacan día sí y día también. Voy a hacer un sencillo test; pueden contestarme ahí abajo, en los comentarios.

Dígame 5 servicios que funcionen mejor o que sean más baratos después de haber sido privatizados; dígame… 4, 3, 2… 1… Muy bien, dígame uno solo que marche mejor, que cueste menos y sea de igual calidad tras ser privatizado, que ofrezca una mejor prestación a la sociedad, que no sea un foco de corrupción y enriquecimiento de unos pocos.

¿Le parece que la sociedad en su conjunto, la mayoría de la gente, ha salido ganando desde que se privatizó la luz? ¿Es más barata? ¿Ofrecen un mejor servicio? ¿Y qué me dicen del teléfono? ¿Tener varias compañías donde elegir… nos permite pagar menos? ¿Y cuando se privatizan servicios municipales? ¿Opina que su ciudad está más limpia o más sucia? ¿Considera que privatizar implica un ahorro para el municipio? ¿La sanidad de ahora –semiprivatizada y lanzada en barrena hacia la privatización total– es mejor que la sanidad pública que disfrutábamos?

Y no nos olvidemos de la vivienda, cuyo precio depende de la liberalización total del suelo. ¿Piensa que la mayoría de la gente ha salido ganando desde que se liberalizó el suelo? ¿La completa liberalización del suelo le parece que ha encarecido o abaratado el precio de los pisos? ¿Cree que con todas estas privatizaciones hemos salido ganando o perdiendo? ¿Ha ganado alguien con ello? ¿La famosa “competitividad” ha mejorado su vida? ¿Podría vivir sin ella o considera que de ninguna manera?

Ahora pensemos en nosotros y nosotras como trabajadores. Si usted era un trabajador del sector público y recientemente ha visto cómo privatizaban su empresa... ¿Gana más o menos? ¿Han aumentado o disminuido los puestos de trabajo? ¿Las condiciones de trabajo son mejores o peores? ¿Considera que ahora puede disfrutar de iniciativas como el sueldo variable según objetivos? ¿Se siente mucho más realizado ahora que trabaja para una empresa privada en lugar de para el Estado? ¿Está más contento?

Vayamos a las pocas cosas que quedan públicas. ¿Está insatisfecho con, por ejemplo, el agua de Madrid, que gestiona el Canal de Isabel II? ¿Opina usted que si la privatizaran saldría ganando? ¿Considera que sería de mejor calidad o más barata? En caso de que la respuesta sea no a estas dos últimas cuestiones, ¿por qué cree que privatizarían el agua? ¿Y Renfe? ¿Le parece que estaremos mucho mejor cuando sea una compañía privada? ¿Que los billetes serán más baratos, que los trenes correrán más, que estarán más limpios?

Ahora haga un esfuerzo y recuerde cuando todos estos servicios eran públicos o de propiedad común. ¿Se sentía usted oprimido por el hecho de que la luz fuera pública? ¿Se consideraba menos libre por el hecho de que no existiera competencia, de que no hubiera dos o tres grandes compañías? ¿Estaba usted deseando que privatizaran la sanidad para así tener la libertad de poder “escoger” médico?

Pues, nada. Esto es todo. ¿Ve como no hace falta leerse El capital? ¿Ve como ni siquiera es preciso ser un experto en política? Si las respuestas son las normales en cualquier persona, enhorabuena; a partir de ahora puede usted incorporarse a cualquiera de 'las mareas' que intentan evitar el expolio de lo público; puede acudir a las manifestaciones que se convocan y puede usar su voto para defender eso que es de todos. No permita que los llamados 'liberales' le confundan, no les deje ni abrir la boca.

Ya sé que los lectores de eldiario.es no necesitan este test para saber dónde estamos, pero muchas veces la palabrería de los políticos es tan ambigua y mentirosa que no está de más volver de vez en cuando a lo esencial; claro que a esto ellos le llaman hacer demagogia, justo para que lo esencial no se vea.

En fin, esto me lleva a mi deseo para el 2014. Un deseo que creo que es compartido por mucha gente, por la mayoría, y que más que un deseo es una convicción: hay que echarlos. Deseo para mí y para todos y todas que en 2014 seamos capaces de organizarnos bien y de echarlos. Eso sí que sería un feliz año.

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