¿Cómo reaccionarán los mercados a “lo de ayer”?
“Lo de ayer”, o mejor, “lo del sábado” para la posteridad, es decir, el sí del Gobierno de Rajoy a pedir un rescate para la banca, se hizo a contrarreloj con el fin de estabilizar a los mercados durante la semana previa a las elecciones griegas, un posible punto de inflexión en la zona del euro. Aunque los mercados son impredecibles, tal y como se ha demostrado en esta crisis, hay algo que adoran por encima de todas las cosas (casi más que una buena rentabilidad) y son los mensajes claros, contundentes e inteligibles. Tres características de las que adolece por completo el anuncio realizado hasta ahora por el Gobierno.
La “intención de solicitar financiación europea para los bancos que lo necesiten”, tal y como anunció el ministro de Economía, Luis de Guindos, al inicio de su intervención, deja muy poco claros los términos del rescate financiero. Pero más que por un afán ocultista, la inconcreción parece responder a que el grueso de la negociación de la ayuda está aún en el aire. Un aire que puede hacer muy pesada la digestión de la noticia por parte de los inversores.
Hay variables indispensables que los mercados necesitan conocer para hacer sus cálculos de riesgos y rendimientos. En primer lugar, la fecha del rescate, un sencillo dato que aún es un misterio. España accedió a reconocer su petición de ayuda el sábado ante la asfixiante presión de Bruselas (canalizada mediante una manipulación mediática de libro) pero se niega a hacer la solicitud formal antes de conocer la cifra de necesidades de capital que le van a dar las auditoras Roland Berger y Oliver Wyman. Esperar a estos informes es un baldío ejercicio de soberanía, pero parece que De Guindos se ha empeñado en amortizar los contratos millonarios que se han llevado las dos firmas. more
La fecha prevista para que Roland & Oliver publiquen sus resultados está fijada para el 21 de junio, pero ayer varias fuentes europeas filtraron a medios extranjeros que la petición del rescate se hará antes. Es fácil entender que si hasta el mismo Fondo Monetario Internacional cambió la fecha de publicación de su informe, también lo tendrán que hacer ambas auditoras, que desde hoy trabajarán a varios turnos como en la recta final de las grandes obras del AVE.
Otro elemento básico que requieren los inversores para calibrar las bondades del rescate es saber cuánto, a cuánto y por cuánto tiempo. La cifra de 100.000 millones de euros es un techo fijado por el Ejecutivo, pero tal y como dejó entrever De Guindos, la cifra definitiva estará algo por debajo y será, precisamente, la que se calculará con los estudios de las auditoras.
Los intereses y los plazos están siendo aún negociados y además, dependerán, como el pez que se muerde la cola, también de la cifra y del momento en el que el Gobierno haga la solicitud formal. Según publica El País en su edición del domingo, el tipo de interés puede estar sobre el 3%, lo que sería un tipo muy ventajoso para España ya que, una vez descontada la inflación, casi le saldría gratis. Pero esta cifra es orientativa porque es todavía uno de los núcleos duros de la negociación con Europa.
El cálculo del 3% de interés tiene buena pinta si se toman los términos de los rescates europeos anteriores y las condiciones actuales del mercado. Si España solicita el rescate al Mecanismo Europeo de Estabilidad (ESM por sus siglas en inglés) que comienza en julio (otra cuestión que no está clara como veremos en el siguiente punto), el precio final vendría de repercutir el coste de endeudamiento del propio fondo, es decir, lo que le cueste conseguir al ESM financiación en los mercados, más los costes de establecimiento del crédito y un pequeño margen.
A Grecia se le impuso un margen inicial de 300 puntos básicos sobre el coste de financiación, que luego se tuvo que reducir a la mitad para no estrangular la economía del país. Según fuentes próximas a la negociación, Alemania, Holanda, Finlandia y Austria se niegan a volver a dar un préstamo en tan buenas condiciones (150 puntos básicos) pero España está presionando para conseguir este diferencial.
Si se toma el precio al que cerró el bono alemán el viernes (alrededor de 1,34%) y se asume que el interés al que se endeudará el ESM será a un coste similar, se puede proyectar que el interés a diez años del fondo de rescate estará alrededor del 1,6%-1,7%. Una vez sumados los costes de formalización del préstamo más el margen de 150 puntos básicos, la cifra final a la que España podrá acceder a esta línea de crédito estaría, efectivamente, algo por encima del 3%.
En cualquier caso, los mercados, que de suyo tienen mucha prisa, no quieren tener que hacer estos cálculos pseudoproféticos y todo indica a que abrirán el lunes sin saber en realidad cuánto penalizará los términos del rescate a la economía española.
Las condiciones se clarificarían en buena parte si se hubiera anunciado a qué fondo de rescate va a pedir España el dinero. Si al actual mecanismo, el EFSF, o al que entrará en vigor en julio, algo que, de nuevo, ha sido deliberadamente omitido.
Si el Gobierno recurre al fondo actual, la condicionalidad (las exigencias que pueden imponerle los vecinos) es menor, pero la mayor parte de los términos para la concesión de créditos ya están cerrados, lo que le llevaría con casi toda seguridad a pagar un interés mayor del 3%. Si se decanta por el mecanismo de julio, aún le queda tiempo para seguir rebajando la factura de los intereses (fundamental para que la operación le salga incluso rentable y no vaya a déficit) pero las exigencias son mucho más duras y sí pueden conllevar condicionalidad, incluso macroeconómica.
La agencia de noticias Dow Jones aseguró el sábado que España pedirá la mitad del rescate a uno de los fondos y la otra mitad al otro. Un auténtico desbarajuste que no puede ser menos del gusto de los impacientes mercados. La elección de uno u otro fondo afecta además a la facilidad con la que España colocará su deuda en los mercados. El mecanismo que arranca en julio dice que los vecinos europeos serán acreedores prioritarios en caso de que España (u otro país rescatado) incumpla sus pagos.
Esto desincentiva a los inversores a comprar deuda, ya que no son “senior”, es decir, no se sitúan los primeros en la cola para cobrar la deuda que España deberá emitir para acceder al crédito.
Sumado a toda esta incertidumbre, tampoco está claro qué entidades financieras pedirán la ayuda, cuánto le tocará a cada una ni cuántas provisiones tendrán que aportar de su bolsillo. Demasiadas nebulosas para una semana tan frágil para la estabilidad del euro. La conocidad irracionalidad del mercado es impredecible. En apenas unas horas veremos...
23.30
Los primeros cruces del euro-dólar en la noche del domingo han dado como resultado una subida de la cotización de la moneda única europea, que al filo de la medianoche se cambia a 1,265 frente al billete verde. A priori, esta puede ser una señal de que al menos una parte del mercado ha comprado el mensaje de Bruselas y cree que con esta operación se refuerza a España y al euro, lo que llevaría los mercados al alza.
Con todo, los inversores de divisas, bonos y renta variable tienen unos perfiles muy distintos y habrá que esperar al lunes para saber si el rescate ha calado en las tres esferas. La perspectiva de más deuda pública española inundando el mercado puede afectar al diferencial de la prima de riesgo (en este caso bajándola o subiéndola si se cree que el nivel de deuda llegará a límites peligrosos).
Tampoco está claro el efecto en la banca, por un lado rescatada pero por otro, según se desprende del anuncio del Gobierno, obligada a pagar altos intereses por este rescate además de aumentar sus provisiones, lo que podría mermar sus beneficios y penalizar sus cotizaciones. En definitiva, que aún queda esperar unas horas más para conocer el efecto inmediato del anuncio y varias sesiones de bolsa más para asegurar que los detalles que se vayan conociendo gustan a los inversores.
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