Trap de la mujer de la limpieza
“Nana se vino para España, estaba de interna mi parcera colombiana, estaba entusiamada, no sabía que su empleadora se iba a convertir en su primera acosadora. La hostiga todo el día, no respeta su intimidad, le dice hasta la ropa que tiene que utilizar. Nana está cansada, siempre es la misma amenaza: hazme caso guarra que te tiro de la casa”.
Gala Jazmín, de AIPHYC
Este 8M no hay huelga feminista en España porque al parecer nos han vendido el cuento de que los domingos en España no se trabaja. Que no se trabaja, dice. Quizá solo unas cuantas privilegidas puedan descansar los domingos, las demás trabajamos, no solo haciendo jornada extra para seguir dando vueltas como ratones en la rueda del capitalismo, sino que trabajamos cuidando gratis de la familia, de los niños y los adultos mayores. Pero no llores por ti ni por mí, porque hay mujeres que no tienen ni los derechos del resto de mujeres trabajadoras y deben trabajar como esclavas en pleno siglo XXI.
Recuerdo las dos últimas huelgas en Madrid, cuando todas gritábamos “si nosotras paramos, se para el mundo”, y dejábamos de hacer lo que hacemos remuneradamente para salir a manifestarnos a las calles, las trabajadoras de la limpieza de este país, migrantes, muchas sin papeles, muchas todavía sin derechos, nos dieron una lección de feminismo contándonos por qué ellas no podían dejar sus precarios trabajos, por qué ellas no podían parar y por qué el feminismo tenía que ser con ellas, por qué la lucha debía ser antirracista o no sería, por qué teníamos que cambiar las condiciones económicas y sociales de todas para poder hablar de igualdad.
Estas mujeres son la otra revuelta feminista, las que le recuerdan a Europa su largo historial de violencia colonial aún en activo. Europa ha mostrado toda su obscenidad y su desvergüenza estos días, lanzando bombas lacrimógenas y disparando contra familias enteras que huyen del hambre y de la guerra. Son las mujeres migrantes y sus hijos quienes reciben el mayor ensañamiento, pero ni llegando se llega a buen puerto: violadas en el viaje, maltratadas en la frontera, despojadas de sus criaturas al llegar y luego esclavizadas en hogares europeos, por hombres y mujeres –donde deben aceptar condiciones laborales injustas como 16 horas de trabajo interno a cambio del salario mínimo, sin paro, sin prevención de riesgos laborales, para garantizarse la documentación–, sus vidas y sus lucha políticas son ejemplo de resistencia.
Esas mismas mujeres, si logran quedarse, deberán soportar aquí otras violencias, la institucional, la jurídica, la de la Ley de Extranjería. Y, claro, la infaltable violencia de género. Una amiga mía, sudaka como yo, me contó que su exmarido para amenazarla con que volviera con él le mandaba fotos del CIE de Aluche diciéndole que ahí iba a terminar si lo dejaba. Hablo también de la violencia que reciben las trabajadoras de la limpieza sudakas a quienes sus empleadores, muchas veces otras mujeres, les preguntan si tienen hijos aquí o en sus países y solo las contratan si sus hijos están lejos. Les preguntan si tienen pareja y si lo ven mucho. Les eligen la ropa que deben ponerse, les piden disponibilidad 24/7, les limitan la vida personal al máximo, las despiertan a media noche para pedirles más trabajo o para acosarlas sexualmente, las hostigan e invaden su intimidad hasta expulsarlas.
No hay nada dócil, ni servil, ni ceniciento, ni esclavo en “Esto es lo que nos mueve”, el potente y revulsivo temazo de trap –tan alejado del estigma y del prejuicio que se tiene sobre estas mujeres– surgido del trabajo de creación colectiva dentro de la “Comisión Laboral” de la “Assemblea Feminista 8M” de Valencia, y que han lanzado las compañeras este 2020 de revuelta feminista para visibilizar así la realidad del sector laboral del Trabajo de Hogar y Cuidados, y que inspira esta columna.
La argentina Gala Jazmín canta aquí a las vidas e historias de sus hermanas, de Alma, de Nana, de Patricia, de Marcela y su propia vida como externa dejando las casas limpias. Y piden a ritmo de trap al Gobierno español la ratificación inmediata del Convenio 189 de la OIT, porque esto es lo que las mueve y debemos recordarlo y bailarlo y cantarlo en vísperas del 8 de marzo: condiciones dignas de trabajo y fin de la esclavitud. Porque sin ellas no se mueve el mundo.
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